Por José Rigane
Por estos días se cumplen 30 años del comienzo de la guerra de Malvinas. El debate nacional sobre la soberanía de las islas, ocupadas desde 1833 por Gran Bretaña, esta vez aparece cruzado por múltiples temas que permiten un análisis para entender en qué marco ocurre este aniversario.
Desde la política exterior, el gobierno nacional fue bastante inteligente al rodearse de aliados regionales; desde la Venezuela de Chávez hasta la Colombia de Santos. A su vez, esta política se complementó con la denuncia internacional a los enclaves coloniales que siguen vigentes en el mundo y que la mayoría (10 de 16) pertenecen al mismo país: Gran Bretaña.
Pero la reacción de los países del continente también se vio justificada por las burdas declaraciones y medidas públicas que fue tomando gobierno inglés al mando de su Primer Ministro, David Cameron, como cuando el país europeo envío un buque de guerra al Atlántico Sur o cuando declaró que Argentina era un país “colonialista” por su política hacia las islas.
Más allá de las urgentes necesidades nacionalistas que tenga el Primer Ministro, donde la crisis internacional afecta el clima económico y social británico, Inglaterra parece seguir con su política de no sentarse en la mesa de negociación, apartando así cualquier acercamiento diplomático entre ambos gobiernos. La actitud británica no escapa a la soberbia de siempre.
Por nuestro lado, en Argentina fue creciendo la sensibilidad sobre el tema “Malvinas” y, de la mano de esto, fue reinstalándose el debate de la soberanía nacional. Desde el gobierno se hace un fuerte hincapié en poner el foco en el reclamo pacífico de la Argentina sobre las islas, apelando a la apertura del dialogo bilateral como comienzo de las negociaciones diplomáticas. La respuesta británica pasa por evitar cualquier intento bilateral de sentarse en un mesa de negociaciones.
Pero, además de la política internacional, el otro tema importante son los recursos naturales que rodean las Malvinas. Entre ellos, el petróleo –como recurso no renovable- aparece como fundamental, con niveles de extracción significativos sobretodo a partir del desarrollo técnico exitoso de extracciones offshore (plataformas sobre el océano) del crudo en otras latitudes (Brasil como caso emblemático en la región). También toman importancia los recursos renovables, como es la actividad pesquera y la ubicación de las islas Malvinas y su valor geopolítico: tanto por su cercanía con la Antártida, como por la importancia que tiene su zona al estar cerca de la comunicación entre los océanos Atlántico y Pacífico.
En relación al petróleo, no hay aún datos confiables sobre las potenciales reservas en el Atlántico Sur, sin embargo las Malvinas se convirtieron en objetivo de muchas empresas petroleras. En 2008 los malvinenses licitaron 19 áreas y otorgaron licencias de exploración a Shell, Amerada Hess, Rockhopper Exploration, Lasmo, Falklands Oils & Gas, International Petroleum Corporation y Desire Petroleum, entre otras empresas del sector. Los cálculos más cautos dicen que en Malvinas habría 3,5 billones de barriles de petróleo. Pero el dato cobra mayor interés ya que, según el British Geological Survey, podrían llegar a convertirse en 60 billones de barriles de crudo. Si se confirman los pronósticos más favorables, las islas podrían ubicarse entre los grandes exportadores de petróleo, con reservas que superan en un 300% a las que posee Argentina.
Desde que el gobierno de las islas obtuvo la facultad para otorgar las licencias a los barcos que operen en su zona económica (150 millas náuticas alrededor del archipiélago) la pesca ocupa el 50% de la actividad económica de Malvinas. Representa el 45% (aproximadamente) de los 150 millones de dólares que constituyen el PIB de las islas, mientras que la venta de licencias pesqueras aporta cerca del 50% de los ingresos gubernamentales. Con los años, la actividad pesquera en el sur del Atlántico fue siendo cada vez más importante y las islas se encuentran ubicadas en una zona realmente estratégica para dicha actividad.
Si pensamos desde la ubicación geográfica, las Malvinas son un acceso destacado a la Antártida, fuente también de enormes riquezas minerales e hidrocarburíferas, así como también de agua y biodiversidad. Es importante marcar cómo las naciones del norte vienen armando estructuras de negocios, explotación y defensa cada vez más importantes alrededor de estas imponentes reservas naturales.
Otro de los elementos a tener en cuenta es el acceso al paso entre los océanos Atlántico y Pacífico a través del Estrecho de Magallanes. Lugar de extraordinaria importancia en la hipótesis de que por diversos motivos fuese inoperable el Canal de Panamá.
Así mismo, las Malvinas cobraron relevancia como proyección de la OTAN fuera de sus límites. Hay una base militar en Malvinas con 2000 soldados. El dato es aún más contundente si pensamos que la población de las islas es cerca de 3.150 personas (datos de 2008). Poco ejemplos de militarización tan claros hay en el mundo como éste.
Siendo importantes los debates dinamizados sobre el todavía vigente colonialismo inglés y el lamentable (e incompetente) papel de la dictadura genocida, así como la decisiva actuación del gobierno norteamericano y el nefasto rol algunos de los medios locales; los trabajadores debemos analizar -a 30 años del conflicto bélico- las islas Malvinas en tanto se ha desarrollado su perspectiva como un lugar geopolítico estratégico destacado desde lo económico y militar. Es a partir de poner el foco desde este lugar, que los trabajadores podremos pensar en Malvinas desde una visión integral.
Como última reflexión, quiero volver sobre los recursos no renovables y, en particular, sobre las empresas que explotan el petróleo en territorio continental argentino.
Unas de esas compañías petroleas es la inglesa British Petroleum. Sería interesante incorporar este dato al tema de la soberanía nacional y así poder avanzar en el reclamo integral sobre las islas. Resulta contradictorio que la discusión de la soberanía es sólo sobre Malvinas y todo lo que ocurre en el territorio continental no cuenta. A propósito de esto, también podríamos tener en cuenta la extranjerización de grandes territorios de nuestra patagonia en manos de capitales ingleses.
Por eso creemos que una política internacional integral resulta clave para defender todo el territorio nacional. De lo contrario, el debate sobre la soberanía nacional y la recuperación de las Malvinas lamentablemente pasará sin pena ni gloria; sólo como un aniversario redondo más.