Por Andrés Lavaselli
Los cuatro meses consecutivos de aumento del índice de inflación encendieron una luz amarilla en la Casa de Gobierno de La Plata. Es una alarma vinculada a lo que en el entorno de Axel Kicillof comenzaron a llamar “nuestro problema de ingeniería electoral. Traducido: el Gobernador comienza a resignarse a la jugada que hasta ahora más resistió: transformarse en candidato presidencial del Frente de Todos si Cristina no juega y la marcha irrefrenable de los precios terminan disolviendo la posibilidad de que Sergio Massa se ponga ese traje.
En la semana llamó la atención un acto en Lomas de Zamora en el que participaron Kicillof y Wado de Pedro y al que se sumó, a último momento, Máximo Kirchner. La presencia del diputado, y los elogios que cruzó con el Gobernador, sellaron una paz pública entre ellos. Y a la vez, dispararon un rumor: Cristina Fernández no solo había ordenado la foto política (de ahí la inclusión inesperada de su hijo), sino que a la vez había indicado que de ahora en más todos los dirigentes debían alinearse con el proyecto de reelección de Kicillof.
“Nosotros no sabemos nada de eso”, dicen en el primer cordón que rodea al Gobernador. Y si ellos no lo saben la lógica se impone: la orden no existió. En esa morosidad de las definiciones es que comienza a corporizarse para Kicillof en fantasma más temido: tener que ser candidato a Presidente. “Si llegamos al punto de no retorno en que Axel es la única opción, jugaremos”, define uno de sus operadores más cercanos. No es que no hayan contemplado la hipótesis antes, solo que ahora, cuando lo dicen, parecen creer que la posibilidad es más concreta.
Kicillof trabaja por ahora en el plan seis por seis, el slogan con el que vende su reelección. Ese que, con toda intención, siempre recuerdan que ideó la propia Cristina. Pero hay condiciones objetivas que variaron. 1) La Vicepresidenta por ahora no da señales de revertir su decisión de no ser candidata. 2) Nadie retiene los votos de Cristina como Kicillof ni mide como él. 3) Aunque Wado de Pedro y Daniel Scioli trabajan para ser planes B potables, el por lo menos dudoso que den los tiempos para instalarlos como candidatos al nivel en que lo está el Gobernador.
En punto dos es el más jugoso. Hasta ahora, la lógica que primaba era que sacar a Kicillof de la Provincia hacía peligrar el único bastión donde el FdT tiene chances reales. Ahora, comienza a explorarse otra hipótesis: un mal candidato nacional podría hundir al Gobernador, aunque este lidere las encuestas y Juntos no logre sumar algún sector liberal/libertario. En La Plata se defienden: “Por qué no pensar que Kicillof podría traccionar la boleta presidencial desde la Provincia”, dicen. Es una idea, pero que choca contra las experiencias electorales previas.
Hay otro escenario, más críptico, que hace sospechar al kicillofismo de la posibilidad de terminar encerrado en la lógica de la candidatura nacional. ¿Y si la sucesión de críticas del Gobierno nacional al Gobernador que se dio esta semana tiene que ver con una presión a Cristina Kirchner para negociar candidaturas? Es cierto que desde la reunión de Chapmalal en el verano, con la posterior filtración de un supuesto pacto para enfrentar a La Cámpora, Kicillof está peleado con Fernández y hubo varios gestos de lejanía.
Pero esta vez, la cosa pareció ir más allá. Las críticas desbordaron. Kelly Olmos cuestionó el nivel de sueldos de los municipales en la Provincia (que el gobernador no determina sino que lo hacen los intendentes) y Aníbal Fernández lo destrató al borde de la soberbia en una prolongación de la polémica por la presencia de gendarmes en el territorio provincial.
Para tener una idea del nivel de los cruces: aunque no lo vaya a decir, lo que terminó haciendo responder a Kicillof (eligió la cuestión de la Bonaerense) no fueron ninguna de esas intervenciones sino un comentario del columnista de La Nación, Carlos Pagni. El periodista vinculó una supuesta resistencia del Gobernador al desembarco de Gendarmes (aunque él estuviese pidiendo lo contrario) en la Provincia con una hipotética defensa del negocio narco manejado por la policía bonaerense. El dato es que en La Plata creen que la inspiración del comentario pudo haber salido de la Casa Rosada.
Más allá de esas complejidades, el escenario sigue abierto: así como Cristina no dio la orden de alinearse con la reelección del Gobernador (al menos no en esta ocasión) tampoco indicó lo contrario. Por eso, tanto De Pedro como Scioli y sobre todo Massa, que sigue confiando en su plan económico, podrían ser los candidatos nacionales. También las variantes para resolver esa cuestión están abiertas: algunos hablan de un consenso a último momento, otros promueven el slogan de que “el candidato son las PASO” dada la obstinación del Presidente por mantenerse como candidato. En La Plata llama la atención que lo diga “en privado”, porque eso ponen las cosas más allá de la hipótesis del “pato rengo”. (DIB) AL
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