De acuerdo a un informe de Cippec, el 66% de las Pymes Industriales en la Argentina están utilizando tecnología media o atrasada, esto quiere decir que casi un 70% no cuenta con maquinarias aptas para competir en el mercado local y/o internacional. Paralelamente, nuestro sistema financiero ofrece créditos del 25 al 15 como tasa baja, poco competitivos para una pyme.
Pero entonces, ¿Cómo impulsamos la competitividad? Hay que pensar que hoy en el mundo hay una oportunidad histórica en la que los bienes de capital y el know how se han transformado en un comoditie. Es por eso que idealmente deberíamos poder comprar maquinaria a largo plazo, con financiación a largo plazo, tasas bajas y precio razonable, justamente para lograr la actualización de las maquinarias e impulsar la competitividad.
En esta primera etapa de inversión que se necesita en la Argentina es muy importante que ese 66% de las pymes locales con atraso industrial puedan hacer su proceso de inversión. Para ello, lo esperable es que se ofrezcan tasas del 14 al 17%, aunque el problema sigue siendo la magnitud de los fondos destinados para estas líneas. Para generar real impacto en las pymes, para que sean las grandes protagonistas de ésta transformación, tendríamos que estar hablando de por lo menos de u$s 10 a 15 mil millones destinados a acciones crediticias, que significarían el 2 o 3% del PBI.
Las inversiones a nivel general por parte de las multinacionales pueden tardar en llegar y siempre en estos procesos de reconversión son las empresas nacionales las que apuestan al futuro. Hay gran cantidad de pymes con ganas de renovarse, pero que están temerosas; prefieren no exponer su capital a créditos de tasas muy altas por miedo a quedar enredadas en el sistema financiero y, por tanto, llevar las de perder. Entonces, la maquinaria no se renueva y continúa siendo obsoleta, no competitiva.
El problema del crédito para la industria es que los fondos se transforman en inversión que no se ve (maquinaria, transformación edilicia, etc.) Es decir, no es dinero líquido y, entonces, el crédito debe ir pagándose con el flujo de la operación del negocio. Por tanto, es prácticamente imposible recuperar esta inversión de forma inmediata. El industrial que está focalizado en producir con la mejor calidad y última tecnología, con todas las dificultades que significa tener empleados, hacer funcionar la fábrica, vender, etcétera, no tendría que tener la inquietud de que el banco se quede con su negocio.
El gran desafío es, entonces, no sólo lograr el financiamiento externo, sino también desarrollar créditos a tasas bajas, que permitan a las pymes renovar sus tecnologías y que puedan prepararse para una futura apertura de la economía. Debe haber una apertura de la economía, pero con un real acompañamiento de las pymes, para que éstas puedan renovarse. Es el único camino para lograr un crecimiento y desarrollo más igualitario. Es importante apostar al empresario argentino, al emprendedor, a la pyme, que tienen capacidad y grandes potenciales, sólo debemos darles oportunidades.
Martín Rappallini, Presidente de Red Parque