Las dudas que dejó el manejo del HCD. Artime molesto con las caras repetidas de las protestas sociales. Un mal momento para diferenciarse, ahora en el movimiento nacional y popular. Jugar en primera, es dar examen todos los días.
Impericia, desprolijidad e intolerancia. La última sesión del Concejo dejó un mar de dudas, sobre la procedencia de tratamientos clave para la ciudadanía de General Pueyrredón. Tarde o temprano, habrá que apelar a la sintonía fina, al ajuste, a vivir con lo nuestro, precisamente el sentido inverso al viento de cola que tuvo la MGP.
Sensación de desborde. Más allá de las manifestaciones públicas, desórdenes y actos de vandalismo registrados en el recinto, se observó que no hubo capacidad de manejo, y hasta ciertos grados de intolerancia política. Una de ellas fue la del secretario de Gobierno, arquitecto Marcelo Artime, un devoto de Aimé pero sin juego propio. Artime estuvo poco feliz en declaraciones radiales.
Pero cambia todo cambia. El ex presidente del HCD fue capaz de colgar cuadros de dictadores, descolgarlos, rendirles homenaje a héroes de Malvinas y luego canjearlos por exigencias de organizaciones de derechos humanos. No debería resultar raro, conociendo su procedencia, pero cambia, todo cambia, según el dominio de la caja.
No son caras extrañas. “No entiendo María Delia, hay caras que son siempre las mismas, están reclamando por el boleto, por el aumento de tasas, por la pesca, están en todas”, dijo Artime a una insidiosa conductora radial, que lo acosaba con los nombres. Artime no los mencionó pero era obvio que se refería a Roberto Villaola y a Chacho Beerrozpe, dos clásico de las protestas, pero que ahora le molestan al secretario de Gobierno, obligado a dar respuestas como responsable desde el cuarto piso, al cual llegó para demostrar que puede ser intendente en 2015.
De figuras repetidas. Cuestionar por la presencia callejera de Villaola y Berrozpe, como líderes de protestas sociales locales (sin hacer juicio de valor) para Artime sería como cuestionarse así mismo, con un mínimo de autocrítica, que tanta veces ayuda. El hombre de Boudou en Mar del Plata, tendrá más oportunidades para demostrar que una de sus especialidades, es atender de ambos lados del mostrador.
Cuando un espacio queda grande. Y además, su rostro, como los de Villaola y Berrozpe, llevan años viviendo de lo mismo, ¿por qué debería extrañar, sus presencias en protestas populares? Han sabido ganar su espacio en la calle, y no encerrarse en exclusivo restaurante, en selecta mesa chica que discutió la “re – re” de CFK cuyo inspirador es el vice de la Nación. A Marcelo le vendría bien aprender aquello de vivir y dejar vivir, en su pago chico.