Finalmente, María Eugenia Vidal confirmó que será candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones legislativas de este año, regresando al territorio donde nació e hizo casi toda su carrera política. Desde la Provincia que gobernó durante cuatro años la miran impávidos.
“En la Ciudad donde nací, viví mi infancia y mi juventud y que me dio el honor de ser diputada, ministra y vicejefa de Gobierno, y con este equipo unido, hoy anuncio que voy a ser precandidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires”, escribió, eufórica por su regreso triunfal al escenario político.
Vidal explicó porqué demoró en tomar la decisión: aseguró que no se debió a una “especulación”, ya que, subrayó, “jamás haría algo así porque entiendo que esto es mucho más grande que yo”.
Lo cierto es que a ningún observador del tablero político se le escapa el cálculo puntilloso de la exgobernadora, que sufrió una paliza histórica mientras buscaba su reelección y que se arriesgaba a terminar definitivamente con su carrera política si volvía a perder en Provincia.
En Capital, Vidal está en su zona de confort. Muy difícilmente el peronismo pueda arrebatarle el triunfo. En Provincia, acaba de dejar huérfanos a 3.8 millones de ciudadanos que le confiaron su voto.
¿Y los bonaerenses que la esperaban? les dedicó un mensaje, escueto: “Si me corro de la Provincia es para que aparezcan caras nuevas. Pero no los abandono”, afirmó. ¿Es una cara nueva la de Diego Santilli, con un fugaz e intrascendente paso por el IPS en los albores del 2000? ¿Es Vidal, que desembarcó en la Provincia en 2014, una “cara vieja”?
A Vidal le llovieron críticas, de propios y extraños. Basta con leer las respuestas más comentadas a cada uno de los tuits que publicó hoy. Uno de los más lúcidos fue Sebastián Galmarini, ex legislador provincial y actual miembro del directorio del Bapro.
“Una tomada de pelo. Da entre bronca, tristeza e impotencia. Es un fraude que no había sucedido. Ida y vuelta sin antecedentes. Ya no solo es solo su mala gestión de gobierno, sino su comportamiento individual”, objetó.
Vidal, que despreció las oficinas de la Gobernación bonaerense y a la ciudad de La Plata, que hizo “embellecer” una residencia en la base aérea de Morón para recibir a Jorge Lanata y terminó gobernando desde el Museo Ferroviario de Retiro, que endeudó y empobreció ferozmente a la Provincia y a 17 millones de bonaerenses, regresa, finalmente, a un territorio sin calles de tierra ni preguntas incómodas. Y eso habla, antes que de su vocación política, de su calidad humana.
INFOCIELO publicó una serie de encuestas que se realizaron durante el mes de junio. Además de adelantar el escenario electoral, todos los sondeos coinciden en señalar el enojo de los ciudadanos contra la clase política, que parece ajena a sus problemas cotidianos. Decisiones como la que acaba de tomar María Eugenia Vidal explican bastante bien la cuestión.
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Esta Hiena viene de la época de los sushi boys. Que le pregunten por el Dr. Favaloro!