Por la Lic. Alejandra Perinetti, Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina
Durante mucho tiempo se pensó a los niños, niñas y adolescentes como objetos de protección es decir, los adultos eran los únicos decisores y podían aplicar los métodos que consideraran más apropiados para criar o educar a los niños bajo su cuidado. Esto incluso encontraba su correlato legal en la Ley de Patronato de Menores.
La sanción de la Ley Nacional N° 26.061 de Protección Infantil que recoge los postulados de la Convención sobre los Derechos del Niño, cambió el enfoque y comenzamos a considerar a niños y adolescentes como sujetos de derecho. Fundamentalmente, tiene que ver con entender a los niños/as y adolescentes como iguales en dignidad y derechos, y en esa dirección resguardar, promover y restituir derechos que les permitan alcanzar el desarrollo pleno. Este cambio de paradigma, entre otras cosas, regula y delimita desde la legislación las prácticas de cuidados aceptables e inaceptables. El ejercicio de formas violentas, en cualquiera de sus manifestaciones, queda entonces establecido como un delito, en tanto está fuera de la ley. Hecho que se respaldó con la modificación del Código Civil, en los artículos 278 y 647.
Es indispensable entonces pensar alternativas de crianza que favorezcan el pleno desarrollo de niños, niñas y adolescentes y repensar las formas, muchas veces aprehendidas, de cuidado de los adultos. Un camino posible es el que se conoce como crianza positiva.
Los adultos somos responsables de generar y promover espacios seguros y protectores donde niños y adolescentes puedan desarrollarse plenamente. Para esto, lo primero es el autocuidado, en la medida en que los adultos están bien, que tienen una salud emocional positiva, pueden criar con consciencia y salud. Pero, además hay que entender que es posible y necesario criar sin ninguna forma de violencia y eso incluye un proceso de crecimiento personal y de cuestionamiento de nuestra propia historia de vida. Se trata de entender que quienes nos criaron hicieron las cosas lo mejor que pudieron, pero eso no significa que las hicieran bien. Del mismo modo, nos pasa a nosotros. Este paso es fundamental para generar el encuadre de seguridad, alegría, comprensión y protección necesario para su desarrollo integral.
El afecto expreso, las caricias, los abrazos, los besos, las palabras, el tiempo compartido, la alegría, el disfrute, son imprescindibles para el desarrollo infantil porque son su motor. Son lo que hace que un niño se mueva, que explore, que se relacione, que se abra a los demás. Y todo eso es la base de su desarrollo cognitivo y de su desarrollo social. Ser afectuosos no implica perder la firmeza ni eliminar los límites es, por el contrario, generar encuadres positivos para enfrentar situaciones conflictivas.
La protección, el cuidado, el respeto y la afectividad son la llave del desarrollo pleno. Garantizar el respeto de los derechos de niños, niñas y adolescentes es una responsabilidad que todos los adultos debemos asumir.
Campaña DeteneloYa
Aldeas Infantiles SOS Argentina, organización referente en atención directa y personalizada a la niñez, lanzó la campaña DeteneloYa para poner fin a la violencia que sufren 5 millones de niños y niñas en sus hogares todos los días. Durante los meses de octubre y noviembre, las personas pueden sumarse a la campaña y dejar su firma a través del sitio www.deteneloya.org.ar. Juntos podemos detener el ciclo de la violencia que sufren los niños a diario. Sumate a esta iniciativa.