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Visto, oído y comentado en el H.C. Delirante

Pulti abucheado ante una platea distinguida. Fue un papelón institucional.Le hicieron la cama, y creen que hasta Mariotto estuvo de acuerdo. ¿Quién fue el monje negro? Las sospechas apuntan a “Diegote”. Magistrados y fiscales entre indignados, indiferentes y sonrientes. ¿Por qué Pulti y Artime no aparecen juntos?

Nadie vuelve de una silbatina. El intendente Pulti todavía no digiere el mal momento que vivió en la Facultad de Derecho, cuando fue reprobado y abucheado por asistentes a una charla sobre la creación de la Policía Judicial. Pulti recordó enseguida que lo mismo le pasó a Mario Russak en el Estadio Mundialista, durante la inauguración de los Juegos Panamericanos.  Para muchos ese fue el quiebre político de Russak, que se presentó luego para la reelección y sacó el 6 % de los votos.

Prevenir es mejor que curar. Rápido de reflejos y cargado de bronca, extremó los recaudos para no exponerse públicamente junto a Marcelo Artime, quien siente orgullo por ser un gran amigo de Amado Boudou. A Pulti lo desvela vivir otra situación como la ocurrida, dado que sabe lo que significa ese tipo de manifestaciones cuando se extienden y se convierten en rutina. No se le ocurriría ahora por ejemplo aparecer en una foto junto a Boudou y Artime.

La historia se repite. Pero no es el único caso, ya el ex intendente Katz en el pico de su relación con Néstor Kirchner, no sabía cómo esconder a Margarita Stolbizer, y hasta apagaba la luz de su despacho. Margarita recorría desde su militancia radical la provincia, mientras que Katz era uno de los impulsores del movimiento transversal del pingüino mayor. Por eso no extraña que Pulti y Artime no estén juntos para las fotos. Si ambos fueron silbados en un mismo acto, sería un franco retroceso en sus aspiraciones políticas futuras.

Fue la carcajada judicial. Pulti en la Facultad de Derecho se comió “flor de garrón”. Jueces, fiscales y abogados, hicieron la comidilla de la noche, adjudicándole al hecho una clara intencionalidad política, en un episodio más del enfrentamiento entre Scioli y Mariotto. Este último anunció “sobre la hora” que no podía viajar. Sin el vice bonaerense, la reunión perdió importancia, y en rigor a la verdad, todos los presentes se sintieron usados.

El monje negro. Quienes conocen la entretela de la política local, atribuyeron a un operador político de Mariotto, el denuesto sufrido por el intendente municipal. Y le pusieron nombre y apellido al responsable. El ex concejal Diego Garciarena, convertido en empleado administrativo de la Cámara de Senadores, se llevó todas las evidencias como autor de la travesura, algo muy común en él, como político universitario.

Ahora rema como un K con jinetas. A las órdenes de Mariotto, tiene como objetivo excluyente, desgastar a Gustavo Pulti. Garciarena se desprendió de la UCR a medida que los radicales fueron perdiendo poder. Zigzagueante, pendular, supo ser alfonsinista, ahora el negocio de la política lo ha llevado por otros lares ideológicos y trabaja con ahínco para que el Frente Para la Victoria, gane las legislativas en 2013 y la intendencia en el 2015.

¿Promoción o descenso directo?  No le hace asco a nada, mientras provenga del movimiento nacional y popular. En algún momento, su fantasía era que Pulti lo colocara en la Secretaría de Gobierno, pero no mojó y debe seguir participando. En la foto de la interna del FPV quedó como el San Lorenzo de Caruso,  casi en el descenso directo. Todo tiene que ver con todo. Garciarena subterráneamente arma la inteligencia para disminuir a Scioli y Aldrey, o por lo menos, todos le apunta a él.

 

 

 

 

 

 

 

 

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