Nadie en este país desconoce cómo y quiénes, encubaron la pobreza durante más de una década. Tampoco se desconoce quiénes están comprometidos seriamente con la democracia, la República y sus instituciones. También existen experiencias, sobre las conspiraciones que han obrado como factores de desestabilización en el pasado.
Que dos de los obispos en la víspera de la Jornada Social, organizada por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, hagan prensa con una foto que se difunde a través de sus canales oficiales, sobre la presencia de monseñor Gabriel Mestre y el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, presidente de la Conferencia Episcopal, en el predio de disposición final fue un anuncio que sonó a cuál sería el tono de las expresiones. Todo bajo un título que terminó siendo presuntuoso “Democracia, un camino de servicio a los pobres”, un vinculo atado caprichosamente en este caso. Nadie ignora quiénes tienen el botón de la incubadora de pobres y quiénes se sirven de ellos en nombre de la democracia.
En esta agenda, la corrupción no estuvo como tema, por lo tanto vincular a la democracia como una deudora de los pobres es un exabrupto, ya que en ese contexto no se pueda excluir a la corrupción como tema central, cuando se trate de comenzar a explicar el por qué y cuánto mide la pobreza. Visitar el predio de disposición final de residuos de General Pueyrredon, es una invitación a pensar que hubo una tendencia previa, que lamentablemente luego se confirmó, no fue el azar.
Estaban por anticipado todas las fichas puestas para las condenas y las sentencias. Había que abrigarse con la democracia y los pobres. Fue el arco elegido, en un curso donde se auspició el carácter del paro general, del que esta vez formaron parte todas las CGT, los triunviros, aquellas enroladas en la izquierda y que coquetearon con los K, y las organizaciones sociales integradas por los denominados piquetes, que subidos a reclamos legítimos visibilizan los mismos, torturando la vida de millones de argentinos que trabajan, estudian, viajan, van a hospitales y escuelas públicas, etc.
Para nada se trata de suscribir ni de ignorar que la estamos pasando muy mal social y económicamente. Que es necesario admitir también que no ha sido el fruto de un exceso de optimismo, sino de una torpeza inimaginable del gobierno nacional. En 30 meses hay mucho tiempo para hilvanar otro tipo de certezas. “El estado del Estado” fue una burla, una explicación tediosa, que nadie leyó.
Claramente, se le ha ocultado a la sociedad argentina cuál era el cuadro real de situación a diciembre de 2015. Cuando se terminó el financiamiento para ese descalabro, hubo que llamar a las puertas del FMI. Todo fue activado en la retirada del poder en 2015, pero a partir de entonces la guía duranbarbista, prefirió no molestar más a los agobiados argentinos. Craso error que estamos pagando entre todos. También sobrevendrán gravosos costos políticos difíciles de amortizar.
Y ahora surgió una corrida cambiaria, que atrasó los sueldos, devaluó el peso y nos ubicó en el pelotón de los países que más sufren en el mundo el fenómeno de la inflación. Las condiciones que ahora habrá que cumplir, son las que se han resistido, las que no se han contemplado en estos 30 meses, y que ahora las oportunistas tribunas vociferan como la pobreza que manejaron en la incubadora, utilizando la Iglesia, los sindicatos y movimientos sociales como colectivos de una demanda válida.
En esto que ocurrió en el Hotel 13 de Julio, viernes, sábado y domingo, con sus amplificaciones, como así lo esperan, en la prensa nacional, sobrevoló también el tratamiento de la ley de despenalización del aborto. ¿Qué otro tema puede impactar en Su Santidad cómo que se legalice el aborto en su país natal? Es una sensibilidad imposible de apartar en este escenario. A Francisco, el Papa, lo atrapó siempre la política nacional, y se ha sumado como protagonista, en otro gesto a cargo de terceros que desembozadamente ya no admiten disimulo en ese carácter.
A alguien en el gobierno nacional se le escapó mensurar bien las consecuencias, ya que hasta se festejó en la Casa Rosada cuando se instaló ese debate y desvió temas de álgida coyuntura, como la inflación y la suba del dólar que todo lo trastorna. Sin eufemismos, uno de los signatarios eclesiásticos anticipó que se estaban ocultando otros temas, agregando sal a las heridas.
Hay apreciación del dólar, suba internacional de las tasas de interés, aumentó del petróleo crudo. Rebotan barcos cargados de inmigrantes empobrecidos golpeando las puertas de Europa. El muro del corredor entre México y EE.UU. crece bloque sobre bloque. Los que huyen de Venezuela, pese a que se triplicó el salario oficial de Nicolás Maduro, con lo cual han llegado U$S 1,50 mensuales.
No se hicieron foco ni por atisbos de la inserción internacional, de estos confabulados que tienen en la mira al actual gobierno, que se reunieron bajo un paraguas de carácter confesional. No hay que equivocarse, no buscan correcciones del plan económico, ni mejorar el salario mínimo ni el trabajo esclavo ni el trabajo infantil. Hay otros ámbitos más adecuados de discusión para estos temas globales.
Se expuso públicamente un rigor político colgado del título “Democracia, un camino de servicio a los pobres”. No resulta casual, que con recursos extraordinarios que sobrepasan las disponibilidades de las arcas municipales se enfrenten la remediación y el tratamiento de residuos del predio de disposición final. Pero no cabe la ingenuidad cuando se recurre a la foto, casi un golpe bajo. Hace por lo menos 30 años que la MGP y varias decenas de municipios en el país, ofrecen ese dantesco cuadro de indignidad a la que se arrastró a miles de personas, que viven de lo que se recoge como basura domiciliaria. Un espanto de carácter humanitario.
Hacer un llamado a ponerse la “ciudad al hombro” es un gesto de buena voluntad, que no resulta compatible cuando se comparte una dañosa invitación para desayunar en el Día del Amigo, cuando en lugar de ponerse la “ciudad al hombro” se la están llevando en el bolsillo. No son actos compatibles, cuando se trata realmente de combatir la pobreza, y se vive de prebendas extorsivas al Estado, de exenciones a excepciones y concesiones con cánones viles. Podría existir un excepcional caso de vulnerabilidad de la buena fe.
Por su parte Lugones, es el obispo de confianza del Papa Francisco y además, tío del ex intendente kirchnerista de La Plata, Pablo Bruera, y de Mariano Bruera, actualmente detenido por estar acusado de liderar una banda de ex funcionarios de la Municipalidad, que durante la gestión de su hermano, se dedicaba a coimear a los beneficiados del plan Procrear.
Hubo coincidencia entre los más prestigiosos analistas de la actualidad política nacional, quienes alinearon a Lugones en la más fina sintonía con el mensaje del Papa Francisco y en los caminos que se recorren para derrotar el flagelo de la pobreza. Hoy existen más divergencias que coincidencias entre el Vaticano y la Casa Rosada, y la grieta luce cada vez más profunda, a esta altura casi sin margen de retorno.
Francisco ha decidido no pisar suelo argentino desde su asunción. Su escisión causa asombro no sólo en nuestro país, sino en el resto del mundo, que trata de desentrañar cuál es la verdadera razón de no asistir a millones de fieles, que han imaginado e idealizado la visita a su tierra natal. Hurgar en este contexto puede conducirnos a la verdadera razón.
Jorge Elías Gómez