Indirectamente se ha convertido en un clásico, por méritos propios y ajenos. Artime ha entrado en un exceso de perfil bajo, o lo conmociona el “affaire” de Aimé. Quilombos no le faltan en la Secretaría de Gobierno, pero no se luce. ¿Le pusieron un gendarme político?
Más perdido que una llave. Viene mal pisado el ex presidente del Honorable Concejo Deliberante. El arquitecto Marcelo Artime, asumió (según el mismo le dijo a mdphoy.com) como secretario de Gobierno, para demostrar que “está para cargos ejecutivos” y prepararse para ser el sucesor de Gustavo Pulti, o lo que pinte para ser sinceros, a esta altura del partido y del itinerario político junto a Amado Boudou. Está muy de capa caída, el referente máximo en la ciudad, del vicepresidente de la Nación.
Russak lo promocionó como joven brillante. El conchabo público de Artime arrancó bajo la intendencia de Mario Roberto Russak, quien lo premió por su actividad como miembro de la juventud de la UCeDé, una especie de “La Cámpora” (pero sin fondos) deprimida de la década del ´90 (¿a propósito dónde está la Juventud de Acción Marplatense? Artime se fue apoltronando en el Concejo Deliberante y desde la presidencia, se fue proyectando con alguna repercusión positiva, siempre expectante, no logró el espacio que cree merecer. Como dijo Diego “me cortaron las piernas”; Pulti no le dejó crecer las alas.
Y como canta Arjona. Vamos aclarando el panorama con estos “asunticos”. Artime a seis meses de su asunción está un poco desdibujado, un poco menos que inexistente, pero hay que estar en el cuarto piso. Tiene (como Scioli) un comisario político a la orden de Gustavo y Lucila. Es decir que tiene la cancha marcada por Martín Aiello, que hace sus primeros palotes en gestión ejecutiva, un debutante sin experiencia en un sillón caliente como la Subsecretaría de Gobierno. No alcanzan las mangueras ni los trajes de bomberos, para apagar los incendios y no precisamente el del predio de disposición final que lleva ya un mes.
No hay sintonía fina. Nadie aparece con una solución y la gestión se complica. Hoy está opacado por el ascendente doctor Adrián Alveolite, quien por la propia inacción y omisión del arquitecto, cobra cada vez mayor protagonismo, a expensas del papel de la Secretaría de Gobierno. ¿Acaso Artime teme ser descabezado? Siempre tremendistas los pasillos del Palacio, pero no debería ser para tanto, aunque no hay sintonía fina con la Privada.
Pero vamos con las pruebas al canto. Hay problemas muy serios con licencias de conducir, tan serios que sobrevuela alguna denuncia penal, por documentación trucha en la órbita de un protegido por el S.I.M. Artime lo sabe. Bruzzetta le metió por izquierda un pedido de reconsideración en el Concejo. Artime nunca lo quiso a Bruzzeta. Los cajones de las verdulerías no se acomodan nunca y hay más voluntarismo o capricho que un proyecto serio. Artime no lo comparte. Empresarios del transporte han advertido por carta documento, que le iniciarán acciones legales por falta de aplicación de su poder de policía. Artime lo sabe. Hay barrios enteros que protestan por la inseguridad. Un destacamento policial destruido en el Barrio Centenario, un colectivo y todos los pasajeros asaltados, muy cerca de allí. Artime lo sabe. Para colmo se fue en anuncios con la recuperación de PADELAI, y en la señera institución casi no lo registran. El “feeling” con Claudia Rodríguez no es el mejor, en realidad nunca estuvo de acuerdo con la designación de la ex patinadora, él en realidad hubiera preferido alguien más sabihonda, aunque bueno es lo que hay. Encima no desiste en sostener que Santiago “Buonanotte” Bonifatti “se debe hacer cargo de sus cagadas” (textual). La Fundación Veinte20 es un misterio, dicen que entran todos en una cabina telefónica. Hay quienes ya ven más futuro para Artime en Ciccone que en Yrigoyen 1627. ¿Será para tanto?