“Mirá hoy yo tendría que estar comiendo un asado con mi viejo y mirá dónde estoy, donde lo tuve que dejar hace 15 días” dijo Ignacio, el hijo de Mariescurrena, a mdphoy.com cuando la marcha regresaba y justamente pasaba frente a la Cochería López Caruso, ubicada en Jacinto Peralta Ramos 475, donde se cumplieron los servicios fúnebres.
El 8 de junio, el comerciante fue uno de los marplatenses que es asesinado cada 60 horas. No tenía una flota de remises que hiciera un paro por su vida ni tampoco un sindicato como SUPETAX que cope la jefatura Departamental y sea funcional políticamente al intendente Gustavo Pulti. Pero Mariescurrena tenía vecinos y amigos, los que ayer programaron una pacífica marcha, que organizaron el recorrido los horarios, difundieron la convocatoria y armaron las pancartas, para protestar una vez más contra la inseguridad.
Los vecinos del Barrio Fortunato De la Plaza, concretaron anoche la primera marcha tras el asesinato del comerciante Jorge Mariescurrena, ocurrido el 8 de junio en Friuli al 2.200, cuando salía de su domicilio, hacia el comercio de su propiedad que atendía en ese barrio. Los familiares (entre quienes se encontraban su viuda y sus hijos), amigos y vecinos se encolumnaron a partir de las 18.00 desde Friuli y Fortunato De la Plaza y se dirigieron portando carteles, con el rostro de la víctima, hasta Independencia y Juan B. Justo. Tras una breve permanencia en el lugar, muy ordenadamente y hasta circulando por la vereda de los números impares, para no impedir el tránsito vehicular, regresaron hasta el lugar de partida.
Alrededor de 500 vecinos se reunieron para reclamar justicia y seguridad, una convocatoria que ya había sido gestada por muchos de esos vecinos, a quienes los sorprendió el asesinato de Mariescurrena, precisamente horas antes de una protesta que se formalizó ese mismo 8 de Junio en Jacinto Peralta Ramos y Fortunato De la Plaza.
Intendente Pulti. Jefe de policía de la ciudad. Suena el teléfono. ¿Pasó algo? ¿Una grande de muzzarella? No. Un asesinato hubo. El asesino, como mínimo, tiene que estar preso. Como máximo, dárselo de comer a las gaviotas de las playas de Camet. De lo contrario, déjenle sus lugares a otro que le importe que estas cosas no pasen más.