“Menos mal que no tenes un senador vos”, sentenció el ex presidente Mauricio Macri. Su interlocutor el intendente de Mar del Plata Guillermo Montenegro, escuchaba “Me parece bien tu respaldo, pero de otra forma, menos ostensible”, agregó el ingeniero guardando las formas, ante el ansioso el jefe comunal por partir de Mar del Plata y enrolarse en las filas de LLA.
Montenegro sonó como sucesor de Cúneo Libarona, u otro cargo en algún redil de la justicia, es su expertise, pero no se define debido a la infaltable puja interna entre Karina Milei y Santiago Caputo. Los contactos están en el “Triángulo de hierro”, que no está pasando sus mejores días. Su cercanía con Patricia Bullrich lo puede tener rentado en algún ámbito. Ya liquidó a Mar del Plata, aunque su aparato de comunicación lo disimule muy bien. Hay cataratas de quejas, protestas y denuncias calificadas, que transportan las redes sociales en dimensiones geométricas.
No faltaron las consabidas y comentadas andanzas del juez Lijo desde Comodoro Py. Su compañero de banco fue el propio Montenegro, cuando llegó junto al juez rechazado ayer ampliamente por el Senado de la Nación. Ambos habían accedido a los tribunales porteños, nombrados por Néstor Kirchner, en 2004. Y manejaron causas famosas en la política contemporánea.
Por ahí “no la ven”, pero la historia cierra con estos veteranos de la política, que están comprendidos en la casta, en la cual está sumamente inmerso el mismo presidente de la Nación, Javier Milei. Qué la cuenten cómo quieran.
Lo sucedido en la víspera y en un año electoral debería tener sus repercusiones, nada favorables este conjunto de actores, que no deben excluir a General Pueyrredon. Hay mucha tela para cortar en las alianzas y en las coaliciones políticas en la ciudad. Están todos en la misma bolsa.
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