La decisión del Gobierno Nacional de restringir la circulación en diferentes distritos de 18 provincias argentinas volvió a colocar a Mar del Plata en el centro de una negociación. Con una relación muy tirante entre las administraciones de Axel Kicillof y Guillermo Montenegro, y con una ciudad en total desobediencia civil ante la temprana aplicación de la cuarentena cuando no había casos de coronavirus y por la grave crisis económica que atraviesan vastos sectores, el escenario se presenta sumamente delicado.
La esquizofrenia que envolvió a todos los dirigentes desde el pasado marzo se puede resumir perfectamente en el Intendente Guillermo Montenegro. Pasó en apenas 4 meses de disponer el cierre de absolutamente todo a promover aperturas sin ningún tipo de plan, como sí lo hizo la ciudad de Buenos Aires a través de su ministro de Salud Fernán Quirós, un ejemplo de cómo enfrentar una pandemia.
Negó sistemáticamente una transmisión comunitaria evidente, la que final y tardíamente debió reconocer ante las presiones de la provincia. Y pasó de los excesos en mayo exponiendo en redes sociales a una pareja paseando por la costa, a “hacer la vista gorda” ante el descontrol que se vivía todos los fines de semana en diversos espacios públicos, y que provocó el retroceso a Fase 3 el 29 de agosto.
Acorralado por el 26% de desocupación y el 38% de pobreza, y con un nivel elevado de contagios, su margen de acción se acota ostensiblemente.
La apertura de actividades en la ciudad que están prohibidas en la Fase 3 según la normativa bonaerense, no será fácilmente “olvidada” por la administración de Axel Kicillof. Las últimas declaraciones públicas de algunos de sus funcionarios así lo indican.
Y pase lo que pase en los próximos días, la provincia parece ejercer una intervención cada vez más decidida en las decisiones políticas locales, y no sólo en materia sanitaria.
Las operaciones de uno y otro lado ya comenzaron. Mientras algunos anticipan que no habrá cambios, otros presionan para que ocurra lo contrario. En recientes declaraciones, el jefe de asesores del Ministerio de Salud bonaerense Enio García afirmó que indicó que Mar del Plata es una de las ciudades con “mayores contagios”, siendo el segundo municipio con más casos en Buenos Aires. “Se piensa en una cuarentena más estricta“, remató.
En la jornada del viernes, el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, adelantó que ciudades como Mar del Plata, con una alta cantidad de casos diarios de coronavirus, no serán alcanzadas por mayores aperturas, a la vez que abogó por abordar “con mucha prudencia la circulación, las actividades que se permiten y de las condiciones en que se permiten esas actividades”. Y tildó de “ilógico promover más aperturas”.
Así mismo, el funcionario provincial expresó que “lugares como Mar del Plata o algunas otras ciudades grandes del interior de la provincia están con un problema bastante severo en materia de ocupación de camas. En ese contexto, demandar mayor apertura de actividades es absolutamente ilógico”. Y agregó: “Yo tengo acá el tablero de comando. La ocupación de camas en Mar del Plata está en el orden del 70%”
Y mencionó un punto clave: “Cuando la ciudad estaba “libre de contagios o con muy pocos hubo aperturas de la gran mayoría de las actividades. Inclusive algunas a nuestro entender en exceso”. Claramente hacía referencia a las aperturas que se fueron dando en Mar del Plata desde julio, luego de que muchas actividades permanecieran absurdamente cerradas durante más de 4 meses.
La polémica por la ocupación de camas no es un tema menor. Desde este medio venimos señalando la falta de claridad en la información municipal sobre este álgido punto. La controversia estalló el pasado fin de semana Un paciente de 56 años con coronavirus fue trasladado a Capital Federal porque no había camas para atenderlo en el Hospital Interzonal y el modular.
El hombre fue transportado con asistencia mecánica respiratoria en un avión sanitario para ser alojado en el sanatorio Antártida, del Sindicato de Camioneros, especialmente abierto durante la pandemia para atender a pacientes de la provincia de Buenos Aires. El Centro, se recuerda, fue “inaugurado” por el Presidente Alberto Fernández, donde colmó de elogios a Hugo Moyano.
Frente al hecho, desde el municipio salieron a aclarar que nunca tuvieron conocimiento del caso y remarcaron que se trató de una decisión individual del paciente y no de un colapso sanitario. Inclusive, circuló un audio del propio Intendente Guillermo Montenegro, calificando al hecho como “una operación”. Y remató: “Tengo una calentura que vuelo, que nos tomen de pelotudos a los marplatenses no lo puedo creer”.
Sin embargo, poco después, en declaraciones públicas, pareció reconocer la saturación: “En las clínicas hay 40 camas UTI Covid ocupadas y tenemos en la ciudad un total de 170 camas UTI. Debería haber libre 70 pero no es cierto, porque no tenés personal que por ahí lo tenés aislado (por la enfermedad). El número me varía todos los días: hoy tengo alrededor de 18 camas, pero si me preguntas mañana pueden ser 2 o 25”, explicó Montenegro.
Cuando dijo esto, de acuerdo al reporte municipal, había 102 camas UTI ocupadas. Con las 18 reconocidas por el jefe comunal, el total de disponibilidad ascendería a 120. Es decir, un 85% de ocupación. Pocos días antes, la Secretaria de Salud Viviana Bernabei había marcado de un 55 a un 60%.
El último informe del Municipio respecto al Covid señaló 109 camas ocupadas. Como se aprecia, pese a un promedio de 15 decesos diarios que se producen en la ciudad por Covid, al menos en las últimas semanas, la ocupación de camas no sólo no se mantiene constante, sino que sube. Las internaciones por la nueva enfermedad suelen ser de 20 a 30 días, y eso hace que la rotación sea muy lenta.
El otro asunto que genera controversias pero que extrañamente aún no impactó de lleno es el de la cantidad de contagios. Si bien hay que aclarar que la Municipalidad no oculta casos, se verifica un sub registro respecto a las estadísticas provinciales. Por ejemplo, a las 18:17 hs del sábado, la sala de situación del Ministerio de Salud bonaerense informa que hay 16.442 casos de coronavirus acumulados desde el 12 de marzo.
En el reporte de la anoche del viernes, la Comuna informó que había un total de 15.547. Es decir, una diferencia de 895 contagios, que es una jornada de menor trabajo. En el hipotético escenario que el gobierno local registre en el próximo parte 350 casos, seguiría habiendo un desfasaje de 545 personas contagiadas. Lo que parece estar ocurriendo es una fragmentación de la información.
Con este escenario, y con las declaraciones de los funcionarios de Kicillof, no cabe duda que Mar del Plata debería ir hacia una etapa de mayores restricciones hasta el 25 de octubre.
Pero el hartazgo social y las penurias económicas juegan un rol fundamental. Lo resumió muy bien e Director de la Escuela de Medicina de la ciudad, Adrian Alasino: “Si tengo que pensar solamente desde lo referente a la salud, suscribiría a la idea de que deberíamos necesitar en Mar del Plata dos o tres semanas fuertes de Fase 1, pero eso es imposible de cumplir, aunque desde el punto de vista sanitario se necesitaría eso”.
Pero agregó: “Sabemos que eso no va a pasar, por todo lo que ya conocemos desde lo económico y porque la ciudad necesita otra cosa, por lo tanto a mí sí me parece que hay que buscar la estrategia de poder sentar a la mesa, ambas problemáticas, sin subestimar a la pandemia en pos de la desocupación o la problemática económica”
Pero difícilmente la provincia no le pase facturas al gobierno local. Quizá ya lo empezó a hacer, cuando en las últimas horas Carlos Bianco le pidió públicamente al intendente que desaliente la movilización contra el Gobierno que se prepara para el 12 de octubre: “La verdad que sería muy sano y responsable por parte del intendente Montenegro que llame a no movilizar”. En el barrio suena por lo menos a advertencia.
Pablo Portaluppi
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