Desacuerdos y persistentes ataques volvieron a impedir ayer la salida de decenas de miles de angustiados civiles de desabastecidas ciudades de Ucrania asediadas por fuerzas de Rusia, mientras que ambos países no lograron grandes avances en una tercera ronda de conversaciones de paz desde el comienzo de la invasión.
En el plano humanitario, la ONU dijo que más de 1,7 millones de personas huyeron de Ucrania en 12 días de ofensiva rusa tras sumarse otras 200.000 en la última jornada, y que pudo confirmar la muerte de 406 civiles, aunque dio por descontado que la cifra real es mucho mayor.
En el plano económico, el agravamiento del conflicto también está provocando turbulencias financieras y un aumento vertiginoso del precio del petróleo, el gas y el oro, así como de materias primas como el trigo.
Esfuerzos para sacar a miles de civiles de la sureña ciudad portuaria de Mariupol y otra localidad cercana colapsaron el fin de semana en medio de continuos bombardeos. El agua, los alimentos, la electricidad y los medicamentos son cada vez más escasos allí y en otras ciudades bajo ataque, advirtieron la ONU y la Cruz Roja.
La Cruz Roja dijo que desacuerdos logísticos y en torno al recorrido de los civiles fueron los motivos del fracaso de las evacuaciones de Mariupol.
No obstante, el Ministerio de Defensa ruso anunció un nuevo intento, y propuso un alto el fuego limitado para permitir la salida de civiles de Mariupol y de las norteñas Kiev, la capital, Jarpov y Sumy. Pero como la mitad de los corredores se dirigían a Rusia y Bielorrusia, Ucrania rechazó la iniciativa.
Las fuerzas rusas reanudaron luego sus bombardeos, y los combates arreciaban en múltiples zonas.
Ambas partes celebraron otra ronda de diálogo en la vecina Bielorrusia, y un asesor del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reportó luego poco progreso en torno a la cuestión de las evacuaciones.
Diversas barricadas impiden el paso a vehículos en la zona de conflicto.
“Hemos logrado algunos resultados positivos en la logística de los corredores humanitarios”, dijo en Twitter Mykhailo Podoliak, sin dar detalles.
Podoliak agregó que hubo consultas “intensivas” en torno al punto central de lograr un alto el fuego en Ucrania.
Las expectativas de un alto el fuego general eran muy bajas.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha puesto como condición que Ucrania acepte sus exigencias de desmilitarización y de un estatuto de país neutral que garantice que no ingresará a la OTAN y que, por ende, no quedará en la órbita militar ni de Estados Unidos -algo que Moscú ve como una amenaza-, ni de Rusia.
El jefe de la delegación rusa insinuó que no hubo avances en estas cuestiones.
Las conversaciones “no estuvieron a la altura de las expectativas de Moscú”, dijo Vladimir Medinsky.
“Esperamos que la próxima vez podamos lograr un avance más significativo”, añadió en declaraciones al canal de TV ruso Rossiya 24.
Los cancilleres de los dos países tienen previsto reunirse el jueves en Turquía, informó el Gobierno turco.
Tras una madrugada de violentos bombardeos, la intensidad de los combates se redujo por la mañana, afirmó el ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Reznikov, aunque llamó a no bajar la guardia.
“Los ocupantes rusos intentan concentrar sus fuerzas para una nueva serie de ataques” contra Kiev, Jarkov, la norteña Chernigov y la sureña Mykolaiv, advirtió Reznikov en Facebook.
Los ucranianos, cuya resistencia ha ralentizado el avance ruso e impedido una victoria relámpago de Moscú, han estado reforzando ciudades en todo el país.
En la capital, soldados y voluntarios han construido cientos de puestos de control y barricadas con bolsas de arena, neumáticos y alambres de púas.
El Ejército ruso anunció la suspensión temporal de ataques en algunas zonas con fines humanitarios.
“La capital se prepara para defenderse”, dijo el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, en Telegram. “¡Kiev resistirá!, agregó.
El domingo, Zelenski advirtió que Rusia se preparaba para bombardear la sureña Odesa, un puerto estratégico en el mar Negro, el mayor del país.
En Irpin, una pequeña localidad en las afueras de Kiev parcialmente controlada por las fuerzas rusas, este lunes se abrió un corredor humanitario oficioso para que miles de habitantes pudieran huir a través de un puente improvisado y por una carretera custodiada por soldados ucranianos y voluntarios.
Niños, ancianos y familias que dejaban atrás carritos de bebé y las maletas más pesadas se apresuraban a meterse en los atestados autocares y camionetas, con la esperanza de sobrevivir, informó la agencia de noticias AFP.
Horas después, un militar ucraniano que se identificó como Stas reportó a AFP combates callejeros y “cuerpo a cuerpo” en Irpin, que pronto podrían extenderse a la capital asediada de Ucrania.
El Ministerio de Infraestructura de Ucrania cifró este lunes en 10.000 millones de dólares los daños ocasionados por ataques rusos.
El Ministerio de Educación dijo que 211 escuelas fueron alcanzadas por bombardeos, y el de Salud que 34 hospitales quedaron fuera de servicio.
En respuesta a la ofensiva, los países occidentales han impuesto sanciones sin precedentes contra empresas, bancos y oligarcas para asfixiar la economía rusa y presionar a Moscú a detener su asalto.
Este lunes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los gobernantes de Reino Unido, Francia y Alemania acordaron “incrementar” el costo impuesto a Rusia por atacar Ucrania, durante una videollamada.
Los líderes renovaron su compromiso de suministrar a Ucrania ayuda económica, humanitaria y de seguridad, dijo la Casa Blanca sobre la conversación entre Biden, el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente francés, Emmanuel Macron y el canciller federal alemán, Olaf Scholz.
China, en cambio, reiteró su amistad “sólida como una roca” con Rusia, pero se dijo dispuesta a participar en una mediación de paz “si fuera necesario”.
En respuesta a las sanciones internacionales, el Gobierno ruso estableció una lista de países “hostiles” al país, a los que los particulares y las empresas podrán reembolsar sus deudas en rublos, moneda que perdió un 45% de su valor desde enero.