Un disparate. El administrador del Hipódromo de La Plata, Mario Rodríguez, cree que su cargo está a la misma altura que el del titular del Instituto de Loterías y Casinos de la provincia de Buenos Aires. Así lo manifestó al defenderse de la denuncia que le hizo su número dos, Gabriel Maidana, por la compra de numerosos vehículos con fondos destinados a pagar premios hípicos.
Según informa este miércoles el diario la Nación, el subadministrador Gabriel Maidana denunció a Mario Rodríguez ante Lotería provincial por la compra directa de un tractor, dos camionetas 4×4, dos automóviles y un camión utilizando dineros de la cuenta de premios del hipódromo.
Se trataría de una malversación de fondos y el no cumplimiento de disposiciones del gobierno provincial, que establece que toda adquisición superior a los 100 mil pesos debe realizarse a través de una licitación. Por la denuncia intervino ya la contaduría general de la Provincia.
Rodríguez, ex secretario general de la Municipalidad de La Plata, aseguró al mencionado matutino que podía hacer esa compra, que como funcionario cuenta con el “total respaldo” del intendente Pablo Bruera -que sugirió su nombramiento al gobernador Daniel Scioli-, y que no tiene por qué consultar a la Lotería porque su cargo es de similar nivel al del titular de esa entidad, Jorge “Piedrita” Rodríguez.
Esta información, que evidencia la feroz interna en el área, fue publicada en la sección “Turf” de La Nación, que sólo consultan los aficionados.
Debe estar al conocimiento de todos la impunidad del administrador, que se cree a la altura del presidente del Instituto de Loterías y Casinos bonaerense.
Para el ex secretario general de la comuna platense, los dos puestos están en igualdad de condiciones. Quizás sea un artilugio de apuro para evadir a la Justicia.
Su prontuario
No todos lo conocen a fondo. Muchos todavía le creen que cuando dice “mi amigo” no miente, pero todos deben saber que Mario Rodríguez, alias “El Garca” no tiene amigos. Sólo tiene relaciones circunstanciales, de interés, para beneficiarse y obtener información, que seguramente tarde o temprano utilizará a su favor.
Lo mismo sucede con sus relaciones sentimentales. “El Garca” toma de cada una lo que necesita. Calcula, suma, resta, divide y multiplica, si la cuenta da a favor sigue adelante y aprovecha.
El problema es que “El Garca” ya va siendo historia y deja en el camino un tendal de heridos que en su momento confiaron en él, pero que con el tiempo descubrieron el lado oscuro de su personalidad.
“El Garca” fue secretario general de la Municipalidad de La Plata. Allí en más de tres años de gestión muchos cayeron rendidos por su dialéctica a veces amistosa y cordial. Pero poco a poco, funcionarios y empleados fueron descubriendo la verdad. Era el perfecto intermediario entre la tarea de los demás y el mérito propio. Un excelente rocho del trabajo ajeno, especialista en intermediación parasitaria.
Su motor espiritual lo constituyen una rara mezcla de envidia, resentimiento y “ganas de ser alguien”, de figurar. Esa extraña pero letal combinación más cierta dosis de inteligencia lo hacen una persona de temer.
Si sos o fuiste amigo (conocido peor) de “El Garca” y a vos te va bien y a él más o menos o mal, no va dudar en mandarte al frente como si nada. Siempre que pueda, con la persona y en el lugar indicado hará saber información inconveniente y perjudicial. A veces real, a veces inventada o tergiversada pero siempre dañina y ponzoñosa.
Él quedará como el tipo informado, inteligente y perspicaz que impresiona a su interlocutor, pero en el fondo, analizando un poco es “un verdadero buchón de cuarta”.
Aunque muchos se han ido dando cuenta, “El Garca” despliega su cuota de animosidad y celos en lugares muy diversos. En las cercanías del municipio, en el Senado provincial, la Gobernación y algunos en Ministerios donde encuentra ingenuos escuchas momentáneos, “El Garca” desplegará el odio, donde caerán jefes políticos, ex compañeros, ex amigos, etcétera.
Con la rama femenina el personaje se comporta igual o peor. Seductor histérico, baboso, ordinario, son algunos de los epítetos que damas y damiselas que lo conocieron repiten sobre su comportamiento.
Otra parte oscura de su vida: El día que no se hizo cargo de un hijo
Recordemos que había una vez, un pobre muchacho al que el sueldo municipal no le alcanzaba para poder hacer frente a sus obligaciones paternales.
Esta historia comenzó hace muy pocos años, cuando el funcionario en cuestión conoció a una mujer a la que le prometió un futuro promisorio y lleno de felicidad. Al considerarse un exitoso en su trayectoria política, no tenía más que embellecer unas pocas palabras para convencer a la mujer que en ese momento lo encandilaba.
Tras dar rienda suelta a sus bajos instintos, la historia que parecía color de rosa intempestivamente se volvió oscura, pues al poco tiempo de consumar la unión las “diferencias de criterio” se hicieron notorias y trajeron aparejadas las discusiones cada vez más difíciles de sobrellevar.
Pero el final del amor -que parecía simple y hasta manejado con experiencia por ambas partes- tuvo un “condimento extra” que en nada debería sorprender a las parejas que no se cuidan en sus relaciones íntimas: en el vientre de la mujer crecía el embrión que meses después se convertiría en el hijo de ambos.
Ni lerdo ni perezoso, el muchacho de esta película se escapó como rata por tirantes y su lógica perversa le hizo creer su propia mentira, es decir: negar la paternidad de manera compulsiva. Sin embargo, y cuando se lo propone, la ciencia todo lo puede, pues tras un tira y afloje judicial se determinó por estudios de ADN que aquella falsedad tenía patas cortas.
En fin: el protagonista masculino de esta historia es el ex secretario general de la Municipalidad de La Plata y ahora administrador del Hipódromo de esta ciudad, Mario “Piero” Rodríguez (el apodo hace referencia a su antiguo parecido con el cantante en cuestión, con anteojos incluidos), quien tras varias disputas con la mujer abandonada a su suerte con el hijo en común tuvo que asistir a un juzgado de menores para responder por la cuota alimentaria y otras obligaciones correspondientes.
De acuerdo a lo que pudo saber NOVA de fuentes cercanas al caso, cuando a “Piero”, o “El Garca” le tocó asistir al juzgado para intentar dar explicaciones a la otra parte sobre su comportamiento olvidadizo, esgrimió un argumento poco convincente: “Lamentablemente, no voy a poder aportar dinero alguno porque el sueldo que percibo no me alcanza para vivir, y mucho menos para el pago de una cuota alimentaria”.
“Deje de llorar miseria”, dicen que le dijo el representante letrado de la mujer que reclama derechos por la criatura que tienen en común, mientras observaba el lujoso traje y los zapatos con los que “Piero-Garca” decidió asistir a la audiencia.
Obviamente, esta historia sigue estirándose pues una de las partes insiste con sus miserias, desconociendo que hay una persona muy pequeña que crece día a día y espera que se haga justicia. Pero con garcas y ratas como ésta, la cosa no es tan fácil.