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Comienza el rodaje de “La Pistolera (La leyenda de Pepita)” en escenarios de Mar del Plata

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En mayo comenzará el rodaje del filme “La Pistolera (La leyenda de Pepita)”, dirigida por la reconocida cineasta Lucía Puenzo. Las escenas se filmarán durante tres semanas en diferentes escenarios de la ciudad, principalmente en la zona del puerto, donde Di Tulio ganó fama como regente de dos prostíbulos.

Con protagónico de Luisana Lopilato, la película estará basada en la vida de Margarita Di Tullio, la llamada “reina del hampa marplatense” que se convirtió en una de las mujeres más famosas de la historia criminal argentina.

La producción está impulsada por un consorcio cinematográfico: el estudio argentino Zeppelin (Hernán Guerschuny y Lucas Jinkis); Historias Cinematográficas (Esteban Puenzo, Nicolás Puenzo); Javier Furgang (agente de talentos de The Remake); Wild Sheep Content (Erik Barmack); Yair Dori (Dori Media); Bar Rimoni, 7395 Media (Moisés Chiver y Paula Manzanedo) y Non Stop Studios (Patricio Rabuffetti y Gastón Gualco).

Desde Zeppelin Studios indicaron que la película estará centrada en “Marga”, encarnada por Lopilato, la famosa criminal que revolucionó el negocio de la prostitución al rescatar y empoderar a mujeres víctimas de trata. Su leyenda se cimentó en 1985 tras un triple crimen en defensa de su familia, un evento que la catapultó a la fama y la convirtió en un mito popular en Argentina.

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Luisana Lopilato interpretará a Margarita Di Tulio, dirigida por Lucía Puenzo.

La historia de “La Pistolera”

Margarita Di Tullio nació el 15 de junio de 1948 en Mar del Plata y de chica se hizo lugar en un mundo de hombres hasta convertirse en “la reina del hampa”. Comenzó a delinquir a temprana edad, a los siete años, cuando su padre Antonio la llevaba a la Gruta de Lourdes para que vacíe las alcancías que los feligreses llenaban a diario. Cuando cumplió diez, le enseñó a disparar.

Durante su adolescencia se dedicó a asaltar a desprevenidos amantes en la denominada “Villa Cariño” marplatense y luego comenzó a asaltar fábricas y comercios de la zona portuaria. Esa rutina la mantuvo hasta 1966, cuando cayó detenida por el delito de robo automotor a mano armada. Tenía 18 años. Durante los siguientes cuatro años, sus compañeras del Penal de Dolores la prepararon en peluquería y manicuría.

Casada con Guillermo “El Negro” Shelling, Margarita protagonizó el 20 de agosto de 1985 el triple crimen que la puso en la primera plana de los medios nacionales. Se adjudicó los tres crímenes, pero las pericias determinaron que había causado la muerte de dos de los sujetos. Por el hecho, caratulado como exceso en la legítima defensa, cumplió una condena de tres años de prisión. El apodo “Pepita”, que la hizo conocida en los medios, nunca le gustó.

A mediados de los ’80, Di Tullio abandonó la delincuencia y junto a su pareja abrió “Neisis Drinks”, el emblemático cabaret que regentearía hasta su muerte. Sus hijos continuarían con el negocio familiar.

En 1997 el nombre de Margarita Di Tullio ocupó las primeras planas de los diarios nacionales. “Pepita, la pistolera”, esta vez, había quedado envuelta en un nuevo caso policial resonante: se la acusaba de liderar “La banda de los Pepitos”, organización sospechada de haber participado el 25 de enero de ese año del crimen del fotógrafo de la revista Noticias, José Luis Cabezas.

Di Tulio llegó a la mesa de Mirtha Legrand y participó del detector de mentiras de Samuel “Chiche” Gelblung. Por esos días también se enarboló como una de las principales defensoras de las prostitutas que habían sido asesinadas por el denominado “El Loco de la ruta”, un falso asesino serial inventado por la Policía Bonaerense. “Cuando me muera no los quiero ver llorar, quiero que pongan música y tomen champagne. Los voy a estar mirando”, les había dicho a sus familiares meses antes de sufrir el ACV.

El 30 de septiembre de 2009 Margarita Di Tulio falleció en el Hospital Privado de Comunidad tras pasar meses internada. En Mar del Plata nunca se vio un velorio igual. Las “chicas” de Marga -así se autodenominaban las mujeres que trabajaban en su cabaret- llegaron a despedirse de la reina de la noche portuaria con sus ropas de trabajo y una copa de champagne en la mano. (DIB) ACR

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