Un Arroyo desbordado

Las últimas notas publicadas por mdphoy.com, teniendo como protagonista al Intendente Carlos Arroyo, realmente son preocupantes, quizás como cada vez que abre la boca, observando al mismo tiempo sus acciones o la falta de ellas. Tristemente demuestra que hasta aquí no ha mostrado calidad institucional, la ubicación en el tiempo, la decisión y la fuerza como para que el partido de General Pueyrredon salga de un atolladero imposible de digerir, con todo el potencial que le conocemos.

Cuando este medio digital publica bajo el título, “Arroyo: “Habrá cambios para reducir la planta política”, habría que recordarle que exactamente cuando dice esto, viene de cumplir dos años al frente de la comuna. La crisis municipal, conforme a lo por el mismo expresado al entrar en funciones, ya se encontraba establecida. Ahora, para demostrar su desubicación en el tiempo, señala que tales medidas son necesarias “… a fin de achicar el tamaño del Estado municipal…”. Al comenzar con su nuevo cargo, con el propio diagnóstico negativo de lo recibido, y no hace falta ir al archivo para recordar sus conceptos de la herencia, tendría que haber sido el momento de obrar de la forma en que lo cree en la actualidad. Es decir, lleva dos años de atraso de tomar las medidas que hoy sí le hacen falta a su administración para ubicar más fondos en áreas como educación y salud.

Seguidamente a esa nota, el medio asimismo se ocupa de sus confesiones vinculadas al grave tema de la recolección de residuos. Titula MDPHOY, “Arroyo denunció desacato policial; desconocen también al fiscal General”. Dice el titular del Ejecutivo comunal que “llamé al jefe de la Departamental durante dos días y no logre que me atendiera el teléfono. Ayer hice venir al Fiscal General a mi oficina y esperábamos al segundo jefe de Policía durante una hora. Cuando lo llamamos no tuvo la delicadeza de llamar para decir que no iba a venir”. Sentenciando: “Digo las cosas como son, no tengo pelos en la lengua”.

También sin pelos en la lengua… o en la escritura en este caso, decimos, lamentable lo suyo. El jefe comunal sin respuestas de la máxima autoridad de la policía provincial en la ciudad. A uno le parece que, ante el grave problema que acosa a cada habitante que ve sumar la basura en su casa, ante la falta de dialogo, hubiera sido oportuno que, junto al Fiscal General, tomara un vehículo, haga unas pocas cuadras, se apersone en la sede policial para decir en la cara de una autoridad que está por debajo de su mandato, todo lo que esperamos que se cumpla. Por todos los vecinos y el sentido común, esto no hubiera sido rebajarse, estaría dentro de las acciones de alguien que quiere encontrar las respuestas a pesar de la falta de responsabilidades de quien sea. Bueno, quizás lo vaya a hacer dentro de dos años, tiempo que parece Arroyo necesita para madurar lo esencial.

Esto ratifica una vez más la gran crisis política marplatense, la que al final, podría resultar positiva para la ciudad. De acuerdo a los anuncios, las grandes posibilidades que está ofreciendo el gobierno provincial con todas sus herramientas para que Mar del Plata aparezca con una temporada fructífera, es algo que aparecería como consecuencia del abandono que sufre el lugar, con muchas otras acciones pasadas que nos dejó al borde del colapso, eso si ya no estábamos cayendo por el barranco.

¿Es culpa exclusiva de uno o más Ejecutivos? Creemos que no. Colabora asimismo un Concejo Deliberante que dejó muy lejos lo de Honorable por la ausencia de políticas acordes con las

necesidades de una ciudad castigada. Que hay excepciones. Seguro, pero la excepción hace a una regla lastimosa.

Las potencialidades del lugar han quedado paralizadas por la propia decisión de quienes han gobernado. Hay que recordar que históricamente los eslogan salían solos, comenzando por aquel lejano Ciudad Feliz. El último que golpeaba por aquí y por allá fue Amar del Plata. Simplifiquemos la falta de amor en algo que es común de observar. En el tránsito somos incivilizados, no existe la convivencia ¿Dónde está el amor por el prójimo? Si no podemos cuidarnos entre nosotros, respetando la vida del otro, mal puede existir el amor. Nada de esto, ninguno de los que se ubica demasiado fácilmente como político, pudo revertirlo.

¿Qué hacer? En primer lugar, el propio Intendente escuchar, meditar y actuar no dentro de un tiempo. El tiempo es ahora mientras tengamos el paraguas provincial sobre nuestras cabezas y poner en marcha toda la posibilidad que ofrece una ciudad de más de 800 mil habitantes, con universidades, con gente que se destaca individualmente. Cada uno debe buscar su lugar para argumentar, proponer y accionar. La historia de Mar del Plata lo amerita.

Miguel Toscano

Jubilado Activo de Obras Sanitarias

DNI 5.329.126