La idea de que en Mar del Plata nos la pasamos viendo lo que pasa afuera y nunca le prestamos atención a lo que sucede puertas adentro encuentra una nueva muestra (que no hacemos profeta a nadie por estas tierras). Y en su ajetreada carrera por nombrar visitantes ilustres, y sacarse fotos con famosos, nuestros concejales dejan pasar una gran oportunidad. Porque una enorme injusticia se ha cometido.
No hay más que meterse dos segundos en las redes sociales del inefable Marcelo Pasetti, el mandamás del Diario La Capital, para descubrir que tenemos ahí a un gran promotor de la ciudad. ¡Qué Guardia del Mar, Reina del Mar, ni qué ocho cuartos!
¿Visitante ilustre? No, el tipo vive acá. ¿Ciudadano ilustre? No, muy vulgar. Además, nombran ciudadano ilustre a cualquiera. Ya sé… ¡Embajador Cultural de Mar del Plata! Ese sí que es un título adecuado.
Como gran periodista que es y demostrando el cargo que detenta, marcelito te tira los números del Covid cada tanto. O te arroba -de puro olfa- a algún amigo que consigue un cargo nuevo como el “Cholito” Ciano en Aerolíneas Argentinas. Es decir, está en los temas importantes.
Tal vez si lo seguís en sus pintorescas redes no te aparezcan novedades como las de los vacunados VIP contra el COVID, como su jefe Florencio Aldrey Iglesias y familia, una noticia que sacudió a todo el país. Ni precisiones sobre las irregulares concesiones que logra el empresario o los ridículos cánones que paga por el usufructo de espacios públicos. Pero seguro que te enterás cómo le crecen los tomates y las berenjenas en su quinta.
Lo importante es lo de menos en el mundo virtual de marcelito. Un día se levanta, te filma las olas en la playa y te comenta que es una “linda mañana”, como para que salgas sin abrigo a hacer los mandados. Marcelo te cuida. El mar, la playa, las olas y el viento, sucundum sucundum, son su obsesión marplatense por excelencia (sobre todo el sucundum sucundum desde La Capital).
Sobre el sucundum de La Capital, suele difundir una columna semanal integrada por una serie de viñetas que son como un detrás de escena de la política local. Uno de esos espacios donde no se da ningún nombre, se tiran pistas más o menos obvias para que el lector sepa de quién se trata, y se aprovecha a presionar diversos intereses con rumores que nunca necesitan confirmarse.
Pero en definitiva que las redes sociales de Marcelo son la huella dactilar de la ciudad, nuestra carta de presentación al mundo, el archivo de una memoria colectiva que desea ver un cardumen de caballa o el robot del boliche “Enterprise” para poder seguir respirando. Ese estilo despojado se corresponde con una ciudad que no tiene problemas evidentes, donde todo funciona perfectamente.
Desde aquí proponemos sanear este asunto y que de una buena vez por todas el Concejo Deliberante se reúna para algo útil y nombre a Marcelo Pasetti como Embajador Cultural de Mar del Plata. Pasetti es a la ciudad como los churros de “Manolo”, como los buñuelos de los valencianos, como un paseo en el Anamora, como los lobos marinos de la Rambla.
Marcelo es nuestro… ¿o en verdad nosotros somos de él y de Aldrey Iglesias?
No se puede correr a los demás cuando no se puede trotar ni media cuadra