Arte y Cultura, Teatro

Marcelo Cober y la memoria: era viernes y llovía…

Por Virginia Ceratto

(especial para Mdphoy.com)

Antes del reestreno de su obra “La noche del exilio” y en cartelera aún con “Amores esquizofrénicos”, y tras una temporada donde el “localidades agotadas” fue una constante, el autor, director y actor Marcelo Cober hizo un análisis de la actividad teatral en la ciudad. Sin red.

Primero y principal, explicó Cober, “hago teatro acá desde 2018. Vengo de otra escuela y acá, me encuentro con los actores y veo que tienen una gran confusión entre un taller y hacer una obra, y cuando llega el momento de hacerse cargo, o no tienen tiempo para ensayar o pero, pero… Y no se dan cuenta de que una puesta no es un taller. En una obra para estrenar, hay un texto que respetar, un director que respetar… Ese es el mayor problema con el que me he enfrentado”.

“Y el segundo punto es que acá, los grupos de teatro, los talleres, ven a la interpretación desde el sentir, exclusivamente, y se olvidan del decir y el hacer. Y entonces, un actor, se sienta a sufrir en el escenario y el público ni se entera, porque no lo dice, o no lo dice bien… Hay cantitos… El que no declama, canturrea… Lo mismo que el hacer. Parecen no saber que cada personaje camina, come, se peina de manera diferente…”, agregó.

-¿Cómo, entonces, lograste conformar grupos estables?
Poniéndome un poco en director y un poco en docente. Yo me siento y en donde abren la boca marco todo. Toda oración tiene una palabra clave, la que da la intención, y eso lo tengo que explicar, todo el tiempo. Trabajar conmigo no es fácil… Y ojo, que me lo dicen los actores: lo que aprendo con vos no lo aprendí en diez talleres, aunque me den ganas de matarte.

-¿Y el público marplatense?
No llega a entender que hay muchos talentos dentro de cualquier rama del arte marplatense, y esperan la temporada y en general, no van a ver teatro independiente de la ciudad. Y me pregunto, ¿por qué? Van amigos, familia, pacientes, pero poco público desconocido… Llenar una sala es un trabajo en equipo. Y está claro que no hay apoyo oficial.

-¿No hay nichos, salas, que tienen un público cautivo?
Algunas salas sí, pero no es una regla general… Pero que hay nichos los hay, como las brujas…

TEATRO Y SALUD MENTAL

¿Cómo surge la idea o propuesta de visibilizar temas vinculados con las relaciones y la salud mental en clave de comedia?
En realidad, cuando uno escribe temas relacionados con la salud mental, hay que tener en cuenta que tienen que ser salidos de la vida real, de la experiencia. Cuando escribís un drama, vinculado con la salud mental, la misma angustia, hace que el espectador tape la realidad, por una identificación suya, o de un conocido, o familiar. Entonces, el subconsciente hace que vele esa realidad. En cambio, una comedia se ofrece para reír. Uno ofrece lo mismo, pero riendo, y eso posibilita que al llegar a tu casa te des cuenta de qué te reíste. Yo escribo desde el grotesco, porque el tono de comedia es muy suave, no da tiempo para pensar, en cambio, el grotesco hace que surja la risa, tapa el drama y luego viene la reflexión. Fijate en “Amores esquizofrénicos”: qué común es el profesional que usa su deseo sexual y lo canaliza en un paciente, aprovechando el enamoramiento de la persona. Es común, lamentablemente, pero no se dice…

¿Siempre escribís acerca de lo que se tapa o no se dice?
En realidad es lo único que me inspira a escribir. Cuando escribí “La noche del exilio”, lo hice sobre un tema que, actualmente, tratan de tapar, de ocultar, pero es una realidad de nuestro país, ocurrida en 1966, el 29 de julio, a las 10 de la noche, llovía y era viernes…

Y ahora la reponés.

Sí. La voy a reponer por dos motivos importantes. Primero, la obra se llama “La noche del exilio. El comienzo”. Y creo que éste es un momento en el que se repite un comienzo de lo que aconteció en aquel tiempo. Hay un aroma a repetición. Porque, así fue, así empezó… Reprimiendo a los estudiantes, con gases lacrimógenos, hidrantes, palazos, culatazos… Yo lo viví, no me lo contaron. Y luego sobrevino la represión masiva en la década del 70. Por eso el subtítulo es “El comienzo”.

Y la segunda razón…
Es hacer homenaje a todos aquellos que pudieron estar, y hoy no están. Y no sabemos nada. Y eso es terrible, terrible… Fueron asesinados o fueron exiliados. Nunca los recuperamos.

¿Cómo vivís tu condición de sobreviviente?
En principio lo vivo con culpa. Lo viví preguntándome por qué yo sobreviví y no otros. Y por otro lado, me siento bien, porque lo puedo contar, lo puedo manifestar, puedo dar testimonio. Cuando me encuentro con gente más joven, veo que no saben la historia, no creen que haya sido para tanto. Escucho voceros gubernamentales decir que la violencia engendra violencia. Y no es así, porque reclamar derechos no genera ni provoca ningún tipo de represión. No debería. ¿La gente no tiene memoria?

¿Por eso hacés teatro?
Sí, hoy más que nunca. Es mí, nuestra arma… El arte es una noble manera de luchar.

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