Sin euforia ni sufrimiento, el 2-0 sobre Táchira, que terminó noveno entre los 14 participantes del Apertura venezolano, le garantizó a River el primer puesto de la tabla general, claramente un punto a favor para las etapas decisivas que restan de la Copa Libertadores. Con viento a favor y sin tropiezos en el medio, a River le quedan cuatro definiciones, todas en casa -si se confirma al Monumental como sede la final-, para sumar su quinto título.
Es cierto: terminar primero en la tabla, y cerrar la llave como locales, no es garantía. En 2023, la final la definieron Fluminense (8º, o sea el peor de los primeros) y Boca (4º). En 2022, fue el turno de Flamengo (3º) y Paranaense (12º). En 2021, fue entre Palmeiras (2º) y Flamengo (5º). Hay que retroceder hasta 2020 para encontrar una final acorde a los dos primeros puestos de la general: Palmeiras (1º) ante Santos (2º).
En cuanto a River, no hace falta recordar que en 2015 terminó 16º y último entre los clasificados y luego salió campeón (eliminando, justamente, al 1º, Boca, en octavos de final). En 2018, el último título, el equipo de Marcelo Gallardo había terminado 4º y festejó en Madrid ante Boca, el 14º (por cierto, Boca pasó a la segunda ronda gracias a tres goles de Miguel Borja en la última fecha en un Palmeiras 3-Junior 1). En 2019, River fue 10º e igual llegó a la final. Y en 2022, River terminó 2º y sin embargo no pasó a los octavos de final.
Es decir, el primer puesto conseguido ayer supone una gran noticia, en especial porque el nuevo Monumental se convirtió en un estadio casi inexpugnable bajó el ciclo de Martín Demichelis (ganó todos sus partidos de Libertadores en 2023 y 2024, de hecho), pero tampoco es una situación para confiarse.
Ya en el cierre de un primer semestre que tuvo puntos altos (la Supercopa Argentina contra Estudiantes, esta fase inicial de la Libertadores) y puntos bajos (las eliminaciones ante Boca y Temperley), en el juego quedaron varias incógnitas: el equipo ganó más de lo que gustó y no estuvo a la altura en la mayoría de los partidos ante rivales de jerarquía. Hay una sensación: a este River, así como está, no le alcanzará para medirse ante los favoritos brasileños.
Para el receso faltan Tigre el domingo y Riestra el 13 de junio pero también un tercer partido, el sorteo de este lunes de la Copa Libertadores. Y, acaso más importante, el mercado de pases de invierno. El de verano fue desperdiciado: River perdió a Enzo Pérez y a Nicolás De la Cruz y contrató a Nicolás Fonseca y, más tarde, a Cristian Villagra y Agustín Sant’Anna. Mal negocio.
Tras la mano que San Lorenzo le dio a River con el empate a Palmeiras, ya daba igual el 1-0 que el 7-0 ante Táchira. Lo importante era asegurarse el primer puesto. Misión cumplida gracias a los goles de Borja. Lo que pase a partir de ahora dependerá de tres factores: un buen fixture, refuerzos imprescindibles y una mejoría en el juego. Este primer puesto es agua bendita pero no debe confundir.