Las nueve cuadras (Rivadavia entre Yrigoyen y Boulevard Marítimo) llenas de marplatenses con cacerolas y pancartas del 18A, no eran sólo por lo que transmite Balcarce 50. ¿Cuál era su componente local? No es un enigma ni un dilema. El déficit de gestión, acompaña los números en rojo que dieron a conocer el concejal Carlos Arroyo y el ex secretario José Cano.
Mientras el modelo cruje, ¿La Municipalidad?, también
Ser un apéndice de la inestabilidad de CFK y la cola del cometa del Frente Para la Victoria, es para disfrutar el momento y saber leer la coyuntura. El tema es cuando no queda margen y está jugado y sin fichas. La obra pública como tracción de los votos ha desaparecido, y por el contrario lo la escena del descontento ha ganado ampliamente el escenario.
Las elecciones de medio término, dicen los entendidos en política que son las elegidas para castigar al oficialismo. Y no es casual que algunas señales, hayan comenzado a manifestarse en la mesa chica, son apenas susurros de habituales contertulios de los diálogos con el intendente. Pero lo importante es que ven venir la noche del fin de ciclo. Santiago Bonifatti, Ariel Ciano y Héctor Rosso, ya deslizan comentarios sobre los ataúdes que prende fuego el gobierno nacional, semana tras semana.
Lázaro Báez, Sueños Compartidos, Guillermo Moreno, la inseguridad insoportable, los desplantes a Francisco cuando era Bergoglio, el “Pajarico” de Maduro, la cruzada inútil de la ley de medios con sus objetivos falseados, la inflación, el dólar llegando a los $ 10.-, el uso político de las inundaciones y el creciente rechazo que provoca el kirchnerismo, en un corte transversal de la sociedad argentina, impactada por una u otras razones. El menú no ofrece muchas alternativas, el plato del día por ahora, parece seguir siendo polenta, y ya cansa y aburre.
Hoy hemos llegado a los peores registros de víctimas fatales, a causa de los accidentes de tránsito, pero a nadie se le mueve un pelo, la desprotección estatal municipal es alarmante y sólo una oposición débil, deshilachada, que trabaja poco, deja de luchar contra la mayoría propia, casi resignada a esperar que el desgaste del modelo haga su trabajo y esmerile más al oficialismo.
Hay máquinas viales que ya no pueden abandonar la delegación municipal a la que están afectadas, porque no tienen neumáticos, ningún intendente deja que cierren los cementerios, y mucho menos que se posterguen sepelios y cremaciones, los desvíos de fondos (como en el Teatro Colón) son cotidianos, como también se han transformado en cotidianos los ensayos de distracción.
No se puede vivir vendiendo humo: la cumbre meteorológica, el traslado del Palacio, los colores de los colectivos y la policía municipal, son los intentos de esconder que los contribuyentes marplatenses pagan los tributos más altos del país, en forma de sobretasa que luego no se afectan al destino previsto. Vivimos en la ciudad con mayor desocupación, la que ostenta el triste récord de la tasa más alta de homicidios en relación a la población, la ciudad donde la pobreza está haciendo estragos, con las consecuencias sociales inexorables, junto a Tigre, Tandil y Capital Federal se ubica con la ludopatía como flagelo.
El amateurismo e improvisación puestos de manifiesto, en el engendro de creación de la policía, cuando hizo pico la ola de asesinatos y hechos de inseguridad, es el fruto de la incontinencia y tener una respuesta hueca para los reclamos de la gente. Algo, aunque sea algo, para continuar huyendo hacia adelante. Sorprendentemente colegios profesionales, sindicatos, la CGT, la UCIP, agrupaciones políticas, asociaciones de fomento y la cadena de medios de prensa del optimismo, salieron a acompañar la decisión: una consulta de popular y otra sobretasa, que además no se sabe de cuánto es. Ahora nadie se pregunta o reflexiona que ese plebiscito popular es el escudo que busca Pulti, para ocultar su inoperancia e incompetencia. Si es así estamos ante la sociedad más ingenua del Planeta Tierra.
Esta es la política que Pulti entiende como propia, la que impulsa y la que transmite, pero no tiene nada que ver con lo que la gente observa y analiza todos los días. Una temporada alta desteñida, lejos de las expectativas creadas y sólo atenuada por fines de semana largo, el puerto y la pesca en su mínima expresión, la actividad inmobiliaria que sigue perdiendo aire, la construcción en niveles de deterioro desconocidos desde el 2001, no hacen más que transferir sus problemas a la actividad comercial que ya se siente en locales vacíos, otros que cierran y en una restricción del consumo inevitable. Todo se traslada al humor de la gente, y el humor de la gente estalla cuando la paciencia y la tolerancia ponen un límite.
Además el gobierno municipal se ha cargado otro lastre, interactuar para cuidar el congelamiento de precios con el gobierno nacional. No se sabe si por oportunismo, si obedeciendo a una orden, o tal vez para demostrar su capacidad de inmolación, la Oficina de Defensa del Consumidor y la Secretaría de Gobierno, se calzaron la pechera del INDEC, actuación desaconsejable, aunque hay que aceptar que algunas veces no queda más remedio.
Pulti también ha decidido copiar y pegar, hace populismo kirchnerista, pero del peor, pero son muy pocos los que lo advierten públicamente.
Jorge Elías Gómez
jgomez@mdphoy.com