Cuando una tendencia comienza a confirmarse, ya deja de ser una casualidad, un hecho fortuito o coyuntural. Barovero no debutó en la primera fecha, sino que lo hizo luego de un error grosero de Vega en la primera fecha. El 3 – 3 con Newell´s derivó de un error de Carlos Sánchez, lo de Botinelli contra Quilmes fue algo similar, y para finalizar el último domingo River, se empató a sí mismo, casi sin la intervención directa del rival.
Entiendo que Trezeguet (totalmente seco en este torneo del cual ya van 12 fechas) no debió haber formar parte del equipo titular. Rogelio Funes Mori o el mismo Queco Villalba, pudieron haber hecho un desastre frente a un zaguero de 39 años, que no podía con Mora. El uruguayo jaqueó a toda la defensa local.
Fue irreprochable la actitud del equipo, pero sólo unos minutos de falta de concentración, más lo ocurrido con Rogelio Funes Mori y Aguirre, agregan más episodios desafortunados en esta cadena de infortunios deportivos, muchos de ellos frente al rival del domingo.
Carrizo (goles en contra), Chichizola (cuando Silva jugaba en Velez), Román (infantil penal), Vega (no fue nunca el dueño del arco) y todo lo que nos ha pasado en estas 12 fechas. River está pagando el derecho de piso de promover a Matías Almeyda como entrenador. Las traumáticas salidas de Cavenaghi y Domínguez, fueron admitidas por el entrenador. como producto de su mal manejo de la situación, lo cual creó un clima adverso en el Mundo River, aprovechado por la oposición para ir contra el oficialismo.
En este contexto resulta aceptable el cometido, tras recuperar la categoría, ahora una campaña que debió ser más generosa en la cosecha de puntos. El balance es positivo y la gran inversión ha sido consolidar a Almeyda como hombre de River, valores humanos, capacidad de trabajo y profesional.
Haber sostenido al entrenador, genera costos políticos a la conducción, lo cual es inevitable. En un campeonato de transición, se puede aspirar ahora a estar lo más arriba posible, y en la incentivación de ese objetivo debe trabajar Almeyda, con un plantel que le responde, pero que no es de la riqueza y la jerarquía que River exige.
Almeyda suma rodaje y experiencia, además resulta evidente que tiene planes y proyectos, pero debe madurar como entrenador, no lo hace en un remanso sino en la silla eléctrica. Lo de los errores y la mala fortuna, pueden ser parte del futbol, pero en ese caso esas variables parecen ensañadas con River.
El 2013 será un año político y la continuidad de Almeyda, se convertirá a medida que transcurran los partidos, en el eje central de las decisiones. River tiene diezmada su defensa por lesiones graves de sus integrantes. En el caso de Trezeguet, pudo haber ocurrido otro episodio de mala praxis, como aconteció con Cavenaghi y Domínguez, y es atribuible a las convicciones y a la formación de su personalidad.
Trezeguet llegó en el momento adecuado (2da. parte del ascenso) puso más orden y respeto, en un vestuario que hasta ese entonces dominaban los que se fueron al Rayo Vallecano y el Villarreal. Hoy en las declaraciones hay cuidadosas expresiones que rozan la diplomacia, para que no haya trascendencia del día a día, de las puertas del vestuario hacia adentro.
Es difícil compartir que un gol de Trezeguet, nuevamente lo hubiera convertido en el Rey David, esas licencias son más para el titulo de los diarios y los periodistas, pero no para quien debe asumir la cuota parte de lo que ocurrió en el 2 a 2. Si David, próximo a su retiro, necesitaba sentir el cariño del público, no era desde el minuto inicial. Y esto no debe interpretarse como una reflexión del diario del lunes, ya se sabía con anticipación, cuál era su condición física para un partido histórico para la institución.
Almeyda tiene antecedentes como novato director técnico y quilates para estar donde está. En este caso es como un jugador que viene de las inferiores, se debe consolidar en primera, y eso es lo que está pasando. Tampoco se le puede pedir que sea Guardiola, Mourinho o Pellegrini cuando lleva sólo 18 meses en la profesión. Hoy la autocrítica debe pasar, por saber si realmente River tiene plantel para estar más arriba y medir los resultados punta a punta.
Lo que ha conseguido River, por la demostración incondicional de apoyo de su parcialidad, supera todo lo conocido hasta ahora en el país. Ese crédito hay que comenzar a devolverlo en cuotas, pero necesariamente debe culminar en un título y no repetir la frustración del domingo anterior, justo ante el adversario de todos los tiempos.
Jorge Elías Gómez