“Hoy tenemos que agradecer profundamente a la Virgen. Estamos festejando el bicentenario y mucho antes de que comenzáramos a existir como nación libre, ella se quedó en nuestro pueblo; y nuestro pueblo le respondió siempre con amor y piedad filial. Por eso desconocer la devoción a la Virgen es no entender a la Argentina, el amor a la Virgen es algo constitutivo de nuestro pueblo: Luján en todo el país, Itatí en Corrientes, Del Valle en Catamarca, la devoción a la Virgen marca nuestro pueblo y nuestra historia. Incluso los hombres de mayo, de la independencia, se confiaron a la Virgen; San Martín pone en manos de ella su gesta liberadora porque sabía que era la Madre que nos protegía” expresó el Obispo durante la homilía.
Más adelante Monseñor Puiggari señaló “por eso en este Bicentenario que estamos celebrando y en este día en que todos los argentinos nos congregamos en torno a María para pedir por nuestra Patria, queremos hoy decir desde lo más profundo, ¡gracias Madre por tu cercanía con cada uno de nosotros y con nuestro pueblo argentino! En los momentos difíciles de nuestra historia, tú no nos defraudaste, siempre escuchaste nuestras súplicas”. Luego el Obispo, haciendo referencia a este gesto ciudadano, añadió “hoy también a lo largo y ancho del país, estamos pidiendo a la Virgen, ¡queremos una Patria para todos! Creo que a todos nos duele la Argentina que estamos viviendo, con tanta injusticia, pobreza, corrupción, pero sobre todo con tanto olvido de Dios, causa de todos los otros males. Cuando se prescinde de Dios, terminamos necesariamente prescindiendo del hombre, cuando las leyes se hacen contra y olvidando a Dios, esas leyes siempre terminan olvidándose del hombre y lo destruyen”.
Ante las decenas de fieles que colmaron el pequeño Santuario de Luján de nuestra ciudad, Puiggari pidió el compromiso de todos, especialmente en este año en que la diócesis celebra a la familia, de trabajar por la “gran familia argentina”. “A la Virgen le pedimos una patria reconciliada, donde nos descubramos hermanos; más allá de las diferencias, que seamos capaces de estrecharnos las manos, y ayudarnos unos a otros para estar en una situación mucho mejor que la que estamos. No podemos pensar que a la Argentina la arreglan otros, todos podemos, desde la oración que tiene una fuerza maravillosa para que el argentino vibre en su corazón con lo más íntimo que tiene: el amor a Dios y a la Virgen. Y así descubra que el que tiene al lado, es un hermano, y por encima de los partidismos políticos, deportivos, sociales hay algo más profundo, somos hermanos en Jesucristo, hijos del mismo Padre y de la misma madre la Virgen de Luján”.
Al finalizar sus palabras el Obispo animó a todos “tenemos que cambiar el corazón, si nosotros que estamos acá somos capaces de decir yo voy a tener un gesto distinto, más fraterno, más solidario mirando el bien común saliendo del egoísmo, el individualismo; tengan la certeza de que van a ser como semillas que crecerán y se convertirán en un gran árbol”. Y luego los invitó a rezar con confianza y con insistencia a la Virgen, en especial durante este mes de las fiestas patrias, “que María escuche nuestra oración, y ella como en Cana le va a decir a Jesús: los argentinos necesitan paz, pan, trabajo, seguridad; pero sobre todo te necesitan a vos, Señor de la historia para que hagas un país grande como vos lo soñás, por eso nos has dado tantas cosas maravillosas”.
Luego de la celebración de la misa varios fieles se acercaron a tomar la luz del cirio pascual y encendieron sus velas para rezar todos juntos la oración por la Patria. Este gesto simbolizaba el pedido de una luz nueva de esperanza para la Argentina y fue un correlato del realizado en la Basílica de Luján, encabezado por el Cardenal Jorge Bergoglio y que a su vez se repitió en todas las diócesis del país.