Aumentando la polémica que genera su presencia en el mundo del cine, un tipo alejado de las formas y las cordialidades un poco falsas del ambiente, José Campusano ha construido en tan sólo dos películas un universo personal e intransferible, lo que a muchos le cuesta una eternidad. Hoy a las 17 y a las 19:30 en el Teatro Colón (Yrigoyen 1665) se podrá ver su último film, Vikingo.
Esta propuesta llega en el marco del ciclo Camino al Festival, que con auspicio del INCCA tiene como objetivo fomentar el interés en el público sobre la muestra que se realizará, este año, del 13 al 21 de noviembre. Para más datos, Campusano ha sido una figura preponderante del Festival con sus dos películas que estuvieron en la Competencia Oficial: la otra fue Vil romance.
En Vikingo, Campusano continúa lo que ya había hecho con el documental Tribus urbanas: meterse en el ámbito de los motoqueros con pretensión periodística pero mucho más con amor y pasión. Ahora, en el campo de la ficción, crea un film áspero, violento y físico como pocos films del cine nacional.
Precisamente esa es la particularidad del cine del director: alejado de cualquier pretensión esteticista, Campusano corta por lo crudo, lo directo, con actuaciones no profesionales y rubros técnicos no demasiado bien cuidados, pero sí con una intensidad y una verdad a la hora del rodaje que no tiene muchos antecedentes en nuestra cinematografía (hay algo de Raúl Perrone, es cierto).
Vikingo, entonces, es una experiencia interesante y una forma un poco (sólo un poco) más accesible de meterse en el universo de este director que lo fue la anterior Vil romance. Sin dudas, una de las voces más interesantes del cine nacional y con una proyección genera curiosidad.