La idea no es nueva. Por el contrario: lleva años dando vuelta en la cabeza de los distintos funcionarios de turno y hay estudios realizados por profesionales que dejan en claro lo inadecuado, obsoleto e inconveniente del actual trazado que tienen las dieciséis líneas de ómnibus que cubren el servicio de transporte urbano público de pasajeros en nuestra ciudad.
Diseño que, incluso, lleva a tener una de las tarifas más altas del país y recorridos de muchos kilómetros sin que haya movimiento de pasajeros.
Pero el coronavirus, la cuarentena y el aislamiento social han modificado drásticamente el sistema al perderse el 70 % de la cantidad de pasajeros.
Ya no se trata de hacer más eficiente el servicio buscando abaratar costos y hacerlo sostenible, sino que ahora resulta imperioso para que no colapse, que las empresas no quiebren y que se pueda mantener una prestación adecuada.
“Sabemos que existe una inequidad en los recorridos, que hay lugares donde llegan tres líneas y otros que apenas una, y que la extensión es cada vez mayor de la ciudad”, señaló Tomás Marisco, secretario de Movilidad Urbana y Espacios Públicos.
“Estamos analizando esa situación para implementar mejoras y cambios, las cuales esperamos hacerlas operativas en marzo o abril”, agregó.
A pesar de la pandemia, el transporte urbano sigue siendo esencial y la caída a niveles inéditos en la recaudación, además de registrarse atrasos en el pago de los subsidios estatales, ha puesto al borde del colapso a las compañías.
Fusiones de líneas
Por estas horas, parte de la atención local está puesta en la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe. Allí, también como consecuencia de la merma en la cantidad de usuarios, la municipalidad ha establecido un nuevo sistema con fusiones de líneas y cambios de recorrido para mejorar las frecuencias.
La pandemia impuso urgencia y llevó a la reunión de funcionarios, empresarios y vecinos, quienes acordaron adecuaciones para garantizar una prestación más efectiva, con adaptaciones a los requerimientos actuales de movilidad, en un contexto de restricciones sanitarias y severas complicaciones económicas que derivaron en situación de emergencia.
Los principales ejes de este rediseño —que es el que se busca aplicar en Bahía Blanca— pasan por la fusión de líneas; cambios de recorrido y el trasbordo gratuito, buscando mejorar las frecuencias de las líneas más utilizadas.
En el caso rosarino, el Concejo Deliberante aprobó la emergencia solicitada por el Ejecutivo. Eso otorgó la posibilidad de rediseñar el sistema y renegociar los contratos de las empresas, al menos hasta que recuperen el 90 % de los valores prepandemia.
Se llegó, además, a la suspensión de algunos recorridos de manera momentánea, sobre todo aquellos que transportan poca cantidad de pasajeros o tienen recorridos similares.
La respuesta a esta situación exige, señalaron desde la comuna rosarina, un “sistema abierto y dinámico, adaptado a la nueva realidad y a las nuevas necesidades de movilidad”.
El sistema en nuestra ciudad
La comparación entre diciembre de 2019 y diciembre 2020 es concluyente: el transporte público de pasajeros bahiense ha resignado, comparando ambos meses, el 62 % de sus usuarios; es decir, una baja de 1,34 millones en la venta de boletos.
Se trata de una disminución en la recaudación —estimada, en promedio— de 51 millones de pesos para ese mes.
Si bien hay cierta paridad en esa pérdida de usuarios en las 18 líneas existentes, algunas han sentido más el impacto. Son los casos de la número 503 (disminución del 75 %); la 520 (—72 %) y la 516 (—71 %).
Entre las menos afectadas se cuentan la número 514 (baja del 55 %); la 519 (—57 %) y la 517 (—58 %).
Un estudio realizado por el ingeniero Horacio Varela referido a la revalorización del área centro de nuestra ciudad, destaca que, mientras el pago a las empresas se realice en base a la relación pasajero/kilómetro, las mismas procurarán tener la mayor cantidad de pasajeros recorriendo la menor cantidad de kilómetros, por lo tanto el centro seguirá siendo el objetivo de todas las líneas.
El resultado de esa postura se traduce en recorridos radiales, poco eficientes y compitiendo por el pasajero en un radio de 10 cuadras alrededor de la plaza central.
Se advierte, incluso, cómo algunas líneas se desvían de lo que sería un recorrido lógico, con el propósito de recorrer más cuadras por el sector céntrico, en lugar de procurar que los usuarios caminen hasta las paradas mejor ubicadas.
Estas observaciones son algunas de las muchas críticas que tiene el esquema actual de recorridos, el cual data de la década del 70 y que ha tenido contadas adecuaciones, a pesar del gran cambio que tuvo la ciudad en 50 años.
La pandemia empujará, ahora, a buscar un sistema racional, eficiente y equitativo.
“Estamos trabajando en conjunto con las empresas y tratando de diseñar una propuesta que se pueda poner en marcha en los próximos meses”, señaló Marisco.
Mario Minervino / mminervino@lanueva.com – www-lanueva.com