La primera escuela de surf adaptado de la Argentina, Mardelsurf, celebró este domingo 18 años desde su creación en Mar del Plata, con un espectáculo en la playa que combinó actividades por el Día Mundial del Síndrome de Down y un festival acuático de disfraces para despedir el verano.
Desde la mañana, decenas de alumnos, profesores y voluntarios de la escuela se acercaron a la sede en Playa Cardiel, en la zona de La Perla norte marplatense, para participar del “Mardelsurf Festival 2022”.
La escuela surgió en 2004 por iniciativa del excampeón argentino de surf Lucas Rubiño (40), y se transformó en una referencia en el deporte adaptado a nivel local y nacional, por la que cada año pasan 800 alumnos.
“Acá vienen desde personas con síndrome de Down hasta no videntes, desde nenas y nenes de 18 meses hasta mayores, como una mujer de 95 años que el otro día trajo a sus nietos y al día siguiente se animó a meterse ella con la tabla”, contó Rubiño en diálogo con Télam.
Con casi dos décadas de recorrido, el responsable de esta ONG recordó cómo comenzó todo 18 años atrás: “Yo surfeaba todo el día, tenía el pelo larguísimo, y se acercó una mujer para preguntar si su hijo con autismo podía probar. Le dije que sí, y entré con él al agua. Apenas tocamos el mar, se emocionó y me tiró con mucha fuerza del pelo y yo no sabía qué hacer. Me puse muy mal y me di cuenta de que me faltaban herramientas, y decidí formarme”.
Rubiño contó que decidió estudiar entonces profesorado en educación especial y se formó como instructor de surf, y verano a verano sumó colaboradores y tablas especialmente adaptadas, hasta que la escuela se consolidó.
“Que cumplamos 18 años parece increíble, y decidimos armar un festival que combinara varias cosas. Por un lado, es la despedida del verano, pero además marzo es el mes del Síndrome de Down, porque el 21 es el día mundial, y también están los carnavales. Así que la idea fue mezclar todo y hacer surf adaptado con disfraces”, explicó.
Con máscaras de payasos, trajes de superhéroes, tablas con 16 personas arriba al mismo tiempo y sillas anfibias para alumnos con discapacidades motrices, el festival tuvo sus sesión de surf especial.
“La escuela -señaló- sigue creciendo, y nuestro deseo es que cada vez más personas o familias que jamás hayan pensado que ellos o sus hijos podrían subirse a una table se animen. Además, acá se integran realmente porque hay cientos de alumnos que quizás no tienen ninguna discapacidad, y el verdadero objetivo es que nadie se sienta diferente: en el mar somos todos iguales”.