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Mar del Plata ya vive la Copa América con Dibu Martínez como su símbolo

De aquel pibe nacido en cercanías del Bosque de Peralta Ramos, hermano menor de Alejandro e hijo de Alberto y Susana, a este momento increíble, hay una historia apasionante. Una historia en el colegio Sagrada Familia, del puerto marplatense, que fue su cobijo educativo antes de ir a Independiente y caer en manos de otro maestro: Miguel Angel Pepé Santoro.

Ya el fútbol era parte de su vida. General Urquiza, Talleres y San Isidro desfilaron en esos años como sus primeros escudos. El recientemente fallecido Cacho Gonzalo y Jorge Peta comenzaron a forjar el estilo y la personalidad de lo que es hoy Emiliano MartínezLa Plaza Sicilia, de Colinas de Peralta Ramos, era el lugar de entrenamiento casi a oscuras con el frío marplatense que calaba los huesos. Cacho luchaba para que Dibu eligiera su puesto en la cancha. Era el arco o el mediocampo. En Urquiza, Roberto Etcheverrigaray, su técnico, dice que “al arco llegó por casualidad”Algunos cuentan que también se veía bien como delantero.

“Como estudiante era medio vago pero tuve una buena educación. Mi mamá trabajaba 10 horas por día para mandarme a una escuela privada. Nos dejaba en la parada del colectivo a las 6.30 y recién la volvía a ver a la noche cuando terminaba de trabajar. Mi viejo se iba al Puerto a la madrugada así que también lo veía poco”, cuenta Dibu sobre su infancia.

Ya a los 10 años lo llevaron a probarse a Boca y River pero no quedó. Volvió a Mar del Plata y jugó en Talleres y San Isidro. Ahí Roberto Gonzalo le consiguió una prueba en el Rojo. Ahí cambió su vida.

En 2009 debutó en la Selección Argentina en el Sudamericano Sub 17 y le atajó dos penales a Brasil. Luego jugó el Mundial de Nigeria, donde fue observado por el Arsenal inglés. Lo invitaron diez días a Inglaterra. Fue con Santoro, que reveló que entonces Dibu “era muy joven y no quería alejarse de la familia”. Pero la prueba fue satisfactoria y el conjunto de Londres pagó medio millón de dólares por el 65% del pase de un chico que apenas tenía 17 años y no había debutado en Primera.

Recién en 2012 debutó en el Oxford United de la tercera división. Sin continuidad en Arsenal, pasó por Sheffield Wednesday, Rotterdam, Wolves, Getafe y Reading. Luego vino el éxito, las tres copas con la selección y su presente fulgurante con el Aston Villa.

La locura que provocó la Selección Argentina a través de la obtención de la Copa del Mundo en Qatar tuvo en Martínez uno de los picos más altos en materia de recibimiento post título. El Balneario Las Toscas se cubrió de gente orgullosa de recibir al nuevo ídolo marplatense, más que Vilas, Uby Sacco, Nora Vega, Juan Curuchet, los alfajores, los lobos marinos o los pullovers de la avenida Juan B. Justo.

Ciento cincuenta mil personas se agolparon en la costa aquel 22 de diciembre de 2022 en un acto multitudinario y apoteótico, lleno de signos y costumbres marplatenses. Recibiendo al campeón del mundo, homenajeando al marplatense más famoso.

Dibu sabe que Mar del Plata es su lugar en el mundo. Cuando tiene un par de días de su alocada agenda, se llega a La Felíz y se impregna del aire marino, un poco de amigos que quedaron de la infancia y transita sus calles como un marplatense más.

Todavía no tiene su estatua o su avenida, pero un artista local instaló una gigantografía a metros de la costa en la zona céntrica y allí quedó como una esfinge que veneran vecinos y visitantes emulando una atajada de las que contribuyeron activamente a ganar el Mundial. Este jueves arranca la Copa América y Dibu sostiene desde el arco la ilusión del bicampeonato. Mar del Plata ya vive el torneo en la piel de su ídolo, convulsionada y orgullosa, confiada en que sus manos vuelvan a levantar un trofeo.

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Ernesto Gallardo

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