Hay un proceso de etapas sucesivas, que nos va aportando los argumentos que permiten reflexiones, bastante aproximadas a la realidad, casi sin margen de error. El tema de la inseguridad no es la cantidad de efectivos, de móviles, de chalecos antibalas, de comisarías móviles, del 911 o de los anuncios vacíos a esta altura del gobernador Daniel Scioli y del intendente Gustavo Pulti, porque forman parte de la misma banda.
La inseguridad es el negocio más espurio que existe entre la política y la policía. Lo que soportamos los habitantes de esta provincia, es un perverso plan de recaudación oficial, que es permitido por las autoridades, que no controlan ni manejan la fuerza.
Cuando haya 100.000 policías (como anuncia Granados) el problema se duplicará. Y esto no significa comprometer a la institución y a todos quienes la integran, pero que no forman parte del problema, sino que el mismo sistema los ha absorbido, con una colosal protección política, que en este caso además comprende como responsable, al fiscal General Fabián Fernández Garello, sin cuya intervención sería imposible que todo esto ocurriera.
Todo este andamiaje está agotado caduco, inservible. Cuando hay testigos que son citados a rueda de reconocimiento, reciben amenazas, amedrentamientos y/o advertencias directa o indirectamente de los autores de los hechos en los cuales se los involucra, de sus cómplices o quienes con jinetas superiores asignaron las zonas liberadas. Saben días, horarios de habilitación de las fiscalías, para las declaraciones de los testigos y dejan amenazas escritas en sus autos. Esto da una idea cabal del enemigo al que se estamos enfrentando.
La disuasión de ir a colaborar con la investigación, es una tarea psicológica sobre las víctimas, con lo cual podemos mensurar el grado de organización que despliegan, posible únicamente con la debida protección política, el problema se le ha escapado de las manos. Ya cualquiera roba, asalta o asesina por su cuenta.
Hacer caer las pruebas y los testigos, es el acto preliminar para que el fiscal General ordene el archivo de las causas y que no haya más investigación ¿Cuántos son los casos que se esclarecen, los qué se investigan, los qué archivan? Ahora aparece el ajuste de cuentas como nueva figura para jugar en las estadísticas. Todo esto va a llegar a un juicio histórico, cuando esté vigente un nunca más o una comisión que se designe a los efectos, de esclarecer esta oscura etapa de la democracia asaltada por la impunidad y en detrimento de víctimas inocentes, que ha destruido a miles de familias. Esto nunca será aclarado con cualquier peronismo en el poder, y hacia allí debe ir el compromiso de todos los candidatos en el 2015.
No hay prevención, no hay investigación, no hay esclarecimientos, si hay detenidos son excarcelados y si hay reclusos se fugan. La aplicación de una simple regla de tres simple, nos indica que cada día estamos más lejos de la solución, y por otra parte, más cerca de sumar más víctimas que sufrirán robos, asaltos, secuestros, serán heridos y en el peor de los casos asesinadas. La reincidencia es fatal.
Está instalado un régimen político, cuyo objetivo es precisamente no ir a las cuestiones de fondo, porque las mismas son razones que afectarán la recaudación de dinero, del juego, de la prostitución, de la droga, de los piratas del asfalto, de los robo de autos, y en los innumerables delitos cometidos contra las personas y sus propiedades. Los gobernantes de turno se han especializado en vendernos un relato como real, cuando lo que ocurre es exactamente a la inversa, y es innecesario abrumar con miles y miles de ejemplos.
Este conjunto de funcionarios han llevado (en nuestro caso a Mar del Plata) a convivir con la desesperanza, o tal vez con la resignación del habitual “y por lo menos no nos hicieron nada”.
Un conocido médico, muy querido en nuestra ciudad, fue víctima de una feroz golpiza de sus asaltantes. Fue desfigurado (es una persona bastante mayor de edad), impresionaba verle la cara. Clamaba para que no le pegaran más a su esposa, a quien la tenían reducida en la planta superior de su vivienda. No les fue peor, sólo por una cuestión fortuita, podrían haber muerto de un paro cardíaco producido por el salvaje y desmedido ataque sufrido.
El intendente Pulti, alertado del hecho, poco tiempo después, se dirigió al domicilio del profesional, que todavía tenía las huellas del hecho en su rostro. El intendente intentó explicar, pero no lo dejaron, “Usted está creando una ciudad flotante, donde los que trabajamos, estudiamos, pagamos impuestos, criamos y educamos a nuestros hijos, decidamos abandonar la ciudad, porque así no se puede vivir”, por supuesto que no le importó, si es el intendente que llevó a Mar del Plata a los 70 asesinatos anuales.
Pulti, en esa oportunidad, estaba acompañado por el coordinador del Plan de Seguridad Ciudadana, doctor César Ventimiglia, quien también intentó justificarse con la instalación de cámaras de seguridad, pero tampoco tuvo suerte, “Mirá César, a vos te conozco, y sabés que las cámaras para lo único que hubieran servido era para saber (tal vez) quién me hubiera matado a mi, o a mi señora, o a los dos, así que te agradezco que evites todo comentario”, le dijo el médico para que Ventimiglia se ahorrara el verso de siempre.
También en plena discusión, sobre la inoperancia y falta de eficacia en los operativos de seguridad, el ex presidente del Concejo Deliberante, también ex secretario de Gobierno en funciones en ese momento y hoy presidente de bloque de Acción Marplatense, doctor Ariel Ciano expresó a sus interlocutores “Ustedes no entienden los esfuerzos que hacemos por la seguridad, porque ustedes son gente de derecha”. Es decir que habita en esa idea, que la seguridad y la vida de las personas es una cuestión de ideología. No hubiera sido trascedente, si hubiera sido una charla de café, pero no, ocurrió durante un debate derivado de reclamos por el manejo municipal en temas inherentes a la seguridad.
En este mismo contexto y en tiempos simultáneos a estos hechos narrados, uno de los integrantes del Tribunal Oral Federal, en un intercambio de opiniones sucedido en Moreno y Córdoba, definió como un exceso de los medios de comunicación, la profusa difusión que tenían los hechos de inseguridad, consideraba que instalaba la sensación. Según ese criterio se creaba a un clima que no era tal, porque que se multiplicaba la cantidad de veces en que se reiteraba la noticia, mencionando además razones tendenciosas. Pero no se detuvo allí, y como un especialistas en la materia que es, defendió su posición referenciando a México y Venezuela, como países con índices más altos en tasas de homicidios en relación a Argentina.
Seguramente, el tema merezca un mayor y mejor tratamiento, pero lo expresado responde a situaciones, charlas y hechos reales ocurridos en nuestra ciudad. Este modelo de gobierno, ha ubicado a Mar del Plata en la ciudad con más víctimas mortales por la inseguridad, en relación a su cantidad de habitantes, de toda la Provincia de Buenos Aires.
¿Cuál sería la conclusión? Qué esto no es una casualidad, sino que responde a un plan que se ejecuta, porque es la política que se aplica de manera vertical, con la obediencia que puede observarse en la práctica de fanatismo extremos, que no reparan en revisar los errores.
Jorge Elías Gómez
Foto:
enero 22, 2014
10:04 am
Para información de todos los que están a cargo del gobierno de la Nación, de las provincias y de las intendencias la inseguridad existe, está en todas partes, pequeñas y grandes ciudades. Probablemente ellos no la perciben porque ellos, sus familias y sus casas están custodiados. Para muestra basta un botón. Santa Teresita hace años que se transformó en tierra de nadie, los robos se suceden durante todo el año y se acrecientan durante las vacaciones o los feriados largos. Los ladrones son locales y a ellos se les suman, en épocas de turistas, los provenientes de otras zonas. En mi propiedad, que está asegurada, en estos últimos dos/tres años entraron dos veces cuando estaban de vacaciones mis hijos. Rompieron rejas, vidrios, persianas y se llevaron todo lo de valor que había, hasta la ropa de mis nietos! El último hecho fue entre el 18 y la madrugada del 19 de enero. La sensación de impotencia que producen estos hechos ni se lo imaginan los intendentes, los cuales se dedican a inaugurar paradores, organizar espectáculos en lugar de preocuparse por la protección de la gente. Una buena policía conoce a los ladrones, sabe donde están porque no le son desconocidos. Pero no sucede nada.
Debemos recordarle a los funcionarios que fueron elegidos para cumplir funciones determinadas dentro del territorio y que para ello reciben un sueldo pagado por todos nosotros. Si no están capacitados para cumplir dichas funciones, deben renunciar. El funcionario debe responder a las necesidades del Partido de la Costa y no solo a un partido político.
Sin más, saluda atte.
Graciela Valle
DNI: 13999061
No creo que el motivo fundamental de la inseguridad sean negociados entre la Justicia, la Policía y los funcionarios.
Creo que la seguridad y la Justicia están manejadas por gente imbuída de fanatismo ideológico.
Son fundamentalistas de la idea de que los delincuentes resultan víctimas de la injusticia social, y los robados y asesinados son culpables por poseer bienes y resistirse a entregarlos o compartirlos.
“No tengo… dame!” sería el discurso del pobre delincuente, que ya no pide ni exige, simplemente toma.
Otro tema que ha sido soslayado por funcionarios, periodistas y quienes se dicen especialistas en la materia, es la falta de cárceles, motivo por el cual se producen fáciles excarcelaciones alimentadas por leyes ridículas.
La última gran penitenciaría que se construyó fue la de Batán en 1960. Desde entonces el número de grandes cárceles se ha reducido.
Esa situación motivó que durante años los presos fueran alojados en las comisarías. Cuando esta situación fue advertida por los defensores de los derechos humanos, los jueces no tuvieron más remedio que liberar a delincuentes peligrosos para que los nuevos detenidos pudieran ingresar.
En síntesis… no hay cárceles donde guardar a esa lacra humana. Haría falta cuadruplicar el número de establecimientos penitenciarios para que las calles sean seguras para el habitante honesto y trabajador.
Pero eso a nadie le interesa. El ideologismo “progresista” tiene entre sus paradigmas que “todo preso es político” y que no se debe legislar ni condenar como en la época del gobierno militar.
O sea, que esta gente “piensa” que combatir y castigar a la delincuencia sería reprimir a los pobres, al pueblo, y que las leyes duras magnifican la desigualdad social.
Éste es el resultado, Así estamos.
Gracias Néstor por comentar.
Gracias por el comentario Graciela.