Tren: Scioli fue el que nos dejó en la vía y no la boludez al palo ¡¡¡Memoria!!!

Qué problemas tenemos con la memoria los argentinos. El tren que volvió a funcionar en forma regular diariamente, fue título porque tarda poco menos de 7 horas, o porque el intendente Arroyo no salió en la foto con la gobernadora Vidal.

Pero es casi imprescindible recordar, que el servicio debió interrumpirse porque ya ni el material ferroviario ni las vías soportaban el paso de un carro lechero. Los viajes terminaban con los pasajeros en el medio de los campos, algunos inundados. Debían recorrer a pié con el equipaje a cuesta varios kilómetros, hasta llegar a una estación próxima o acceder a la autovía, para llegar a destino. Con niños en brazos, ancianos, discapacitados, no faltaba nadie.

Había formaciones que tardaban como 20 horas para cubrir el trayecto Plaza Constitución – Mar del Plata y viceversa. Los dejaban sin agua, sin alimentos, los baños tapados e inundados, a oscuras en el medio del campo. Hubo ocasiones en que debieron contratarse servicios de micros para poder finalizar el viaje. Debían acceder en el medio de la ruta, con frío, lloviendo y al rayo del sol.

Ni hablar de los accidentes producidos por el material obsoleto, las vías se dilataban y se estiraban como un elástico, las locomotoras y los vagones descarrilaban, saltaban de las vías. Era una verdadera expedición ferroviaria de aventuras, subirse arriba de un tren del gobierno comandado por Daniel Scioli, transferido luego al área de Florencio Randazzo. No salían a horario y las unidades eran propicias para actos de pillaje, muchos de ellos denunciados.

Ni hablar de la higiene y de las mínimas normas de seguridad, no hubo tragedias como las Once, porque el milagro obró a favor de quienes insumen ese servicio por razones económicas.

Ahora cuánto quieren que dure el viaje de un trayecto de 400 kilómetros con 12 escalas. Son 12 maniobras de frenado y 12 de aceleración por tramo, de 40 kilómetros promedio entre estación y estación, más pasos a nivel y puentes fluviales. Es normal que el nuevo equipamiento ferroviario, con la actual infraestructura de rieles y durmientes, lo haga en siete horas. No hay que olvidarse que en la “Década Ganada”, el gobierno que se fue había prometido el TAV (tren de alta velocidad) pero no dejaron ni las vías.

Estamos en la Argentina que dejó el kirchnerismo, de una vez por todas hay que entenderlo, sino nos va a volver a pasar. Es más fácil hacer un país nuevo, que reconstruirlo con las secuelas que ha dejado la corrupción, el robo  sistemático a todo el aparato del Estado, en educación, en salud, en energía, en transporte, en atención social, desvalijaron la ANSES, IOMA y PAMI, se les acabó el papel moneda y vendieron dólar futuro, a pesar de todo se les permite presentarse a elecciones, cuando han dejado comprometidas a generaciones de argentinos.

Los índices de inseguridad que existen, son el reflejo social de toda la política de la cual los Kirchner se sirvieron, para volver dependientes a su clientelismo, es la involución que nos ha llevado a este grado de atraso insoportable, por eso un tren tarda 7 horas para recorrer 400 kilómetros haciendo 12 escalas. Los sindicatos peronistas son sus aliados y ahora han sido renovados por organizaciones de izquierda comandados por gremios de estatales que estamos sosteniendo pese a su superpoblación, inoperancia e ineficacia.

No se puede ser tan pelotudo, no darse cuenta y seguir vendiendo con títulos que no reflejan la verdadera situación. Encima este tren que volvió a funcionar, lo hace a pérdida, si es subsidiado con una tarifa política. Hay más rápidos, pero sale $ 1.000 el boleto, quién carajo los va a pagar. Gracias a Dios que por lo menos recuperaron este servicio.