El jefe adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, Serguéi Rudskói, comunicó que “en general, las principales misiones de la primera etapa de la operación han sido cumplidas”. En ese sentido, señaló que “se ha reducido considerablemente” a las tropas ucranianas.
Por lo pronto, el coronel general informó la cantidad de bajas militares propias, y adelantó también que “concentrará los esfuerzos en la consecución del objetivo principal: la liberación del Donbás”.
A un mes de la invasión en Ucrania, Rudskói aseguró que “el potencial de combate de las Fuerzas Armadas (de Volodímir Zelenski) se ha reducido significativamente, lo que permite concentrar los esfuerzos principales en lograr el objetivo principal: liberar el Donbás”. De todos modos, indicó: “Inicialmente, no planeamos asaltarla para evitar la destrucción y minimizar las pérdidas entre el personal y los civiles”.
En cuanto al motivo del interés de esta región por parte de Rusia, se debe a que gran parte está bajo el control de separatistas prorrusos desde 2014. Por esto, días antes de que se desatara la guerra, Vladimir Putin había reconocido la independencia de Donetsk y Lugansk, ubicadas allí.
Por último, el comunicado de las Fuerzas Armadas reconoció la baja de 1351 soldados propios, y que acumula unas 14 mil víctimas mortales ucranianas, más unos 16 mil heridos. Sin embargo, esta cifra no coincide con la reportada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que calcula entre 7 mil y 15 mil muertos rusos.
Esta semana, un nuevo bombardeo conmocionó a Ucrania. Rusia lanzó un misil contra un teatro en el que se estima que había 1300 refugiados. Al menos 300 personas habrían muerto.
Para evitar que los invasores ataquen el espacio, los vecinos habían escrito la palabra “niños” en la vereda, pero no les importó. Por su parte, el gobierno de Putin negó el ataque.