Lionel Messi se convirtió en jugador libre por primera vez en su carrera, a las 24 de este ayer en España (las 19 en Argentina), y a más de 20 años de haber llegado a Barcelona.
De todas maneras, desde el club catalán todavía confían en acceder a un nuevo contrato con el rosarino, quien se encuentra concentrado en Ezeiza con el seleccionado argentino que se prepara para los cuartos de final de la Copa América.
El presidente del club, Joan Laporta, envió este miércoles un mensaje esperanzador a los hinchas del equipo “culé”, al expresar el término “tranquilos” como toda respuesta cuando fue abordado por la prensa al comienzo del día en que el jugador argentino quedará en libertad de acción.
“Las doce han dado y sereno…”, solían vocear dos siglos atrás los que ejercían el serenazgo durante la época de la colonia española en las calles de un Buenos Aires, donde recién asomaba el alumbrado público y esos personajes históricos eran “radios humanas” que transmitían las novedades de lo que acontecía fuera de las casas.
Seguramente este miércoles eso de “sereno”, que en este caso refiere a la falta de noticias respecto de una renovación contractual de Messi que nunca llegó y que, más allá de lo que suceda en un futuro cercano, afecta un dato ineludible de la realidad como que “Lío” es jugador libre.
Un 14 de diciembre de 2000 el responsable de La Masía, esa cuna de futbolistas barcelonistas que hizo grande al club “blaugrana”, Carles Rexach, le redactó en una servilleta de restaurante un primer contrato a Messi con Barcelona, que terminó sirviendo de borrador para el que se haría oficial el primer día del año siguiente.
Esa servilleta está enmarcada en una de las gloriosas paredes del museo del club y en los últimos días los aficionados “culés” empezaron a mirarla con una doble sensación de esperanza y nostalgia.
Es que más allá de confiar, relativamente, en el presidente Joan Laporta, el más cercano a Messi en la historia de “Lío” en la institución, quien esta mañana les pidió “tranquilidad” a los hinchas, y en lo que transmiten a favor de esa afirmación los medios deportivos catalanes, también observan de reojo y con preocupación lo que apuntan otros diarios españoles, especialmente aquellos con sede en Madrid.
Por ejemplo el diario As publica en su portada una fotografía de Messi y el ex Real Madrid, Sergio Ramos, juntos, destacando que ambos arrancan julio en libertad de acción, e inmediatamente recuerdan que el zaguero nacido en Camas, al anticipar su salida del club “merengue”, sostuvo que lo habían llamado de París Saint Germain porque pensaban “armar un equipazo” con él y con “Lío”.
Y esos fantasmas se reflotan con visos de probable realidad, ya que el PSG y el Manchester City de su entrenador más querido, Josep Guardiola, son los únicos clubes económicamente en condiciones de llevar a Messi a cumplir su sueño final como futbolista que es el de ganar otra Champions League.
Esto, en medio de un mercado del fútbol mundial que quedó muy golpeado por la depreciación sufrida por los efectos de la pandemia de coronavirus, no es un dato menor, ya que Messi es consciente también de que por más buena voluntad que ponga Laporta y su comisión directiva, construir un gran equipo en torno a Messi hoy en día es económicamente imposible.
Y también es consciente Lionel a sus 34 años recién cumplidos que a ese sueño europeo no le queda mucho margen por delante y que no está en condiciones de esperar, ya que ese contrato que le está ofreciendo Barcelona por estas horas se extendería por dos años, con tres más atendiendo otros ítems y fuera del club, y 24 meses seguramente serán insuficientes para armar un equipo con firmes aspiraciones de ganar la “Orejona”.
Por eso observan los barcelonistas desencantados que a partir de ahora ya no podrán comprar la camiseta de Messi de la temporada 2021-2022, y solamente podrán adquirir las que utilizó en el pasado, aunque sea inmediato. Y eso significa empezar a pensar en él como un recuerdo, como parte del pasado y no del presente ni mucho menos del futuro.
Porque el porvenir para Messi está hoy con otra camiseta, la celeste y blanca del seleccionado argentino. Con la preocupación de que los seguros no alcanzarían al club si “Lio” llegara a lesionarse, por ejemplo, el próximo sábado frente a Ecuador, ante el que jugará sin contrato vigente con club alguno.
Messi ahora es jugador libre, algo inimaginable cuando firmó su primer compromiso con Barcelona en el nacimiento del siglo XXI y en estos 21 años de carrera incomparable vistiendo siempre los colores azul y rojo.
Quizá esta condición dure poco, para fortuna de Barcelona o, eventualmente, alguno de los dos candidatos que pretenderían hacerse con sus servicios a fuerza de billetera. Pero que el mejor del mundo no tenga equipo, hoy por hoy es algo que impacta al mundo del fútbol, tanto como hace un año envió aquel ya famoso burofax anticipando este día. O como cuando dentro de un par de años la pelota tal vez lo empiece a extrañar para siempre.
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