Una red de veterinarios en catástrofes de reciente formación está desplegando un arduo trabajo voluntario en los incendios de Corrientes para rescatar, curar y asistir a los animales –tanto silvestres como de producción- que “también son víctimas en los desastres” y para los cuales pusieron en marcha también una colecta de alimentos, una vez abastecidas las necesidades de medicamentos y descartables.
“El panorama que nos encontramos es realmente muy triste, nosotros tratamos de concentrarnos en los animales que están vivos, que es lo que nos sostiene y nos impulsa, pero si te quedás con lo que se publica sobre animales quemados o atropellados en la ruta, nos quedaríamos paralizados”, dijo a Télam la integrante de la Red de Veterinarios en Catástrofes, Andrea Santamarina, con la voz quebrada por la emoción.
“Hacemos todo lo que se pude con la mejor onda, pero eso no quita que duela”, agregó esta médica veterinaria y perita del Superior Tribunal de Justicia de Corrientes que varias veces tuvo que interrumpir el diálogo telefónico para toser por encontrarse trabajando en medio del humo que envuelve a la localidad correntina de San Miguel, a 160 kilómetros al este de Corrientes Capital.
Santamarina explicó que además de la “asistencia a los animales lesionados por quemaduras o por heridas de diferente índole” a través de curaciones y aplicación de remedios o suero, los veterinarios en catástrofes realizan también “provisión de medicamentos (para proseguir tratamientos), asistencia por hidratación”, como así también acopio de donaciones en los colegios veterinarios de sus localidades para su posterior distribución.
Conformada por unos 80 profesionales de todo el país, la Red de Veterinarios en Catástrofes se plantea como un espacio tanto para la “formación del abordaje de la temática” y revalorización del rol de las y los veterinarios en estos contextos, como de desarrollo de acciones “tendientes a colaborar en situaciones de catástrofes ambientales”, según explicitan en su grupo de Facebook.
El presupuesto básico es que “los animales también son víctimas en los desastres y necesitan atención veterinaria”, por lo cual “la preparación para actuar en situaciones de emergencia es parte de la capacitación profesional”.
“En Corrientes tenemos ahora veterinarios en terreno en cinco lugares: Caa Catí, Ituzaingó, San Miguel, Santo Tomé y Virasoro, a partir de un listado que armamos con 40 veterinarios de Chaco y Corrientes dispuestos a trabajar en sus localidades y zona de influencia para no dejar zona sin cubrir”, señaló a Télam Javier Aranda, coordinador del sector Noreste de la Red.
El médico explicó que toda la atención primaria se realiza en el terreno porque “con el estrés que tienen los animales se trata de no movilizarlos mucho”, pero aún así en muchas ocasiones se dificultan las intervenciones.
“Ayer tuvieron que llegar a un casco de estancia cerca de Caá Catí que estaba muy afectado y tenía muchos animales, pero no se podía entrar en auto sino solamente a caballo, y como en el campo tenían cuatro caballos sanos y los estaban utilizando (para movilizarse) les dejamos en la tranquera un botiquín armado para que hagan las curaciones los propios peones”, contó.
En cuanto al protocolo seguido al arribar a cada lugar, precisó que “lo primero es evaluar la situación”, es decir, “el grado de lesión de cada uno de los animales, el nivel de dolor e inflamación” así como “si está deshidratadas o no”, y luego “se utilizan medicamentos para cada una de las cosas”.
“Cada medicación que puedas aplicar, cada suero que puedas pasar, cada botiquín que pudo hacer llegar hasta el productor, cada animal atendido, es un logro para nosotros por toda la dificultad que implica” trabajar en este contexto, apuntó Santamarina.
Aranda explicó que, en función de la enorme respuesta solidaria, ya no requieren más donaciones de insumos hospitalarios (medicamentos y descartables) y más bien las necesidades pasan ahora por disponer del alimento suficiente para que los animales sobrevivientes no mueran de inanición por la falta de agua, granos, pastos y vitaminas.
“Lo más urgente fueron los animales dañados, quemados, pero ahora hacen falta algunos medicamentos específicos y alimentación para los animales, porque no tienen pasto, se quemó todo”, manifestó.
Puntualmente, necesitan alfalfa, maíz quebrado y entero, sustitutos lácteos para terneros y potrillos que quedaron huérfanos, suplementos vitamínicos para grandes animales, colirio con antibiótico para tratar los problemas oculares ocasionados por el humo, hierro y calcio inyectable, entre otras cosas.
“A nosotros en la región se nos están muriendo animales por falta de pasto y encima nos acercamos al otoño, durante el cual el crecimiento del pasto será más lento y peor todavía cuando llegue el invierno, donde prácticamente será nulo”, afirmó Santamarina, quien se desplazó unos 190 kilómetros desde su localidad de El Sombrero para ofrecer su trabajo voluntario en San Miguel.
Aranda, por su parte, viaja permanentemente desde la ciudad de Resistencia donde vive, acompañando el traslado de camiones con donaciones recabadas en colegios y consejos veterinarios de todo el NEA.
“Nuestra idea no es mostrar tanto los animales lesionados ni dar lástima sino realzar nuestra profesión a través de la acción de médicos veterinarios que muchas veces no se ve, a pesar de que somos una pata más en la atención de las catástrofes”, aseguró.
Añadió que “además, cuando vos tenés una catástrofe como ésta luego vienen los problemas sanitarios tanto humanos como animales, porque con el déficit de agua y alimentación, más la aparición de alimañas que se acercan a los lugares donde están las personas a comer o tomar agua, empiezan las enfermedades emergentes, como pueden ser la leptospirosis y otras”.
Las donaciones en dinero se deben transferir a la cuenta del consejo de veterinarios de corrientes – CBU: 0940099310001310280026 – o se puede coordinan llamando al teléfono: 379-4434464.
Las donaciones materiales se reciben en los colegios o consejos veterinarios de cada localidad.