La involución en el transporte de media y larga distancia, deja localidades sin opciones de transporte ágil y barato. Todos los días una nueva medida conspira contra los usuarios que lo utilizan también para ir a trabajar y estudiar, no sólo se perjudica el aspecto turístico.
El Bloque de Concejales la UCR de Maipú manifiesta su preocupación por la suspensión del servicio de trenes matutino que une Constitución con Mar del Plata, a cargo de la estatal Ferrobaires; medida que se tomó luego de la vergonzosa espera y maltrato a los más de 600 pasajeros que esperaron en el andén de la ciudad de Buenos Aires, y tuvieron que viajar en micro a la ciudad balnearia, así como los que sufrieron los viajes de 12 y 9 horas.
Datos de investigaciones recientemente publicadas resaltan que en 1948 el tren Buenos Aires-Mar del Plata tardaba cuatro horas y media; contaba con bar comedor con aire acondicionado y una formación para 312 pasajeros. En la temporada contaba con cinco formaciones de ida y cinco de vuelta.
Hoy, además de no contar con la frecuencia, la comodidad y la seguridad para el pasajero, observamos demoras absurdas que en algunos casos llegan a 12 horas de viaje. También se ha suspendido el servicio económico que tiene paradas en los pueblos que componen la trama de la línea Roca Buenos Aires-Mar del Plata. Se viaja en condiciones deplorables e inseguras.
Increíblemente, se da el absurdo hecho de que, cincuenta años después, a pesar de los avances tecnológicos, estemos presenciando un atraso en un servicio esencial de enorme magnitud e importancia, producto de la desidia, la corrupción, la falta de planificación e inversión; y a la vez, como contrasentido, escuchemos día a día anuncios fantasiosos de inversiones que nunca se concretan. Mentiras tras mentiras: en los últimos años hemos escuchado hablar del Tren Bala -tren de alta velocidad-, vagones y locomotoras nuevas traídas de China, Tren Talgo con tecnología española inaugurado con bombos y platillos y que no llegó a funcionar siquiera un año.
Nada se condice con la realidad que hoy vemos y sufren miles de pasajeros de sectores populares. Además del desmantelamiento que provocó el Menemismo con su famoso lema ‘Ramal que para, ramal que cierra’, dejando aislados a cientos de pueblos del interior, asistimos al golpe de gracia final de un servicio que es esencial para el desarrollo de un país con una geografía extensa como el nuestro. Las naciones avanzadas del planeta consideran a este tipo de transporte estratégico no sólo de pasajeros sino de bienes y productos dada la mayor eficiencia como sistema de transporte en comparación con otros medios.
Creemos que este servicio de la mañana es vital para las personas que viajan de forma económica a la Costa Atlántica y a diversas ciudades de la trama ferroviaria, y las malas condiciones de la formación (sucio, sin agua, con asientos rotos y perdidas en cañerías) provocaron su interrupción.
Maipú, como cientos de otros pueblos de nuestro país, nació y creció alrededor del ferrocarril. Hacia fines del siglo XIX llegó el tren a nuestra ciudad y prosiguió hacia Mar del Plata, y se abrió otro ramal hacia Tandil (hoy en estado de abandono). Junto con el tren llegaron hombres y mujeres que construyeron la trama social, cultural y productiva de la región. El ferrocarril hizo posible que se fuera poblando nuestra provincia y el desarrollo de nuestros pueblos. Ver el estado actual de cosas es comprobar una vez más la falta de proyecto de desarrollo a la que estamos sometidos desde hace 26 años de gobierno Justicialista en la provincia de Buenos Aires. Nada se ha hecho en los últimos años a pesar del crecimiento económico. La indiferencia del gobernador actual ante el problema es de una enorme gravedad política: estamos frente a un gobierno que tiene a los pobres rehenes del clientelismo y los pone bajo la línea de la indiferencia. Queda claro que no importa cómo viajan los ciudadanos en el tren de Ferrbaires; son pasajeros invisibles para el Gobernador.
Vemos con preocupación que siguiendo las reglas de la peor propaganda política cada tanto sólo se trata de cambiar de mentiroso y no de mentira para seguir ilusionando a la gente con cambios que nunca llegan. En este proceso de decadencia, una vez más, los mas perjudicados son los ciudadanos de as clases sociales más humildes, que ya ni siquiera pueden acceder a un servicio básico en mínimas condiciones de operabilidad.
Es nuestro deber denunciar y hacer visible esta situación que, de tan repetida, parece normal. Cada viaje es para los incautos pasajeros una odisea. Se ha vuelto normal viajar sin agua ni luz, sin baños en condiciones adecuada, con vidrios rotos aún en pleno invierno, en vagones de más de treinta años rotos y sucios, sufriendo hechos de violencia, sin tener certeza de los horarios de partida ni de llegada.
No podemos ni queremos resignarnos a tal estado de cosas.
Una vez más, la despreocupación, la desidia y la mala asignación de los recursos, provoca estas situaciones en donde es la ciudadanía la que se ve perjudicada. Aunque se proclamen mecanismos de inclusión a los sectores mas desfavorecidos, que se sostienen bajo un paradigma de gestión basado en la concesión de subsidios, en el caso del sistema ferroviario, los subsidios crecieron en un 300 %, aunque las inversiones privadas y públicas nunca atendieron el mantenimiento de los trenes y las vías ferroviarias. Como lo denunció la Auditoria General de la Nación “no sólo no se había ejecutado el mantenimiento de los trenes desde 2004 sino que se habían descuidado los mecanismos de control que, de haberse realizado, probablemente habrían eliminado de cuajo un nuevo eslabón en esa cadena de accidentes repetidos”.
A casi un año de la Tragedia de Once, y ante la permanente novedad de suspensiones y mala calidad en el servicio de transporte ferroviario, decimos:
Señor Gobernador y Señores Funcionarios Provinciales: no aislemos más las localidades del interior bonaerense, con servicios ferroviarios pésimos y con rutas cada vez más rotas.