El Conurbano bonaerense enfrenta una alarmante realidad: Uno de cada tres trabajadores busca empleo, según los últimos datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Esta cifra, que representa el 34.4%, resulta de la suma de la tasa de desocupación (9,1%), la ocupación demandante (16,7%) y la subocupación demandante (8,6%). Comparado con el promedio nacional, que es del 31,7%, se evidencia una problemática particular en esta región del país.
La situación laboral en el Conurbano es un reflejo de las dificultades estructurales que atraviesa la economía. Mientras la desocupación sigue siendo un desafío, la alta ocupación demandante indica que gran parte de los trabajadores empleados no están satisfechos con sus condiciones actuales y buscan mejores oportunidades. Además, la subocupación demandante resalta el hecho de que muchas personas no encuentran suficiente trabajo, o bien, están en empleos de pocas horas que no cubren sus necesidades básicas.
A nivel nacional, el porcentaje de trabajadores que buscan empleo también es elevado, pero el contraste con el Conurbano refleja las diferencias económicas y sociales entre las distintas regiones del país. Este 31,7% nacional se distribuye entre una desocupación del 6,9%, ocupación demandante del 15,8% y subocupación demandante del 9%.
La necesidad de políticas específicas para el Conurbano
Para atender esta compleja realidad, se requieren políticas públicas que apunten a generar empleo genuino y mejorar las condiciones laborales de quienes ya están empleados pero buscan mejores oportunidades. Las demandas de los trabajadores del Conurbano no solo están relacionadas con la creación de puestos de trabajo, sino también con la calidad y estabilidad de esos empleos.
El desafío para las autoridades será equilibrar las necesidades de estos trabajadores con las políticas económicas a nivel nacional, con el fin de cerrar la brecha entre el Conurbano y otras regiones del país.
La falta de empleo no solo impacta en las cifras de desocupación, sino que también está fuertemente vinculada con los niveles de pobreza y exclusión social, agravando la situación en el Conurbano. Otro de los problemas estructurales que enfrenta esta región es la alta tasa de informalidad laboral, que deja a muchos trabajadores fuera del sistema de protección social y sin acceso a beneficios como jubilación o seguro de desempleo.
Sectores clave para la economía del Conurbano, como la construcción y la industria textil, son especialmente vulnerables a estos problemas de empleo, afectando a miles de trabajadores que dependen de ellos. Si bien la tasa de desocupación en la región ha ido cambiando en los últimos años, los indicadores actuales muestran una tendencia preocupante en cuanto a la búsqueda de empleo, reflejando una situación que parece estancarse en un ciclo de vulnerabilidad.
El aumento del desempleo y la presión creciente sobre el mercado laboral
El informe del CEPA (Centro de Economía Política Argentina) sobre el mercado laboral en el segundo trimestre de 2024, también brindó un análisis alarmante. Primero, analiza la evolución de la tasa de desocupación, que aumentó al 7.6%, un alza de 1.4 puntos porcentuales respecto al mismo trimestre de 2023, rompiendo la tendencia a la baja pospandemia. Este aumento se debe al crecimiento de la PEA, que incorporó 406 mil personas, frente a la creación de 190 mil nuevos empleos.
La segunda parte estudia las tasas de actividad y empleo. La tasa de actividad creció 0.9 puntos porcentuales, ubicándose en 48.5%, mientras que la tasa de empleo registró un leve incremento de 0.2 puntos porcentuales, alcanzando 44.8%.
En tercer lugar, el informe distingue entre ocupados registrados y no registrados. En 2024, el empleo con descuento jubilatorio creció un 1.4%, mientras que el empleo sin descuento cayó un 0.8%, contribuyendo al aumento del desempleo.
Finalmente, el informe aborda la población ocupada demandante y subocupada, que presentó un leve descenso (-0.2 p.p.) y un incremento (1.2 p.p.), respectivamente. Esto, sumado al aumento de la desocupación, elevó la presión sobre el mercado laboral en un 6.6%.