En los últimos días pudimos ver distintas calles de la ciudad con afiches de organizaciones pro-familia que rezaban que el matrimonio es una institución para procrear. 20 años después, la intolerancia sigue vigente.
El fin de semana pasado, en consonancia, el Arzobispo de La Plata Héctor Aguer manifestó que el proyecto para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo “altera el orden y es contrario a la vida”, calificando la iniciativa de “injusta y asimilable al incesto”.
Vemos así, como algunos sectores ya comienzan a aumentar la presión, instalando concepciones retrogradas, a pesar de que el proyecto –que ya cuenta con media sanción- se debatirá en Senadores después del Mundial de fútbol.
La homofobia (odio, miedo, prejuicios hacia personas homosexuales, bisexuales, transexuales e intergeneros) ha llevado por muchos años a violencias impensadas, teniendo como fin, controlar la vida de las personas y limitar su autonomía.
Aun hoy, en 80 países los actos homosexuales son condenados por la ley e incluso en ocho países, se les aplica la pena de muerte. Esta situación requiere un debate urgente.
Debemos reconocer una realidad que existe, que la diversidad fortalece la democracia y que el desarrollo pleno de los derechos de niñas y niños se basa en la posibilidad de vivir en el amor y en el respeto.
La negación de la realidad y la imposición de convicciones religiosas de manera fundamentalista, es la peor de las violencias que hoy sufren quienes desean expresarse afectivamente con libertad.
Creemos que todos debemos ser reconocidos/as del mismo modo, y que la igualdad jurídica es fundamental para avanzar hacia la justicia social. Esperamos que los senadores se hagan eco de este debate y NO cedan ante las presiones de quienes quieren que en nuestro país reinen la infelicidad y la injusticia.
(Fuente: Movimiento Libres del Sur Mar del Plata)