Lo hizo cuando finalizaba el alegato del abogado de la familia de la víctima. Al igual que el fiscal, pidió que sea condenado a perpetua.
“Yo no la violé, no la empalé, ni nada”. El grito de Matías Farías (25), acusado de ser el autor material del crimen de Lucía Pérez (16), rompió el alegato del abogado de la familia de la víctima y la calma del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Mar del Plata.
Segundos antes, y así como lo había hecho el viernes pasado el fiscal durante su alegato, el abogado de la familia de Lucía Pérez, Gustavo Marcelliac, también había pedido que Farías fuera condenado a prisión perpetua.
Tras el grito del acusado, los jueces del Tribunal Criminal Oral 1 de Mar Plata ordenaron que lo desalojaran de la sala, según informó Télam. Pero lejos de calmarlo, Farías enfureció aún más. Mientras los penitenciarios lo retiraban del recito, volvió a gritar: “Me estás pidiendo perpetua de onda y yo no mate a nadie, ni violé a nadie, ni nada”.
Farías (25) está procesado por “abuso sexual agravado por el suministro de estupefacientes seguido de muerte en concurso ideal con femicidio” de Lucía Pérez, ocurrido en Mar del Plata en 2016. El juicio por el crimen de la menor comenzó el 30 de octubre pasado y para este martes se espera el alegato de la defensora oficial María Laura Solari. Es un caso emblemático: en 2016 provocó el primer Paro Nacional de Mujeres en la Argentina.
Durante su alegato, el abogado de la familia Pérez, pidió penas de prisión perpetua para Farías pero también para uno de sus cómplices: Juan Pablo Offidani (43). Para Alejandro Maciel (61), solicitó una condena de cuatro años y medio, informaron este lunes fuentes judiciales.
Para Marcelliac, Farías fue el autor del abuso sexual y femicidio, mientras que Offidani actuó como partícipe necesario. A los dos los acusa de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y por realizarse en cercanías de una escuela, y abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso ideal con femicidio.
En tanto, a Maciel lo consideró encubridor, por lo que reclamó una pena mucho menor.
El alegato
Fueron casi dos horas en las cuales el abogado aseguró estar ante un caso de “violencia extrema”. Además, consideró que “no es importante si Lucía murió por el dolor que le provocó el abuso sexual o si fue abusada con un objeto”, y resaltó que se está ante “adultos que reclutaban menores en la puerta de una escuela para venderles droga y satisfacer sus necesidades sexuales”, en el marco de “un juego perverso y cruel” que terminó con la vida de la adolescente.
“Está probado que Farías y Offidani eran socios en la venta de estupefacientes. Está probado el abuso sexual, con Farias y Offidani como protagonistas. Está probada la violencia contra la mujer y el uso de estupefacientes”, agregó el querellante.
Para el letrado quedó también probado el “acceso carnal brusco, bajo parámetro de cosificación de la mujer” y consideró que Offidani era consciente de que Farías estaba abusando de Lucía y que su propósito era seguir luego él.
Tras el alegato de la querella, los jueces Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas pasaron a un cuarto intermedio hasta mañana, cuando será el turno de alegar de la defensora oficial María Laura Solari.
El caso
El viernes pasado, el fiscal Daniel Vicente pidió prisión perpetua para Farías, pero para Offidiani, reclamó 18 años de prisión como partícipe necesario de ese delito, y la absolución de Maciel, ya que durante el juicio los especialistas descartaron que el cuerpo de la menor haya sido lavado.
La hipótesis de la fiscalía es que Lucía conoció a Farías y Offidani un día antes de su muerte, el 7 de octubre de 2016, cuando ellos se acercaron a través de una amiga de la Escuela Media 3 local para venderle un cigarrillo de marihuana.
A la mañana siguiente, ambos pasaron a buscar a Lucía por su casa y se fueron hacia Racedo al 4500, del barrio Alfar, donde vivía Farías y donde la chica habría sido drogada y abusada sexualmente.
Luego, los imputados llevaron a Lucía en una camioneta a la Unidad Sanitaria de Playa Serena, adonde llegó sin signos vitales.
Fuente: Télam