Mar del Plata a lo largo de su historia, e incluso en sus mejores épocas, careció de un Plan que delinee en el tiempo y prevea conflictos. Los criterios revolucionarios para su época giraban sobre la organización de la estructura municipal y desde ahí dar respuestas en Obras, Salud y por sobre todo Educación en la que nuestra ciudad fue la gran pionera y hasta ahora imposible de igualar en la Provincia de Buenos Aires. Se ve en este punto la impronta del socialismo local que elevó a la ciudad a la excelencia en estas materias llevándola a su pico más alto de desarrollo armónico en lo económico y social.
Terminada esta etapa, nuestra ciudad poco a poco fue enredando su futuro con intereses sectoriales, que aumentaron su influencia con el paso de los años, hasta llegar a los niveles bochornosos de la actualidad.
Si hay que definir el principal conflicto de la ciudad en lo que va de este siglo, es la lucha por restablecer el poder político que conduzca el gobierno de la ciudad, contra los intereses económicos que moldean a la ciudad en función de sus conveniencias. La forma de verse la política en nuestra ciudad no es por los colores políticos de sus candidatos, sino de los intereses que representan.
En esta lucha de intereses, uno de los campos de batalla fue el Plan Estratégico. En el mundo empezó a hacer carne la idea de planes globales para empezar a hacer frente a las problemáticas modernas de las ciudades. En el 2001 nuestra ciudad comenzó a transitar este camino y vale decir que el conjunto de la ciudadanía participó en los debates, pero la acción de los intereses hegemónicos enquistados en el poder político fueron cerrando el espacio de debate hasta convertir al Plan Estratégico en una entidad inexpresiva que solamente era convocada a refrendar ordenanzas de excepción y proyectos variopintos.
A partir del año 2012, y contradiciendo todos los manuales que aconsejan unificar el área de planificación, se empiezan a crear distintos espacios que planifican y así con bombos y platillos se da nacimiento al Plan Maestro de Transporte y Tránsito, que al igual que un fantasma que todos nombran pero nadie ve y antes de poder discutir las conclusiones que aún esperamos, aparece el Plan de acción Mar del Plata Sostenible bajo la matriz del programa del BID Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES). Dicho plan altamente promocionado y desarrollado en una coqueta y costosa publicación, cuyo prólogo a cargo del Señor Intendente Gustavo Pulti, con las ponderaciones de rigor, definía que este era el camino a seguir. El Plan ICES Mar del Plata, mas allá de los cuestionamientos, era un proyecto, tenía un diagnóstico, conclusiones y un plan de obras con presupuesto con un porcentaje bajo de definiciones sobre el origen de fondos, que de alguna forma daba un orden de prioridades.
Ahora, en el 2014 aparece el PEM (Plan Estratégico Mar del Plata), con el subtítulo “Del diagnóstico hacia la acción. Para una ciudad inclusiva y sustentable”. Al igual que en el juego de la oca, en algún momento caímos en el casillero equivocado y de un plan de obras presupuestadas y financiadas por el BID, retrocedimos a un ANTICIPO DE CONCLUSIONES, así es como está publicado, reconociendo a todo lo anterior como experiencia positiva y valorizando los aportes de ideas, el PEM con una publicación mucho más modesta en donde no faltó el prólogo del Intendente afirmando que este es el camino a seguir.
El PEM claramente es una cosa distinta a lo anterior, donde el sentido de continuidad tiene una baja resistencia al análisis, se reconoce una visión más integral en el PEM en comparación con el ICES, pero también hay que reconocer que el ICES era un proyecto y como tal debatible, y el PEM hasta ahora solo es un conjunto de conceptos y tal como están planteadas las cosas, la Municipalidad debería dar explicaciones. ¿En qué situación se encuentran las obras planificadas con el financiamiento del BID?.
En medio de estas idas y venidas, quedan irresueltas gran parte de las problemáticas marplatenses, por ejemplo, la obra de desagüe al mar del Arroyo del Barco abandonando a la zona del Puerto a su suerte y dependiendo del clima, en Transporte más allá de satisfacer las expectativas empresariales, no se ha resuelto ni siquiera una forma práctica y cómoda para que el usuario recargue la tarjeta de colectivo, etc.
Mar del Plata precisa un Plan Estratégico que contenga todos los intereses de la ciudad y que cuyas normas obliguen a todos, ya que de nada sirve un Plan Estratégico en una ciudad donde algunas empresas de cable tienen la obligación de soterrar sus instalaciones y otras no, o con ordenanzas de excepción que favorezcan negocios privados contradiciendo todo concepto de sustentabilidad, como para citar un par de ejemplos.
Pablo Aceto
Partido Socialista Auténtico