Amante de las excepciones y las exenciones, de espacios y paseos públicos, sobado por las lisonjas de los políticos de turno, que ceden bienes públicos para que los explote prebendariamente, el empresario no desperdicia la ocasión para inducir a desprevenidas personas mayores, que intentan recrear a los niños durante sus vacaciones, con el menor desembolso posible.
En los centros comerciales de esas características, esas atracciones se brindan de manera gratuita, como una contribución para recrear a los niños e indirectamente inducir a los visitantes a recorrer el ámbito comercial y generar ventas para quienes deben pagar onerosos alquileres. Aldrey invierte la lógica y en el espacio cultural cobra $ 100 a cada menor por participar en pinturas, observar un payaso repartiendo globos, títeres, etc.
En la ordenanza que norma la concesión, hay una zona gris, pero no se descarta que debido al espíritu de la misma, todas las actividades (por tratarse de un espacio público) deberían ser gratuitas, o sea que es como cobrar en una plaza sin pagar el derecho respectivo, que como este caso se desarrollan en ese espacio cultural. Con el mismo criterio ubica más carpas y sombrillas que las permitidas, en las playas públicas concesionadas que explota en los tres kilómetros de playas céntricas marplatenses.
Así quienes concurren al Paseo Aldrey se encuentran a través de la señalética y el audio inducidas a llevar a los niños atraídos por la oferta, pero al llegar al lugar se enfrentan con la realidad son $ 100 por cada inocente atrapado por la atracción. Es otra demostración de quien no pierde la oportunidad de exhibirse impúdicamente como un miserable, aunque los niños sean los damnificados por eso excesos comerciales.
La concesión de la vieja terminal contempla la preservación del casco del edificio histórico de 1890 que da a la calle Alberti, abierto al público para la realización de actividades culturales. Bajo la publicidad de “Un paseo Súper Divertido en vacaciones de Invierno” el Paseo Aldrey promociona una serie de actividades para los niños a realizarse en el Espacio Cultural del complejo comercial, gastronómico y cultural, construido sobre el espacio público donde anteriormente funcionaba la vieja terminal de ómnibus.
Las actividades cuentan con gran difusión, por medio del multimedios que maneja el ávido coruñés, publicidades dirigidas a los eventuales visitantes del “Paseo Aldrey”, y a través de los particulares bien intencionados mediante las redes sociales, imaginando tal vez el carácter gratuito de las mismas.
Pero ello no es así, las actividades destinadas a los niños durante las vacaciones de invierno donde hay mayor afluencia, no son gratuitas, y sólo se puede acceder a las mismas abonando un pase de 100 pesos por cada niño, lo cual afecta el carácter gratuito que deben tener las actividades culturales a realizarse en dicho espacio como a lo largo del año.
Don Florencio Aldrey Iglesias estaría afincando su innato espíritu mercantilista a cualquier precio, aun explotando espacios que no le son propios, aunque no es un usurpador porque el poder político se lo permite.
Cabe traer a colación que en ocasión de la Cuarta Edición de la Feria del Libro Mar del Plata “Puerto de Lectura 2009”, que se realizó en el Gran Hotel Provincial, su vocación mercantilista la demostró ante los ojos de los azorados expositores como un desleal anfitrión, pues compitió con los mismos reservándose un amplio espacio donde además de obsequiar ejemplares de su pasquín, remató a precio vil los volúmenes y antiquísimos ejemplares que atesoraba la biblioteca del Diario La Prensa.
ESE LUGAR DEBERÍA LLAMARSE “Playa TerminaL”, DIGO, PARA HACERLE EL HONOR A UN GRAN ESCRITOR, COMO J.G.ALLARD. AUNQUE A ESTA ALTURA DE LOS ACONTECIMIENTOS EL NOMBRE QUE MAS LE CABE SERÍA (DEL MISMO AUTOR) “EXHIBICIÓN DE ATROCIDADES”….
SALUDOS FRATERNOS.