Desde hace tiempo, venimos alertando acerca de que la inseguridad está desbordada en nuestra ciudad. Lejos de ser una sensación, vivimos días en que se ha instalado nuevamente este tema, de manera trágica, en la consideración pública. Lamentablemente esto no parece preocupar a las autoridades municipales, provinciales ni nacionales, que han preferido bajar el perfil de las protestas populares sobre esta cuestión.
El silencio oficial frente a la ola de hechos delictivos, que se registra en nuestra ciudad, es llamativo. Es necesario terminar con las promesas, tener decisión política para reclamar, y tomar medidas urgentes a fin de acabar con este flagelo, que ha convertido a nuestra ciudad en una de las más peligrosas. Necesitamos funcionarios que se ocupen en vez de preocuparse, que se planten con firmeza en vez de mendigar.
Resulta indignante escuchar a los funcionarios decir que “se necesita una mayor presencia policial en ciertos sectores”, como si fueran meros espectadores o comentaristas de la realidad, cuando su función es modificar el actual estado de cosas. Falta personal, faltan patrulleros, falta combustible, faltan las cámaras, pero, sobre todo, faltan ideas y compromiso.
Cuando se produjo el último aumento de tasas uno de los fundamentos que se dió es que se iban a aumentar los fondos para seguridad. Nada de eso ha ocurrido. Es hora de dejar de prometer y comenzar a realizar. Los bienes y la vida de las personas es lo que está en juego y, con mucha desazón y algo de bronca, a veces sentimos que están jugando con nosotros.
Hablan el Sr. Intendente y sus funcionarios de la ciudad de 12 meses. El mensaje oficial es compartido desde la Provincia y la Nación. En algo tienen razón: Mar del Plata se ha convertido en una ciudad 12 meses insegura, transformándose en una de las ciudades con mayor índice de violencia en la provincia, en número de muertos y heridos a diario.
Es necesario fortalecer los foros vecinales de seguridad, tomando muy en cuenta sus opiniones, fruto de la participación comunitaria tan declamada y tan poco incentivada. Hago mías las palabras de alguien que, recientemente y sobre este tema, afirmó: “mientras siguen aumentando los índices de inseguridad y la violencia en Mar del Plata, aquellos sistemas que se implementaron en plena emergencia hoy son cortados y parece que no sirven. Esto demuestra una vez más la improvisación y la falta de ideas que tienen los funcionarios en materia de seguridad. Así nos va”.