A menos de 45 días del comienzo de una temporada tan incierta como necesaria por la pandemia de coronavirus, se suman más inquietudes que certezas, no sólo en Mar del Plata sino en todo el país. Mucho más cuando hablar de la nueva enfermedad ya no mide para unos dirigentes tan apegados a los vaivenes de la opinión pública y cuya autoridad se ve seriamente erosionada.
Si bien el propio Intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, aseguró en las últimas horas que hay muchas consultas, pero pocas reservas, y no todos los hoteles abrirán sus puertas, se espera una llegada masiva de turistas a la ciudad. Lo que genera mucha expectativa en los sectores comerciales más golpeados por la cuarentena, pero también mucha preocupación en el sector de la Salud, como ya se consignara desde este medio.
Entre fines de septiembre y comienzos de octubre, el sistema de salud de la zona estuvo al borde del colapso, un escenario que se repite todos los inviernos pero que este año se agravó por la pandemia de coronavirus. Lamentablemente, en verano la situación no varía demasiado, al tener que absorber la demanda del turismo. “La saturación de las clínicas privadas más importantes siempre está en el orden del 90-95% en verano.
“Lo que alivia es que entre diciembre y enero se postergan muchas cirugías programadas para marzo, pero no sé qué podría ocurrir este año, que venimos con muchas postergaciones del invierno por la pandemia”, explica el Dr. Pablo De la Colina, médico pediatra y ex subsecretario de Salud de la Comuna.
En números concretos, durante una temporada normal la demanda sanitaria en Mar del Plata se incrementa en un 200%. Si bien nadie sabe lo que va a pasar durante el verano por venir, estos datos son los que encienden las alarmas en los efectores de salud de la ciudad.
En una clara demostración de la desproporción que padece la provincia, cabe detallar y comparar dicha Región con la XI. Mientras que la primera posee 1.150.290 habitantes, de acuerdo a datos del Censo 2010, abarca 16 distritos, y apenas cuenta con 2 hospitales provinciales y 2 UPA (Unidad de Pronta Atención), la Región XI, cuya cabecera es la ciudad de La Plata, con una población similar (1.180.199 personas) distribuidas en 18 municipios, posee 16 nosocomios entre interzonales, zonales y subzonales, más 2 UPA.
Una diferencia que habla por sí sola. Mar del Plata, como ya se informara desde este espacio, apenas cuenta con 1,5 camas por cada 1.000 habitantes, muy por debajo de las 8 que recomienda la OMS.
El rebote de casos que se vive actualmente en algunos países de Europa quizá sirva para el país como una inmejorable lección de aprendizaje. Pero para ello, habría que repasar lo sucedido en el viejo continente durante la temporada estival que finalizó allí hace unos meses, la cual, en líneas generales, fue un fracaso.
El caso de Ibiza podría resultar paradigmático y muy útil para tomarlo como ejemplo. Las islas vivieron la peor temporada de su historia, y las similitudes con el caso argentino son llamativas.
“Estamos sufriendo las dramáticas consecuencias de la falta de una política sanitaria común frente al covid-19 en Europa, de la negativa inicial por parte del gobierno a exigir PCR en origen a los viajeros que quisieran volar al archipiélago y también del comportamiento irresponsable de muchos turistas y residentes que ignoran las más elementales medidas de protección sanitaria”, decía en agosto un operador turístico de la zona.
Y los medios afirmaban que “los llamamientos a la responsabilidad individual para frenar la progresión del coronavirus, con el cumplimiento generalizado de las medidas sanitarias de prevención, son necesarios pero insuficientes, porque no se puede dejar el control de la pandemia únicamente sobre los hombros de los ciudadanos.
La planificación de los posibles escenarios (también de los peores) y la preparación de planes de contingencia por parte de las administraciones y distintos servicios públicos es fundamental para que la enfermedad no se descontrole, como ya está ocurriendo en otras comunidades españolas.
También es importante que la población conozca cuál es la situación real, y que el gobierno comunique con transparencia los datos. Los intentos de maquillar la situación y mostrarla como si fuera mejor de lo que es en realidad no sirven de nada; al revés, perjudican y provocan que el mensaje que llega a la población no sea claro y esté distorsionado”. Un diagnóstico que perfectamente podría aplicarse en nuestras costas.
Por su parte, desde Italia se informaba durante la misma época que “los dueños de negocios sienten ahora que lo que decía el gobierno sobre el verano italiano como un impulso interno al turismo era solo retórica. El optimismo desenfrenado, junto con las imágenes de las concurridas playas italianas, fueron, solo una cortina de humo para una industria al borde del colapso”. Y agregaban: “Las estadísticas ciertamente pintan una imagen más fea. La Confederación Italiana de Negocios ha informado que el 70% de los hoteles en ciudades como Roma y Florencia y el 20% en las zonas costeras ni siquiera volvieron a abrir después del cierre. El Instituto Nacional de Estadística de Italia proyecta que el 60% de las empresas de la industria temen un colapso inminente”.
Un argentino residente de la zona de Como, el arquitecto Mariano Lavena le dijo a este medio que “estamos otra vez todos encerrados y se suspendieron las clases presenciales. Es insoportable y muy preocupante para las fuentes de trabajo. A esta ciudad vienen siempre todos los veranos muchos europeos nórdicos. Este año literalmente no vino nadie”.
Desde la provincia se confirmó que la temporada comenzará el 1 de diciembre y se extenderá hasta el 4 de abril, y que los turistas tendrán que convivir con protocolos en las playas, los hoteles, los restaurantes y los espacios públicos. Además, deberán bajarse a sus celulares, sólo aquellos que transiten por territorio bonaerense, una aplicación llamada Cuidar Verano, que servirá para gestionar el permiso para ingresar a los municipios de la costa, donde deberán cargar cuántos días permanecerán, la localidad en donde estarán, con qué personas viajarán y en dónde se alojarán.
Respecto a los protocolos en los balnearios, lo que se sabe hasta ahora es que no se habilitarán duchas en los vestuarios, y que la primera medida preventiva será en el acceso donde un trabajador del balneario deberá tomar la temperatura y registrar los datos de los clientes que accedan, a la vez que tendrán que higienizar sus manos con alcohol
Por su parte, en las carpas, las condiciones serán las habituales, aunque se prevé que haya mayor control sobre la cantidad máxima personas que pueden estar. Y la utilización de la pileta será mediante turnos de 20 minutos que deberán ser solicitados en la administración. Así mismo, para circular por el balneario será obligatorio el barbijo mientras que en las carpas o sombrillas no.
Respecto a la nocturnidad, se supo que habrá mesas especiales integradas por no más de 10 personas en espacios abiertos, atención a cargo de mozos, kit sanitizante en cada una de las mesas, prohibición de usar la pista de baile y la barra para evitar las aglomeraciones, entre otras medidas que a simple vista parecen de difícil cumplimiento.
Además de ello, merece recordarse una situación de la que este medio ya se ocupó: el recorte en Salud por parte del Municipio de General Pueyrredón, donde se denunció “desmantelamiento y achicamiento de los equipos de trabajo, reducción de personal y cantidad de horas del mismo en áreas sensibles como Clínica Médica, Enfermería, Medicina General, y Pediatría”.
A mediados de junio, la Secretaría de Salud emitió un memorándum en el cual se modificó el sistema de horas extras, entre los que se vieron afectados los salarios de varios médicos del SAME (Sistema de Atención Médica de Emergencia, quiénes al ser pasados obligatoriamente a planta permanente, sufrieron una rebaja en sus ingresos de aproximadamente $ 60.000 mensuales.
Luego de ello, se sucedieron en las últimas semanas algunos hechos desgraciados, como la muerte por un paro cardíaco de un reconocido traumatólogo de Mar del Plata después de practicar surf, donde la ambulancia del SAME de Playa Serena demoró casi una hora en llegar.
Algo similar ocurrió con un joven que fue atropellado y con otra persona que falleció de un infarto. También en ambos casos la ambulancia tardó entre 30 y 50 minutos en arribar. Lo que se denuncia es justamente que de siete vehículos que posee el SAME de la ciudad, sólo dos de ellos están operativos por falta de médicos.
Días antes que sucediera la trágica muerte del médico, vecinos de la zona venían reclamando por la quita de la ambulancia que el Municipio había decidido retirar del Centro de Atención de Salud que funciona en la zona de Chapadmalal, decisión que formó parte del cuestionado ajuste practicado en el área en el mes de junio.
Por último, las declaraciones de los funcionarios oficiales, entre ellos el propio presidente Alberto Fernández, sobre la llegada de las vacunas generan más inquietudes que esperanzas, sobre todo del deseo de comenzar a aplicar una de ellas, la de origen ruso, a fines de diciembre. Luego de ello, la firma estadounidense Pfizer, dio a conocer al mundo que el prototipo que desarrolla arrojó una eficacia del 90% en los primeros ensayos de análisis de fase 3, de los que participaron más de 43.000 voluntarios de distintas partes del mundo, entre ellos 4500 argentinos.
Pero enseguida comenzaron a surgir algunas dudas, entre ellos, nada menos que el requisito básico para su conservación: debe mantenerse en todo momento a -70 °C, lo que podría suponer un freno logístico de envergadura para garantizar su distribución al mundo entero.
“Y en Argentina no te cuento, si en los hospitales a veces no tenemos gasas, imagínate una heladera especial para eso”, dice con ironía un médico del Interzonal. “La vacuna de Pfizer debe almacenarse a un punto suficiente de frío que se rompa una cuchara, temperatura que sólo alcanzan los congeladores especializados”, afirman los especialistas. Y agregan que probablemente no estará disponible para todos, al menos no de inmediato.
Estos congeladores ultra fríos, que sólo están disponibles en centros médicos especializados en grandes ciudades del primer mundo, cuestan en los Estados Unidos alrededor de U$D 10.000 por adelantado y son costosos de operar debido a su alto consumo de energía.
Sólo los grandes centros médicos de los principales conglomerados urbanos alrededor del mundo son los que tienen más probabilidades de tener los recursos necesarios para el almacenamiento ultra frío, mientras que las personas que no tienen acceso a estas instalaciones, como las que viven en áreas rurales, hogares de ancianos y países en desarrollo, pueden tener que esperar a que otras vacunas se abran paso. Si no se mantiene a temperaturas extremadamente frías, el ARNm puede descomponerse y dejar la vacuna inutilizable.
Por su parte, expertos de EEUU afirmaron en la cadena CNN que “los estadounidenses no deberían esperar ninguna autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) antes de la última quincena de diciembre”. El informe de Pfizer, de que su vacuna tenía una efectividad superior al 90%, son datos preliminares, por lo que no se trata de la información que la empresa necesita enviar a la FDA para solicitar una aprobación de emergencia.
La FDA quiere que las empresas esperen dos semanas después de que aproximadamente la mitad de sus voluntarios hayan recibido una segunda dosis de vacuna antes de solicitar esa autorización de emergencia. Y los médicos que realizan los ensayos clínicos habrán necesitado contar alrededor de más de 100 casos validados de infección por coronavirus para cumplir con los objetivos de la compañía de demostrar que la vacuna realmente funciona.
En este contexto, la inminente temporada se presenta con una mezcla de esperanza, incertidumbre, y temor.
Pablo Portaluppi
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