Ganó y lo mereció. Siempre fue más que su rival y el resultado así lo demostró. El “Tiburón” derrotó por la mínima a Instituto de Córdoba en el marco de la vigésimo sexta fecha del torneo de la B Nacional.
En el inicio del partido el arquero Campodónico le ahogó el gol al delantero López Macri después de una duda entre los centrales marplatenses.
Seguidamente el lateral Modón habilitó a Rius que no pudo vulnerar la valla del golero visitante, Julio Chiarini.
El encuentro no daba respiro. Muy dinámico y con situaciones para ambos equipos que emocionaron a los simpatizantes del “Tiburón” que se acercaron hasta el Mundialita.
Sobre los 15, después de un error de Chiarini, el talentoso “Quique” Seccafien no pudo concretar de manera increíble debajo del arco.
Los portuenses siguieron atacando y generando ofensivas a fondo pero solo faltaba la puntada final para lograr la apertura del marcador. Su goleador Vildoso no pudo con la humanidad de Chiarini en un par de oportunidades y todo continuó equilibrado en cuanto al marcador.
Pero con un Aldosivi más punzante y con poca puntería, le permitió a la visita mantener el arco en cero durante la primera parte.
El complemento continuó con la misma intensidad siendo los marplatenses los actores principales del juego. Primero Vildozo y después Rius no pudieron con la ineficacia a la hora de concretar.
Con el paso de los minutos “La Gloria” se animó y comenzó a inquietar de contraataque a un fondo débil y para nada seguro como a lo largo de la competencia.
A punto tal que Pablo Burzio no pudo usufructuar una de las pocas situaciones con la que contaron los cordobeses en la segunda mitad. La siguiente la tuvo el defensor Pablo Frontini que con un cabezazo no pudo superar al uno local.
La zozobra duró un rato pero la justicia llegó en el minuto 31 luego que el recientemente ingresado Matías Soto Torres encontró un balón perdido y liquidó a Chiarini con un potente disparo bajo marcando el 1 a 0 merecido y sufrido para el local.
Todo fue sufrimiento hasta el cierre por la escasa ventaja. Hasta que llegó el tan ansiado pitazo final para poder respirar un poco de aire fresco y afrontar lo que viene para tratar de salir del fondo.