Se fue un grande de la categoría, de eso no queda duda, por historia y por gente. El descenso de Quilmes dejó un hueco importante en la LNB. La ciudad perdió una plaza y al gran clásico de la categoría (sólo en la Copa Argentina enfrentará a Peñarol). El resultado negativo fue una consecuencia del año irregular que transitó. De las idas y vueltas de norteamericanos, de la ausencia de un base organizador de juego, que lleve los tiempos del equipo, por lo menos hasta la llegada de Fernando Titarelli. Pero, también pecó por la falta de serenidad y justeza en el cierre de algunos partidos (como contra Atenas y dos de los tres juegos ante el Ciclista Olímpico como local) y el no tener una localía “fuerte” en Once Unidos.
Pero, a pesar que mereció otro final en el quinto y decisivo partido ante Ciclista Olímpico de La Banda, cuando entró ganando cómodo al último cuarto (12 puntos arriba), hay varias cuestiones para hacer foco y analizar.
Y el tema de los estadounidenses no puede quedar exento de lo sucedido. Más allá que no son los únicos responsables, no quedan al margen y comparten culpa como el resto de sus compañeros. Empezando por Calvin Williams con un par de partidos para el olvido o Jason Keep, que no encajó en el funcionamiento y se vio opacado por, hasta ese momento, la figura de Brice Assie. O Carl Edwards. Estos dos últimos fueron de lo mejor en la primera fase, que en líneas generales fue buena. A no olvidarse de Daaron Brown, que ni siquiera jugó un juego y se fue tras sufrir un robo.
Los cambios de roles de los nacionales. Cuando algunos jugaban bien, los otros no. Situación incómoda para Esteban De la Fuente que buscaba rotación y encontraba poco en el banco. Piñero tuvo ráfagas de buenas actuaciones, Peralta siempre estuvo a la sombra de los titulares y Capitanich, aportó su juventud y carisma en momentos complicados. Pero ha no caerle al base juvenil.
Aparte estuvieron López y Romano. El capitán Tricolor y el juninense, valuartes en la campaña, crecieron a lo largo del año. Entregando todo dentro del rectángulo, se erigieron como los preferidos de la hinchada y seguramente los extrañarán mucho.
Mientras tanto, luego de aquel pésimo arranque de la segunda fase (dos triunfos sobre 17 juegos), llegaría la renovación de bases. Se irían Müller y McKiver y vendría Fernando Titarelli, que claramente le cambió la cara aun equipo que parecía condenado. Clavó seis victorias sobre siete partidos y la gente se ilusionó con otro futuro. Y por eso fue un equipo irregular. Porque amén de los resultados negativos, el plantel alternó buenas con muy malas, con rachas positivas y negativas, con juegos ordenados y desprolijos, toda una conglomeración de cuestiones que, hoy en día, puede explicar el por qué del abandono de categoría.
También fue la era de los nuevos extranjeros. Primero Mc Fadgon y luego Nelson y Stukes. Scooter presentó una ofensiva muy interesante y una defensa opaca. Fue clave en el desenlace de muchos partidos (en triunfos y derrotas) y se vistió de héroe en varias ocasiones (como contra Olímpico en el primer juego y casi en el último partido con un triple a 12 segundos). El Almirante siempre estuvo acorde a la situación de Quilmes. La mayoría de los partidos terminó como goleador del equipo y, en compañía con Nicolás, formaron una buena dupla en la zona pintada, tanto en defensa como ataque. Y Stukes, fue una mezcla de sus compatriotas.
En la última etapa de la LNB, se perdieron partidos perdibles (Atenas y Libertad de Sunchales como local) y un juego clave como contra Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia como visitante. Que fue el que lo obligó a jugar la Permanencia. Fue a Bahía Blanca, y en un partido maratónico de dos tiempos suplementarios, se ganó la ocasión de definir como local la serie de al mejor de cinco partidos. Después, el final y el descenso. De los tres como local, el Cervecero sólo ganó uno y fue el primero. La condición de definir la serie en su cancha no fue una solución. La presión les jugó en contra y, un equipo que giró entorno de Williams y Villares, sentenció la historia de una final pareja y el regreso de Quilmes al TNA, tras 11 temporadas en la elite del básquet argentino.
Responsabilidades de los basquetbolistas, del cuerpo técnico, de la dirigencia, culpabilidad en común. Por costarle encontrar el eje desde un principio, la oportunidad de mantener la categoría se esfumó y hoy se encuentra en un lugar donde se metió solo.
Por Maxi Ibáñez
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