En tiempos donde la venta en comercios está en crisis, desde la Cámara Marplatense de Empresas Comerciales y Servicios (CAMECO) y la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) exigieron que el Municipio controle mejor las ferias a cielo abierto en plazas y aseguraron que se trata de “competencia desleal”.
Juan Antonio Gutiérrez, presidente de CAMECO, consideró que este tipo de comercio está relacionado con la venta ilegal, y que eso “afecta a las PYMES y al comercio” ya que, además, tienen una “gran carga impositiva y tributaria”.
“A eso se le agrega un plus que tiene en seguridad, en alarma, seguros y otros además del costo de los productos. Obviamente que toda venta en la vía pública altera, no compite de igual a igual con un comercio instalado”, declaró Gutiérrez.
En el caso de la UCIP, su titular Blas Taladrid resaltó que hay que “diferenciar de aquellos casos donde se hace abuso de la informalidad y de organizaciones que viven y trabajan detrás de las necesidades de algunas personas que terminan siendo empleados instalados en ferias, plazas y otros lugares”.
De todos modos observaron que la situación se ha ido agravando con el tiempo, ya que en un comienzo eran vendedores ambulantes y por la “falta de controles” se han establecido en puestos fijos. “En algunas plazas, parques o barrios también se van haciendo cada vez más grandes y más nutridos de mercadería”, resaltó Taladrid.
Ante esto, el titular de la UCIP también observó que “en algunos barrios se venden mercaderías de dudosa procedencia, algunos bienes son usados y ahí es donde debe estar el Estado, en todos sus estamentos presente para controlar”.
Taladrid también cuestión el hecho de que muchas de estas ferias a cielo abierto se encuentran cerca de centros comerciales, que tienen diversas obligaciones impositivas y que no pueden competir de igual a igual.
“El que está instalado en un comercio de repente ve que cruzando la vereda, o a una o dos calles están instalados estos feriantes y hay ausencia de controles. La verdad es que eso genera, más allá de la cuestión económica, una sensación de impotencia por parte del comerciante y un enojo bastante grande”, concluyó el titular de la UCIP.