Se trata de una iniciativa de campaña enviada en febrero y demorada por la pandemia, que obliga además a los funcionarios “a llevar un registro de los temas abordados y cada uno en su competencia elevará un informe mensual de seguimiento a la Jefatura de Gabinete, el que será puesto en conocimiento del Ministerio del Interior”.
Además, el proyecto faculta al ministro del Interior a evaluar el posible traslado de sedes gubernamentales a otras provincias, considerando las propuestas de gobiernos locales y las competencias. “Las secretarias de Minería y de Energía no deberían estar en la ciudad de Buenos Aires sino en las provincias productoras”, ejemplificó Pablo González, diputado del Frente de Todos y miembro informante.
Cambiemos presentó su propio dictamen, que pedía entre otras cosas que esta relocalización no pase de dos años y objetaba algunas capitales por considerar el partido y no la cabecera, tal es el caso de General Pueyrredón, que alberga la ciudad de Mar del Plata.
“Este proyecto tiene un carácter simbólico, testimonial, nominando a 24 ciudades a lo largo y ancho del país con el mote de alternas no vamos a estar resolviendo los enormes desequilibrios entre el centro y el interior del país”, sostuvo el radical Gustavo Menna.
Su par de bloque Fabio Quetglas le bajó el precio a la idea: “Pareciera que se da por sentada la intención del Gobierno de federalizar en el sentido más pleno de la palabra. Ojalá fuera así de fácil, y que nuestra energía puesta en proyectos de carácter simbólico transformaran la realidad, pero la realidad es muy tozuda”.
El ex gobernador y diputado oficialista Sergio Casas dijo que el proyecto busca “centralizar la Administración Pública para acercar las decisiones al interior del país”. Y Carlos Gutiérrez, de Córdoba Federal, consideró que se trata de una ley histórica, porque “hace 21 años en Córdoba decidíamos que Rio Cuarto se convierta en una capital alterna”.
El diputado del Frente de Todos y exgobernador de La Rioja Sergio Casas consideró que el proyecto “tiene un carácter simbólico pero también tiene un fuerte carácter de ejercer la descentralización de la administración pública nacional”.
“Esto es un gesto simbólico que con el paso del tiempo se va traducir en el desarrollo de cada uno de los territorios”. “Como representante de la provincia más nueva y alejada de Buenos Aires, valoramos que este proyecto sea un paso más hacia el federalismo”, dijo la diputada fueguina del Frente de Todos, Carolina Yutrovic.
Las nuevas capitales
Sólo en San Luis y en Formosa se optó por la capital provincial, que tienen el mismo nombre que la Provincia; mientras que en Buenos Aires se asignaron dos ciudades: Mar del Plata (General Pueyrredón) y La Matanza. En ningún fragmento del proyecto se aclara si se consultó con los gobernadores.
En Córdoba Alberto pidió ir a Río Cuarto, en Santa Fe a Rosario, en Mendoza a Guaymallén y en Río Negro a San Carlos de Bariloche. La ley pide que Caleta Olivia sea la capital alterna de Santa Cruz, Cutral Co de Neuquén, La Banda de Santiago del Estero, General Pico de La Pampa, Chilecito en La Rioja y Comodoro Rivadavia de Chubut.
En Tierra del Fuego se eligió a Río Grande, la ciudad industrial golpeada por la debacle de la industria electrónica; Monteros en Tucumán, Tinogasta en Catamarca, Roque Saenz Peña en Chaco, Goya en Corrientes, Oberá en Misiones, Orán en Salta, Caucete en San Juan, San Pedro en Jujuy y Concordia en Entre Ríos, elegida también para lanzar la tarjeta alimentaria por ser una de las de mayor desocupación.