A medida que transcurren los días el asesinato – suicidio del fiscal Alberto Nisman, parece dirigirse a un laberinto del cual y en el cual, solamente los servicios de inteligencia tendrían la capacidad operativa y de información que toda la sociedad argentina está necesitando.
Las idas y venidas de las investigaciones judiciales por parte de la fiscal Fein no parecen avanzar demasiado en cuanto a la autoría de la muerte de Nisman. Se reiteran conceptos y la fiscal descarga energías en contestarle indistintamente al gobierno que a través de sus voceros, dictamina permanentemente sobre la causa o al multimedio Clarín que obstinadamente se muestra en marcar caminos para la investigación. Es obvio, que un crimen de esta naturaleza y con estas implicancias, tiene que tener un correlato de amplificación publica acorde con el significado del propio crimen: apareció muerto un día antes de declarar el fiscal que había denunciado a la Presidente, al Canciller, y otros tres miembros del oficialismo, como encubridores de la causa terrorista más importante de la historia Argentina.
Va de suyo que investigar al asesinato y/o suicidio de Nisman amerita una estructura y una capacidad singular. Sin embargo, todas las miradas de la opinión pública están dirigidas a los Servicios de Inteligencia que aparecen como gestores directos o indirectos de la muerte, a consecuencia de las propias internas que desde hace más de dos años se mantienen en su seno. Hoy tenemos Servicios de Inteligencia “Oficiales” que responderían a un señor de nombre Ponsico – allegado a la Presidencia – y Servicios de Inteligencia “Rebeldes” que responderían al otrora todo poderoso agente de inteligencia conocido entre los espías como Jaime Stiusso.
Sin entrar a juzgar y a calificar culpables nos suena razonable y apropiado, que amén de hacer una profunda purga en los servicios dejando en indisponibilidad a todos aquellos agentes que por su origen – entraron en la Dictadura- o por sus actitudes de realizar operaciones son un constante peligro para la Seguridad de la vida democrática argentina. Más allá de esto la opinión publica también se pregunta cuanto demorará la fiscal Fein para llamar a prestar declaración en su causa a quien seguramente tendrá mucho que decir, o sea, a Jaime Stiusso.
Reciclar lo que ha demostrado ser nocivo para el país, o maquillar lo existente con una ley gatopartidista para que todo siga igual es la disyuntiva de la hora. Disolver la SIDE y conformar una auténtica policía judicial debería ser la auténtica solución que permita el SERÁ JUSTICIA definitivo. El gobierno tiene la palabra.
Dr. Eduardo Luis Andriotti Romanin
Precandidato Gobernador P.S.A.