En referencia a lo ocurrido en el Frente Renovador local, la casi expulsión de los concejales Lucas Fiorini y Alejandro Carrancio de sus filas, es realmente todo un escándalo que muchas veces no crece en razón de que siempre hay algún bombero a mano que apaga el fuego.
La información es demasiada ardiente como para dejarla ahí nomás. El partido que lidera Sergio Massa, habrá tenido ciertas certezas sobre lo ocurrido para una sanción pública ejemplar. Cabe recordar que Fiorini fue, en nuestro partido, candidato a intendente del tigrense y hasta aquí era presidente del Bloque del Frente Renovador.
En el anuncio de la bajada del pulgar, la diputada Graciela Caamaño se encargó de señalar que “… siempre hay alguien que viene y los encanta. Habitualmente los encanta con algún cargo o algunas vituallas”. Y esto es muy preocupante y debería haber una ocupación plena para llegar hasta el fondo de la cuestión. De alguna vez y para siempre debería tener alguna validez lo de “el pueblo quiere saber de lo que se trata”. No pueden existir solo sospechas para ni siquiera dar el preliminar derecho a la defensa. Algo más de debe saber y la ciudadanía amerita una transparencia absoluta que desde el Concejo Deliberante no se logra alcanzar ni medianamente. Por el contrario, de espaldas a la gente.
Hace pocos días, el presidente eterno de Obras Sanitarias, Mario Dell Olio, indicaba que explicaciones sobre denuncias que hacen a la función pública y sus obligaciones legales, las iba a dar en privado ante sus pares. Pareciera que para algunos la democracia es esconderle a la gente que está en otro nivel inferior. Ningún concejal se animó a decirle que lo privado va unido a lo público cuando la función la paga el pueblo.
Luego, casi de inmediato, el Bloque renovador (también Cristian Azcona) votó en pleno su continuidad en la empresa municipal, cuando hay hasta denuncias penales abiertas en su contra. Aquí, para el equipo local de concejales de Massa no sirvieron estas sospechas que llevan a investigaciones penales y sin dudar, todos fueron ahí con el voto a favor de que se quede. Juzgaron de por sí y dejaron fuera de todo reparo lo que pudiera acontecer judicialmente con el citado Dell Olio. No concuerda una cosa con la otra en cuanto a la declamada transparencia.
Pero ciñéndonos a lo sucedido en las últimas horas en el Frente Renovador. Si alguien se dejó comprar por “cargos y otras vituallas”, se debería aclarar, con nombre y apellido, quien ofreció tal paquete. Las versiones llegan hasta el gobierno provincial. Hablan de un operador como tal, Joaquín de la Torre, ministro bonaerense que todos saben está actuando en la comuna marplatense, algo que el mismo presidente del Concejo, Sáenz Saralegui, reconoció.
No se debe olvidar que lo que se votó favorablemente, suba de esto y aquello que todos pagan, provino del oficialismo con el intendente Carlos Arroyo a la cabeza. Que se ramifican las sospechas hacia arriba y que en consecuencia, si hubiera algo que aclarar corresponde hacerlo, no por ser año electoral como lo es este. No para que se vote al menos mentiroso.
La población necesita que las sospechas encuentren certezas. Un país no se puede debatir entre dudas constantes y operaciones inconclusas. El bisturí debe llegar hasta el hueso. Por esto es que todos deberían pasar al frente.
Miguel Toscano
Foto: La Capital