De la nota que titulamos “Precios cuidados para un país descuidado”, nos quedaron temas pendientes que hoy volcamos. A veces uno mismo se cuestiona la dureza de las críticas, pero luego observa que las “virtudes” están sobredimensionadas por los propios ejecutores que no quieren escuchar nada más que sus relatos y nada es perfecto. En consecuencia, seguimos.
Hay cosas absolutamente incomprensibles. En lo energético ¿cómo es que estamos así? Cuándo el país estaba, por propia cuenta, con un Banco Central exultante de reservas merced a mercados abiertos, esencialmente de la “maldita” soja, y en consecuencia con una Argentina para grandes inversiones, este presente que nos ofrecen resulta negativo, más allá de lo que se hable, para un futuro, de Vaca Muerta. Valga un dato. Durante la tan promocionada “década ganada”, el balance comercial del sector energético pasó de un superávit de 6000 millones de dólares en 2003 a un déficit similar en 2013. Sin embargo, el 11 de mayo, Néstor Kirchner anunció el Plan Energético Nacional, que hoy se festejan con números negativos. Autocrítica, ninguna, soberbia, toda.
Sin embargo, potencial abajo y arriba. Lo de arriba es llamativo. O hay demasiados intereses vinculados a lo de abajo (petróleo y gas), o hay un exceso de estupidez para no visualizar que tenemos sol y viento que se nos escapa todos los días de las manos. Que esto es más limpio, saludable y perecedero y que lo otro es finito. Se recorren lugares por todo el mundo y los paneles y los molinos se descubren a simple vista. Y esto es esencial para el crecimiento, para el desarrollo, para el pequeño ahorro domiciliario o para los grandes proyectos. Nada hicimos ayer y hoy es más difícil, complicado por los intereses que quieren la entrega para venir a invertir (llámese explotar y vaciar).
Hay otras cosas increíbles. Nadie ya ni siquiera se pregunta pues nunca existió una respuesta, cómo, inflación mediante acumulada de años y años, que no se hubiera instrumentado desde el gobierno la impresión de billetes de mayor numeración, 200 o 500 pesos. Se perdió una ocasión razonable, cuándo se largó el nuevo billete de cien con la figura de Eva Perón. Hubiera venido fenomenal que esto significara contar con otro billete que simplifique en tamaño, las grandes (y no tan grandes) operaciones.
Son detalles, pero que no nos dejan de hacer pensar cuando nos indican que esto es así en razón de que queda un “vuelto” por cada billete que se imprime. ¿Hace falta que les diga que si se necesita emisión (siempre hace falta), si son de 100, para hacer mil, se necesitan 10, si son de 200, cinco y si son de 500, sólo dos? ¿Será cierto esto o simplemente es falta de sentido común? Una cosa o la otra, para gobernantes, es un pecado que pagamos todos. Todos pagamos todo, ya que la tan mentada distribución de riqueza siempre apunta hacia arriba y ahí llegan sólo algunos privilegiados. Esto fue también motivo de nota anterior, titulada “Brasil es mundial”.
Conclusión, para concretar un modelo social hace falta planificar en serio, llegar a todos y no negar lo que falta y que se podría haber hecho con criterio de igualdad. Pero hay que escuchar y observar lo que a uno lo rodea. A muchos hemos permitido llegar con un discurso que después se cambia en mérito a una meta personal. No vendría mal leer las declaraciones juradas de funcionarios, para observar lo que eran y lo que son.
MIGUEL TOSCANO
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mayo 18, 2014 12:14 pm