El impacto de la actualización sucesiva en el precio de combustibles a razón de 3,5 % mensual, más el que se produce en lubricantes, neumáticos y costos indirectos, ha colocado a taxis y remises en el imposible incumplimiento de una norma municipal no escrita que estableció acordar un aumento por año.
La acumulación de aumentos mensuales hace sufrir la prestación del servicio, que ya no resiste según las opiniones recogidas entre los choferes, y no hay que descartar una explosiva interna entre los interlocutores de los choferes, frente a las autoridades municipales y concejales de la Comisión de Transporte. Carecen de representación o no son reconocidos, o han entrado en una crisis de este tipo. Incluso ya hubo fuertes discusiones en las paradas.
Es que ante la baja de pasajeros transportados se produjo una caída en la recaudación, lo cual incide más negativamente frente al aumento constante del combustible cuya carga hay que desembolsar todos los días.
En algunos casos el atraso en la actualización de las tarifas, va deteriorando el mantenimiento de las unidades y ni hablar ya de la adquisición y actualizar los modelos o sólo proceder a un cambio de neumáticos, lo cual también atenta contra la seguridad en la prestación del servicio.
Frente a la crisis, hubo promociones con descuentos a los pasajeros que no se pueden mantener, y también altera la vigencia de “un aumento por año” debido a la inflación que se refleja en los surtidores de las estaciones de servicio.