Por Mex Faliero
Lo que se comentaba sobre Moon entre los colegas era bien cierto: es una muy buena película. Esto de los festivales hace que uno un poco arme una grilla y otro tanto, se oriente por los dichos de personas a las que considera creíbles. Si bien la película de Duncan Jones (el hijo de… ¡David Bowie!) llegaba a Mar del Plata precedida de excelentes comentarios, siempre hay que ver para creer. Y efectivamente, todos los elogios los tiene bien merecidos.
En Moon el notable Sam Rockwell (digámoslo ya, uno de los mejores actores de su generación) interpreta a un astronauta que vive en la luna, realizando tareas para una empresa que genera electricidad para un planeta Tierra complicado. Lo que asombra del film es cómo Jones construye a puro clima, con un único actor y mínimos elementos, un relato plagado de tensión. El trabajo de puesta en escena es deslumbrante.
Básicamente lo que hace Moon es retomar toda la ciencia ficción existencialista y resumirla en una película que nunca hace gala de pretensión: se podría decir que es 2001 Odisea del espacio, mejorada. Sin adelantar nada -la película va dando pistas, lenta y progresivamente- podemos decir que se trata de una historia sumamente triste, melancólica, sobre lo humano, su destino y finitud.
Si bien el final empaña un poco lo resultados -hay cierta búsqueda tranquilizadora que es innecesaria y no viene a cuenta de nada-, el film de Duncan Jones también acepta una relectura social sobre el mundo laboral y cómo somos funcionales a ese sistema que se reproduce por inercia. Junto a Sunshine de Danny Boyle, quizás las dos mejores películas de ciencia ficción que se vieron últimamente en los cines.
Pero fue un día lunático que terminó entrada la noche con Castaway on the moon. Otra que tiene a la luna como referencia, pero en este caso alejada de cualquier tono serio. El film surcoreano de Hae-jun Lee es una especie de parodia de Náufrago de Robert Zemeckis sobre un hombre que al intentar suicidarse arrojándose de un puente, termina perdido en una isla. Castaway… es un film libre, ligero, simpático que comete algunas gambetas como por ejemplo que su personaje en vez de luchar para volver a la “civilización”, quiera quedarse en esa soledad que devino libertad.
El problema de la película es que en esa laxitud que tienen los asiáticos con el cine de género, lo que es una alucinante comedia con momentos de esos que se disfrutan a carcajadas se termina convirtiendo en un drama romántico sin humor, con exceso de sensiblería un poco chapucera y publicitaria. Con esos reparos, se trata de una buena película que mezcla lo inteligente con lo creativo en igual dosis y que en sus mejores pasajes es una mirada muy ácida sobre la urbanidad: una de las mejores paradojas visuales es la de este hombre que tiene la ciudad frente a sus ojos pero no encuentra forma de llegar hasta ahí.
La del lunes fue una jornada en la que además debutamos en el 3D con Up. De la película ya no quedan muchas cosas por decir, más que reiterar que es la tercera película consecutiva de los estudios Pixar que se acerca a la calificación de obra maestra., junto a Ratatouille y Wall-E. Lo interesante en este caso era observar el 3D. Efectivamente es atractivo, más en una película como Up donde no adquiere un sentido espectacular, sino que profundiza la reflexión del film sobre el pasado, los recuerdos y la aventura: en el film, un álbum de fotos antiguas se mantiene en el tradicional 2D. Up dice, entonces, que el pasado ha quedado allí y no hay forma de recuperarlo. Pero más allá de lo que diga la película, se trata de una técnica interesante, que le aporta relieve y profundidad a las imágenes, aunque también encuentra un límite: la necesidad de que la película explore determinados temas para que su utilización se justifique.
Como siempre la charla con los colegas dejó más dudas que certezas. Eso es lo bueno del cine: hubo desacuerdo general sobre El cuerno de la abundancia, para algunos está bien y para otros es un bochorno, con un humor propio de Porcel y Olmedo. En el caso de Mal día para pescar, todos coinciden: es una buena película. Claro que hay quienes dicen que es buena para el lado de muy buena y quienes dicen que es buena para el lado de buena. Hubo indiferencia con Nothing personal. Hasta ahora se coincide en que Mother ha sido lo mejor de la Competencia Oficial. Aunque atención, hoy se puede dar la aparición del primer favorito: The time that remains, de Elía Suleiman.