El presidente no soportó la catarata de frases polémicas que soltó Nicolás Márquez en las últimas semanas y busca despegarse. El escritor había indicado que “los desaparecidos no eran personas sino guerrilleros”, y aseguró que Perón tenía “apetitos sexuales perversos”.
El último libro semibiográfico sobre el presidente (“Milei, la revolución que no vieron venir”, de la editorial Hojas del Sur) pareciera recorrer un camino tan indescifrable como el del propio Javier Milei. Sus seguidores aseguran que está tercero en ventas en el país, mientras su autor intenta simular en entrevistas radiales y televisivas el hecho de que no pudo llenar ni el pequeño auditorio de la Feria del Libro.
El autor del libro es el polémico Nicolás Márquez, un abogado nacido en Ramos Mejía y criado en Mar del Plata, que ganó fama a base de más de quince libros con títulos tan polémicos como comerciales. Entre ellos, se encuentran “La máquina de matar”, sobre el “Che” Guevara, “El libro negro de la nueva izquierda” y “La guerra civil argentina”.
Milei aceptó que Márquez escribiera una obra biográfica suya al poco tiempo de asumir como presidente de la Nación. Cuando Márquez llegó a la quinta de Olivos, en una cálida mañana de verano, el mandatario estaba caminando, con el torso desnudo y un pantalón largo de gimnasia, adentro de la pileta. Sólo su cabeza y los leoninos cabellos se asomaban a la superficie. Allí, sumergidos en la pileta, hablaron durante ochenta minutos y Milei contó las bases de sus programas y el optimismo que sentía respecto al futuro.
El libro fue escrito en tiempo récord. La editorial les aseguró que, si esperaban obtener un éxito en ventas, necesitaban publicar la biografía antes de la Feria del Libro. Márquez llamó al periodista y politólogo Marcelo Duclos y, juntos, se zambulleron en la tarea. Mientras el abogado escribía la primera mitad, el periodista se encargaba de la última parte.
Márquez le comentó a Javier Milei que la gira de presentación del libro incluiría actos públicos en todo el país, incluyendo varios viajes al resto de América del Sur. Además, le pidió que comparta en sus redes sociales las publicaciones que el escritor llevaba adelante. Durante las primeras semanas, el primer mandatario cumplió con lo prometido. Luego, las frases de Márquez, que siempre se caracterizó por buscar prensa creando polémicas, fueron demasiado incluso para Milei.
“No tengo frenos ni condicionamientos”, asegura Márquez, orgulloso, en cada aparición pública. Ciertamente, sus aseveraciones lo corroboran. El abogado y escritor intenta venderse a sí mismo como un ariete de la derecha más recalcitrante y hasta sueña con lanzarse a una candidatura nacional que lo catapulte al Congreso. Pero para ello, antes, necesita hacerse más famoso.
En ese plan, lanzó en los últimos días una catarata de declaraciones que dejaron a más de uno, incluso en el arco político de la extrema derecha, dudando acerca de su sanidad mental. Sólo en un puñado de días, Márquez, que camina por la calle con camisas verde militar con el pecho desabrochado mostrando dos rosarios y un relicario colgando de su cuello, reivindicó a la dictadura cívico militar, negó un plan sistemático para robar bebés y aseguró que “los desaparecidos no son personas, son guerrilleros”.
Decidido a llamar la atención, comentó además que Juan Domingo Perón tenía “apetitos sexuales perversos”, que incluían sesiones sexuales con menores de catorce años y escenas homosexuales con el famoso boxeador norteamericano Archie Moore.
Márquez, que era un profundo admirador del ingeniero y capitán del ejército Álvaro Alsogaray, estuvo afiliado a la UCeDé, se formó en el Opus Dei, asegura que se debe combatir al matrimonio igualitario y que los homosexuales no deben adoptar porque empuja a los niños al suicidio y la drogadicción.
Según se pudo saber , mientras se encontraba de viaje en Estados Unidos, a Milei le llegaron, una vez más, noticias de Márquez. Las declaraciones del escritor se transformaron, rápidamente, en una bomba de tiempo que el presidente no quería desactivar, sino alejarse de ella. Desde Mendoza, en donde se encontraba para presentar “Milei, la revolución que no vieron venir”, Márquez se comunicó con el presidente para pedirle que comparta en sus redes sociales las historias de la presentación del libro.
La respuesta que recibió no habría sido la que esperaba. “¿No te das cuenta que ahora soy presidente?”, le espetó Milei. “No te voy a compartir más nada, porque cada vez que salís a hablar me creás problemas”, aseguró el mandatario a un desconcertado Márquez. Ante la insistencia del autor, el viajero frecuente zanjó la cuestión con una frase inequívoca: “Olvidate que existo”.
Ya sin el apoyo explícito del gobierno nacional, Márquez carga en sus espaldas con la promoción de su ópera prima. Desesperado y algo mareado por una fama que pareciera escapársele entre los dedos de las manos, lanza la última batería de frases polémicas. En recientes declaraciones, recordó cuando entrevistó a Jorge Rafael Videla. “Quería que defienda a fondo todo lo que quiera”, aseguró. También se apuró a elogiar al Reino Unido de Margaret Thatcher y al Chile de Augusto Pinochet.
Fuentes cercanas al gobierno confirman que Javier Milei “le soltó la mano”. A Márquez le quedan unas pocas semanas para que la efervescencia del libro se termine y ensaya una nueva tanda de “enemigos” a los que atacar. El Papa Francisco, el peronismo, los libertarios tibios y las feministas. Ya sin el apoyo del gobierno, llegó el momento de aferrarse con fuerza a esos dos rosarios que cuelgan de su pecho.
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