Cómo es la tracción y cómo se mide la misma. Qué hay en juego en esta partida donde el extravío está devorando todas las expectativas. Las sensaciones no son las mejores y sólo La Plata cuenta como segura la continuidad inquilinato. Todo quedó envuelto a partir de un marasmo político, que comenzó a profundizarse en los primeros meses de 2017, cuando CAMBIEMOS parecía desfilar.
Mar del Plata no sólo es la capital turística de los argentino, sino también la capital del corte de boletas en las elecciones a cargos ejecutivos. El ingeniero Macri tiene señales de agotamiento en el consumo del crédito, la luz de reserva aparece en el tanque o gasta los boletos en descubierto que cubre la SUBE.
Los cruces de las encuestas y sondeos, varían con la difusión de datos que no son los esperados por la Casa Rosada ni por los compatriotas que son los que votan. A Vidal el paraguas la protege en el difícil territorio bonaerense. Mucho carisma, acierta con el contenido de los mensajes y conduce en un tránsito complicado, sin chocar nada.
Cuando llega a Mar del Plata se nubla. Perturbada por el intendente Carlos Arroyo hasta la obsesión. El eje de la demonización que llega a sus oídos, complicó más una relación que resultó incompatible desde el bautismo de CAMBIEMOS.
El escenario no ofrece margen de protección. Macri y Vidal necesitan, quizás como nunca lo imaginaron, de los votos de Agrupación Atlántica, la inspiración de un ignoto partido vecinal del cual se sirvió el PRO para ganar la intendencia. Lo que resultó una solución oportuna y coyuntural pasó ser parte del problema. El ánimo de reelección del intendente despierta brotes que la ciencia médica no consigue diagnosticar. Los síntomas son disgustos seriales.
A la gobernación la subieron al ring y la usaron para librar otro combate, resulta difícil comprender que en la provincia que “nos duele” y que dejaron quebrada, se pacte con sus responsables y beneficiarios, que no son otros que los sucesores sin solución de continuidad, en rangos de concesiones públicas, instalación de casinos clandestinos, lavado y aportes a campañas políticas, cadenas hoteleras que están siendo investigadas, publicidad oficial, excepciones y exenciones, una gama que no deja casi nada afuera.
En ese pliegue contaminado por la basura de las mafias que “estamos combatiendo”, queda mal pegada la imagen de la mujer con mejor diferencial político del país. Arroyo es Yezza, Galli, Martiniano Molina, y otros, la diferencia es la maquinaria opositora que se montó desde el poder mediático marplatense y hasta dentro del propio bloque oficialista.
Ahí avivaron las llamas, le dieron más oxígeno al fuego e hicieron arder hasta la institucionalidad. Hoy se desconoce si queda lugar para los mutuos políticos, quién recompone las líneas, no por los votos para Arroyo, sino de los votos para Arroyo que sumen a los tramos superiores de la boleta. Esta es la cuestión.
¿Qué decidirá Arroyo ante tantos desplantes? aunque dijo que su futuro dentro de CAMBIEMOS era una decisión de la gobernadora. Ahora sólo resta saber cómo sigue la novela con Montenegro, el crédito del PRO cuya falta de prosperidad no guarda relación con el desembarco de toda la biyouterie amarilla. No está para andar despilfarrando energías cuando agobia la crisis.
Jorge Elías Gómez
El pacto con las mafias se entiende én términos de gobernabilidad , le tocas un kioskito a la mafia Peróncha y te incendian todo, somos rehenes.
A la mafiosa de Heidi la obligaron a quedar pegada a la gavilla delincuente de cambiemos…a fuerza de no cortarle los fondos e incendiarla…otro mafioso como Morales también salió a despegarse de la gavilla…y desdobla elecciones…nadie quiere quedar pegado..